Este sobresaliente científico sintetizó la noretisterona, con la que se producen los anticonceptivos. La aportación de Luis Ernesto Miramontes provocó, en los años setenta, una revolución sexual en el mundo y en la planificación familiar
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Luis Ernesto Miramontes era estudiante de posgrado de la UNAM cuando el 15 de octubre de 1951 encontró la ruta química que permitiría la elaboración de anticonceptivos orales. El chico de 26 años ayudó a provocar uno de los cambios culturales más grandes del siglo XX. Millones de mujeres podían tener relaciones sexuales sin necesidades reproductivas.
La historia de este científico mexicano es poco conocida. Se sabe que nació en Tepic, Nayarit, en 1925, lo que era entonces un ambiente rural. El chico fue educado por su mamá y una tía, que eran maestras en la localidad. Los empeños de la familia rindieron frutos cuando Miramontes fue becado por el gobierno del estado para que pudiera estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria en la Ciudad de México, entonces ubicada en San Ildefonso. Después estudió química, en la facultad de la Universidad Nacional Autónoma de México, que se encontraba en Tacuba.
En los años 40, la farmacéutica Syntex, en colaboración de la UNAM, estuvo interesada en trabajar en la síntesis de hormonas. Para los trabajos de investigación se contrató al joven estudiante Miramontes, quien dos años después logró crear por primera vez una hormona sintética, capaz de bloquear la ovulación.
La aportación de Luis Miramontes fue tan grande que se le consideró el científico mexicano más importante del siglo XX, según la Academia Mexicana de Ciencias. La patente del invento se le otorgó al equipo de Syntex, en donde también trabajaban Carl Djerassi y George Rosenkranz. Miramontes, por su parte, vivió el resto de su vida como investigador y maestro en la Facultad de Química de la UNAM.
La pastilla anticonceptiva salió primero en Estados Unidos, diez años después de que Miramontes lograra sintetizar la noretisterona. Pero la píldora provocó un revuelo en la sociedad: la iglesia católica se opuso terminantemente a que las mujeres la utilizaran; tomarla se convirtió en pecado y la excomunión se utilizó como instrumento disuasorio. A pesar de ello, el placer prevaleció y el sexo sin fines reproductivos se generalizó entre la población femenina.
Actualmente, en el mundo más de 100 millones de mujeres utilizan anticonceptivos.
Luis Miramontes murió en 2004 en México, después de haber realizado distintos trabajos científicos. Pero su trabajo es muy poco reconocido. Incluso, la familia del científico ha reclamado que se le otorgue la medalla Belisario Domínguez, sin éxito.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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