El matrimonio gay que se convirtió en lucha internacional

5 septiembre, 2020

Esta pareja hizo de su boda la punta de lanza de lo que podría ser la legalización del matrimonio igualitario en Perú. Su boda en la Ciudad de México ayuda a que se reconozcan sus derechos en sudamérica. Pero el conservadurismo, la homofobia y la iglesia católica, que podrían echar todo abajo 

Texto: José Ignacio De Alba

Fotos : cortesía Óscar Ugarteche y Fidel Aroche 

A sus sesenta y tantos años, Óscar Ugarteche y Fidel Aroche aún dedican tiempo y dinero para que puedan ser reconocidos como matrimonio. Su historia es una prolongada lucha para que se hagan valer sus derechos. Con los años, esta pareja ha logrado, sobre todo, exhibir a una sociedad timorata. 

Platico con Óscar en una videollamada. El hombre es un reconocido economista internacional, estudió finanzas en Fordham University New York, una maestría en la London Bussines School y el doctorado en la Universidad de Bergen, Noruega. Actualmente es investigador en la UNAM. 

En 2001 fue viceasesor del congreso de Perú, su país natal. Pero a pesar de sus credenciales, en la Universidad Católica de Perú, donde fue profesor durante 25 años, nunca lo incorporaron como titular, ni siquiera pudo hacer una carrera académica.

“Mis posibilidades de trabajo en el Perú que se fueron reduciendo”. dice Óscar. 

—¿Por qué?

—Porque vengo de fundar el movimiento gay.

El movimiento

En 1982 Óscar junto con muchos peruanos formaron la primera organización en defensa de los derechos de la comunidad LGBTI en su país, llamada Movimiento Homosexual de Lima (MHOL). El primer trabajo que realizaron fue tratar con la policía. En esos días, platica, agentes de seguridad entraban a las discotecas en redada y se “llevaban por centenares a gentes a la cárcel. 400, 500, 600 personas”, por su preferencia sexual.

El movimiento gay de Perú trabajó en la comisaría para sacar de la cárcel a personas que cometieron “faltas a la moral”. En aquel momento la gente se repartía volantes en lugares frecuentados por la comunidad LGGBTI con instrucciones de qué hacer si la policía los detenía. 

Óscar piensa que las sociedades latinoamericanas son “esquizofrénicas” en el tema de la sexualidad. Por un lado se profesan los valores de la familia tradicional, “tan católicos españoles”, y por otro “somos tan latinos, por dios”.

El gobierno, la iglesia católica e incluso la izquierda estuvieron envueltos en ataques en contra de la comunidad gay peruana.

Uno de los momentos más duros fue en 1989, cuando la guerrilla Movimiento Revolucionario Túpac Amaru entró al antro gay Las Gardenias, región de San Martín, tomó prisioneras a ocho personas y las fusiló frente a la población. Este crimen de odio fue el más grave cometido contra la comunidad LGBTI en Perú.

Lo que siguió fue el régimen de Alberto Fujimori que duró 10 años. MHOL salvaguardó las garantías de muchos ciudadanos en un gobierno que se distinguió por ser “anticomunista y homofóbico”.

Hoy, Óscar asegura que lo más importante del trabajo que ha realizado la comunidad gay es “un trabajo ideológico” con el que se sensibiliza a la sociedad sobre la igualdad de derechos entre los ciudadanos.

2010, el punto de quiebre en la región

El 2010 fue muy importante para las comunidad LGBTI del continente. Ese año, el gobierno de Cristina Fernández de Argentina aprobó una ley que permite el matrimonio ente personas del mismo sexo en todo su territorio.

Óscar asegura que la simpleza de la redacción en la legislación la convirtió en un ejemplo en el mundo. 

Ese mismo año, la Ciudad de México, se convirtió en la primera entidad en México en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Diez años después, todavía quedan 13 estados Durango, Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas que sólo permiten bodas civiles entre un hombre y una mujer. 

La boda: una lucha ganada y otra que comienza

Pero el 30 de octubre de 2010, Óscar  se casó con Fidel, un economista mexicano que conoció en los años 80. El juez los declaró “iguales ante la ley”. Para ellos, fue un momento impactante. «Caray, después de haber peleado treinta años por la igualdad y que un juez te lo diga, es algo muy fuerte”, cuenta ahora Óscar.

El hombre relata que los 100 asistes a la boda se emocionaron; “yo nunca vi a tanta gente llorando”. 

Esta historia de amor no sería posible sin una prolongada lucha para que se reconozcan los derechos. Sin embargo, una década después, el gobierno de Perú no ha querido reconocer el matrimonio de Óscar y Fidel.  

En 2012, la pareja buscó homologar el matrimonio en Perú. Por eso iniciaron un juicio en contra del Registro Nacional de Identificación Civil (Reniec) para que se validara el trámite en su país.

Fue hasta el 2017 que una jueza falló a favor de Óscar y Fidel. Pero increíblemente la sentencia de la jueza fue apelada por el Renic, la organismo público argumentó que el Código Civil peruano solo concibe el matrimonio entre un “varón y una mujer”.

El caso fue escalado por Óscar y Fidel al Tribunal constitucional, que ocho años después “encarpetó el caso”.

“El Estado peruano tiene prejuicio y tiene el poder”, dice Óscar, seguro de que las autoridades de justicia de Perú no quieren pelearse con la iglesia católica, por eso prefieren dejar el caso en el olvido.  

“Yo no quiero casarme en Perú, yo ya estoy casado, lo que quiero es que reconozcan el matrimonio que pasó en México”. 

insiste.

Actualmente Perú y México reconocen los matrimonios de parejas que se llevan en un país o en el otro. Excepto para las personas homosexuales… “Si eso no es discriminación, no sé que cosa es”.  

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).