Con la visita de Xóchitl Gálvez a Estados Unidos culminó la más reciente orquestación para intentar sembrar nerviosismo en ese país por la democracia mexicana. También buscó, de manera atropellada, generar simpatías en la comunidad migrante, en un momento desesperado por subir en las preferencias electorales. Pero no todo salió como pensaba
Por Étienne von Bertrab / X: @etiennista
El viernes por la noche Xóchitl se reunió con estudiantes mexicanos en el Americas Society/Council of the Americas de Nueva York. La invitación había circulado en clubes de mexicanos de universidades privadas y también públicas, aunque el perfil de los asistentes resultó bastante claro (y no solo por el color de piel). Al ingresar, algunos jóvenes mostraron su desprecio a decenas de migrantes que tras las vallas mostraban su rechazo a la candidata. Según algunos testimonios, frente al selecto grupo de jóvenes habló Xóchitl sobre todo de ella misma. Hubo espacio para preguntas. Tres nada más. Sólo se dio la palabra a estudiantes de la universidad de Columbia, donde no ingresa cualquiera. A estudiantes de piel morena de otras universidades como CUNY, que es pública, ni se les ofreció asiento en el recinto ni se les dio la palabra. La fotografía que posteriormente publicó Xóchitl Gálvez lo dice todo. O mucho.
Mientras tanto afuera, en la exclusiva Park Avenue, mujeres y hombres migrantes desafiaron el frío y el cansancio estando horas de pie gritando consignas. Estaban con ánimo alegre, pese al intento de provocación por parte de cuatro jóvenes güeritos que en algún momento salieron con pancartas sobre lo malísimo que es López Obrador. Algunos de los protestantes eran efectivamente miembros de un colectivo de simpatizantes de Morena pero que ni forman parte ni reciben nada de ese partido (es como si el prianismo contara con ciudadanos que no les fuese vergonzoso mostrar públicamente sus simpatías). También había miembros del Fondo de Mujeres Indocumentadas y de otros colectivos, así como personas sin organización pero que no querían perderse la oportunidad. Luego vino la infame salida de Xóchitl del lugar, encapuchada y por la puerta trasera. Con ello, la candidata no sólo se perdió de la oportunidad de escuchar a los protestantes e interactuar con ellos, sino que prefirió burlarse. Ella y su equipo presumieron el engaño como logro.
El escupitajo a la comunidad migrante se repitió el sábado frente al restaurante en el que se encontraba la candidata. Esta vez estuvo a cargo de Rafael Elías quien forma parte de su equipo. En plena vía pública, iracundo, este personaje tomó del rostro a uno de los miembros de la comunidad migrante gritándole “pendejo, hijo de tu puta madre”, así como otras variaciones de la mentada repetidas demencialmente. En solidaridad con el agredido los protestantes avivaron sus consignas, lanzando al aire razones del rechazo a la candidata ‘por lo que representa’. Se lo tomó, por decir lo menos, personal. Elías, excolaborador de Vicente Fox, respondió: “van a ver qué madriza les vamos a poner en la elección” para luego atenuar (según él): “todos ustedes, bola de pendejos, aunque no quieran, se van a beneficiar cuando [Xóchitl] gane”. Dado que estaba siendo grabado su pareja (o colega) le tomaba del brazo en un intento de poner fin a la grotesca escena pero nada detuvo la ira irresponsable e infructuosa de ese hombre, cuyos jefes en el Departamento de Estado, en donde ostenta ser asesor, fueron notificados por ciudadanos que exigen su remoción por crimen de odio y traición (esto último por ser funcionario de ese país). ¿De allí tal vez su ‘sincero’ arrepentimiento? O, como lo pone el monero Rapé:
Otra vergonzosa escena ocurrió afuera del restaurante Dos Marías en la zona de Yonkers. Ahí se reunieron Xóchitl y su equipo —incluyendo el diputado Idelfonso Guajardo, secretario de economía con Peña Nieto y hoy encargado de asuntos internacionales de la campaña— con ‘otros connacionales’. Aquí cabe recordar que todos los eventos fueron en espacios cerrados dadas las restricciones de la inter-campaña, de manera que hay pocos detalles de los encuentros. Pero la calle no perdona. La noticia de esta otra visita volvió a correr entre los colectivos de migrantes. A muchos en Nueva York les quedaba lejos Yonkers, muy al norte de la ciudad, pero algunos alcanzaron a llegar. Quienes protestaban afuera igualmente lanzaban consignas sobre lo que Xóchitl y los ahí reunidos representan. Finalizó la reunión y a falta de puerta trasera la candidata empleó otra táctica: correr a la camioneta que le esperaba dando brincos, como de niña alegre. Pero no, era otra vez la burla característica de Xóchitl y que jamás olvidarán quienes vivieron o vieron en video cualquiera de estos sucesos.
Más allá de estas memorables viñetas quise indagar más sobre cómo ve la comunidad migrante en Estados Unidos al México de nuestros días, así como a la oposición. Para ello hablé con Ximena Bustamante, fundadora del Fondo de Mueres Indocumentadas mencionado anteriormente (Ximena fue entrevistada durante la protesta del viernes por Los Periodistas, en Sin Embargo Al Aire). Hija de refugiados guatemaltecos en México, Ximena emigró a Estados Unidos y vive en Nueva York desde hace 13 años. Por su labor, conoce como pocas personas a la comunidad migrante latinoamericana residente en Nueva York. Para ella la visita de Xóchitl fue una medida desesperada ante las perspectivas sombrías de la oposición, buscando entre otras cosas incidir en el voto mexicano en Estados Unidos. Me contó que el equipo de Xóchitl buscó atraer a hijos de migrantes, los llamados dreamers, quienes en su mayoría decidieron no acudir a los eventos de la candidata.
Me habló Ximena de algunas cosas que ha notado en la comunidad migrante. Por ejemplo, que hay muchos menos migrantes mexicanos recién llegados pues ahora provienen más bien de otros países. Se mostró maravillada por el proceso de concientización política de los migrantes mexicanos. “En los últimos años muchos han despertado políticamente, en dos bandas: respecto a México, respecto a Estados Unidos, así como en la conexión entre ambos países.” Quienes radican en Estados Unidos (alrededor de 11 millones) son primordialmente —parafraseando a Ximena— los perdedores del neoliberalismo, y han pasado por las condiciones más abyectas y circunstancias sumamente difíciles para mantener a sus familias y comunidades. De manera que detrás de las consignas vertidas en las calles están historias personales de explotación y sacrificio. Le pregunté sobre algunas consignas que se escucharon en las protestas, como la de ‘¡Asesina!’. Para Ximena, la comunidad migrante mexicana ve una conexión simbiótica entre Xóchitl Gálvez y el gobierno de Felipe Calderón y García Luna. Para los migrantes organizados ellos representan lo mismo.
Pero este gobierno de México —comenta Ximena— ha cambiado sus realidades en al menos un sentido: la labor del gobierno en sus comunidades de origen, incluyendo los Programas de Bienestar, ha quitado el peso de las remesas para cuidados comunitarios, de forma que lo enviado les alcanza para más a sus familias (esto a pesar del tipo de cambio desfavorable). También comenta que la comunidad migrante mexicana no siente que el gobierno les use al referirse a las remesas, como lo ponen algunos analistas, como un ‘logro’, sino todo lo contrario. Ellas y ellos lo ven como un reconocimiento por su contribución a México, además de la contribución que hacen a la economía de Estados Unidos.
Ximena cuenta que la comunidad migrante organizada está decepcionada del Instituto Nacional Electoral (INE) que parece esforzarse poco en la credencialización y activación de credenciales (sin las cuales no podrán votar). A su juicio, las distintas barreras al voto de mexicanos en Estados Unidos son intencionales. Por otro lado la oposición, en ocasiones como las de esta visita, busca intervenir en el voto en el extranjero manipulando a la comunidad migrante. Esto lo hace mediante organizaciones muy bien financiadas —en ocasiones de empresarios mexicanos— con quienes mantuvo el equipo de Xóchitl encuentros a puerta cerrada.
Pero poniendo a un lado percepciones lo cierto es que en las elecciones de 2018 el 65% de los votos de mexicanos en el extranjero fueron por la coalición de López Obrador, de los cuales 77% provinieron de Estados Unidos. Dado el aprecio de la comunidad migrante al proyecto de nación en curso es probable que el respaldo sea aún mayor en las elecciones del 2 de junio. Lo que sí es que con su desprecio y sus burlas Xóchitl y su equipo podrán haber dinamitado estos días cualquier posibilidad de aumentar ‘el descontento’ entre la población migrante.
Por supuesto, más cosas y muy serias ocurrieron en la visita como el llamado abierto de Xóchitl Gálvez a la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la democracia mexicana. Pero, como lo puso Claudia Sheinbaum, en México a la democracia la cuida el pueblo, y este proceder de Xóchitl parece no hacer otra cosa que aumentar el rechazo de nuestros paisanos allá. Me imagino que Xóchitl se la pensará dos veces antes de ‘visitarles’ otra vez, pero la oposición no se cruzará de brazos y seguramente seguirá intentando manipular el voto migrante. Y el INE ¿hará lo que le toca para hacer efectivo el derecho al voto en el extranjero?
Profesor de ecología política en University College London. Estudia la producción de la (in)justicia ambiental en América Latina. Cofundador y director de Albora: Geografía de la Esperanza en México.
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