18 agosto, 2020
En entrevista con el periodista John Gibler, el sociólogo Carlos Beristáin, quien participó en el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH para el caso Ayotzinapa, desmenuza las implicaciones que tiene el hallazgo de los restos del normalista hace dos semanas
Texto: Margena de la O / Amapola
Fotos: Lenin Mosso y Franyeli García
CHILPANCINGO, GUERRERO. – Desde 2015, los investigadores del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) pidieron a la entonces Procuraduría General de la República (ahora Fiscalía General) que indagara la Barranca de la Carnicería, ubicada en el ejido de Cocula, donde fue hallado un resto óseo de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala hace casi seis años.
Los investigadores solicitaron entonces investigar una posible conexión con la desaparición de los normalistas; sin embargo, las autoridades se negaron con el argumento de que ese hallazgo correspondía a otra averiguación previa.
Esta precisión la hace el médico y sicólogo Carlos Beristain, uno de los miembros del GIEI, en una entrevista en video con el periodista John Gibler, autor del libro Una historia oral de la infamia. Los ataques contra los normalistas de Ayotzinapa, para el sitio A dónde van los desparecidos, dedicado a la “investigación periodística y análisis sobre las lógicas de la desaparición de personas en México”.
Los expertos del GIEI realizaron investigaciones en México sobre el caso Ayotzinapa de marzo de 2015 a abril de 2016.La entrevista de unos 50 minutos, ocurrió el 23 de julio pasado, a los 16 días de que la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa informó que los restos humanos analizados por el Instituto de Genética de la Universidad de Innsbruck, en Austria, correspondían al normalista originario de Tixtla.
El hallazgo confirmado el 7 de julio por las actuales autoridades, de alguna manera sepulta la llamada “verdad histórica”.
Esta es la entrevista.
— ¿Cuál fue el hallazgo, qué fue, cómo fue y qué importancia tiene para la investigación del caso?
— El hallazgo es clave para la investigación y viene del trabajo que ha hecho la Fiscalía en el último año y unos meses. Lo que muestra son varias cosas, primero, cómo se pueden ir dando pasos serios en la investigación buscando otras fuentes y otras maneras de investigar que promuevan que tengamos entre las manos resultados fiables, fidedignos. Por otra parte, en el lugar dónde se encontró el resto, el hueso de Christian, es otro lugar, y no sólo en términos de geografía, si no también es otra historia que está en proceso de corroboración y de contraste.
— Como resultado de su año de investigación (marzo de 2015 a abril de 2016), presentado en dos informes, los miembros del GIEI desecharon la historia del basurero de Cocula, donde tiene origen la verdad histórica del gobierno de Enrique Peña Nieto.
— Bueno, se demostró que ahí no había pasado y también la inconsistencia de la llamada versión histórica basada en las declaraciones. Esas declaraciones tenían numerosas contradicciones. En el segundo informe señalamos que muchas de esas personas habían sufrido tortura y después el Alto Comisionado (de la ONU) lo demostró. Los jueces de Tamaulipas consideraron inválidas esas declaraciones, y todo eso es un conjunto de hechos fácticos que demuestran que esa verdad, que esa historia no sucedió.
— ¿Dónde queda la Barranca de la Carnicería en relación al basurero y a la cabecera del municipio de Cocula y cuál fue el antecedente de ese lugar en el proceso de la investigación?
— Ese lugar queda antes del basurero. En línea recta queda a unos 800 u 850 metros. Es un lugar que en parte se había explorado, por lo que nosotros supimos después, cuando fuimos a ver restos que estaban en la PGR, estamos hablando de abril, más o menos mayo del año 2015. Ahí encontramos unos restos y cuando le dijimos al fiscal, estos restos están sin procesar, habría que procesarlos, nos dijo, bueno, es que esto es otra averiguación previa.
Es un lugar que nosotros también visitamos en su momento y señalamos que habría que investigarlo más en profundidad, visto que ahí había algunas señales de pequeños incendios. Había un testimonio de Miguel Ángel de UPOEG, que dijo que ahí había restos humanos. Una persona que después fue asesinada, desgraciadamente.
Lo que ha ido demostrando la práctica y la investigación es lo que nosotros dijimos en ese primer y segundo informe. Se ha ido demostrando que es cierto, con nuevos elementos, pero totalmente se ha comprobado.
(El GIEI detectó pruebas fragmentadas en la indagación oficial. Miguel Ángel Jiménez Blanco, coordinador regional de la UPOEG, descubrió un complejo problema de desaparición forzada en Iguala. El actual gobierno federal tiene como base en la investigación del caso Ayotzinapa las líneas de investigación que planteó el GIEI en sus dos informes).
— En la Barranca de la Carnicería se realizaron diligencias anteriormente, ¿hay restos que se encontraron que no han sido procesados y analizados?
— Había restos en su tiempo que no habían sido analizados, porque estaban, como te digo, en otra averiguación previa. Quizá es lo que analice la Fiscalía.
—¿Tomas Zerón de Lucio (responsable de la investigación del caso Ayotzinapa en el gobierno federal anterior) está siendo buscado por desaparición forzada, qué elementos hay en su contra?
— Los elementos que sostiene la Fiscalía tienen que ver con que se dio un ocultamiento de pruebas, una tergiversación de las pruebas, de diligencias de la Fiscalía que se hicieron sin permisos, sin el cuidado necesario, sin protección de la zona ni de las evidencias que ahí se recogieron en la investigación de un caso de desaparición forzada. Además, la persona que fue llevada allá sin abogado había sufrido tortura.
Hay que tener en cuenta que, además, en el río San Juan se encontró supuestamente una bolsa en la que aparecieron restos humanos incinerados, y entre ellos un resto diferente al otro conjunto, en base al cual se identificó a uno de los normalistas, Alexander Mora Venancio, otro de los 43.
— Y que además hay fuertes indicios, elementos, evidenciaste de que ese fragmento de hueso encontrado o que apareció en ese lugar fuera sembrado.
— Nosotros no hemos dicho eso. No sabemos. Nosotros hablamos con los hechos no con las opiniones o con las posiciones. Lo que sí era evidente es que ese resto era distinto a los restos que aparecieron en esa bolsa.
[Como pieza de la pasada investigación, Zerón realizó el 28 de octubre de 2014 a orilla del río San Juan, de Cocula, acompañado de Agustín, el Chereje, un presunto miembro de Guerreros Unidos, quien habría declarado que los estudiantes normalistas fueron asesinados y sus restos quemados y arrojados al río. Christian y Alexander son de los únicos normalistas desaparecidos de quienes se han encontrado e identificado algunos restos óseos].
— Podrías contarnos un poco de cuáles son los elementos más importantes de ese análisis, de lo que tenemos muy documentado de los hechos en la calles de Iguala y los alrededor antes de las once y media de la noche.
— Lo que hicimos desde el principio fue tomar testimonio de chavos, investigar lo que estaba en el expediente, tomar testimonios de personas que estaban encarceladas: la policía, (gente) del narcotráfico. Revisar todas las declaraciones que ya estaban para hacernos una idea. (…) La historia que se contaba era la historia del basurero y del narcotráfico, pero la policía desaparecía del escenario.
Cuando empezamos a hablar con la Seido (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) sobre el caso y empezamos a ver que no estaban encauzados por desaparición forzada sino por secuestro, el fiscal nos dijo que no nos preocupemos que la pena del secuestro era mayor, y nosotros dijimos sí nos preocupamos porque hablar de secuestro invisibiliza la responsabilidad de agentes del Estado, que han sido los que llevaron a cabo el operativo.
Después descubrimos que estaban las policías de Iguala, Cocula, Huitzuco. Lo que se ha ido descubriendo es que había hasta cinco policías. También está involucrada la Policía Estatal, hay elementos de la Policía Federal involucrados, y también supimos que había agentes de inteligencia militar en las dos grandes escenas: la avenida Juan Álvarez y la del puente del Chipote, la del Palacio de Ciudad Judicial.
— El llamado quinto camión, el de la Estrella Roja, curiosamente ese es único camión de los seis que salió sin recibir un solo disparo de la ciudad de Iguala, y se fue hasta Cuautla, Morelos. Y luego ustedes, cuando pregunta dónde está ese camión les dicen que no existe. (…) ¿Pudiera haber llevado ese camión algo de tal valor que desatara ese operativo? ¿Sigue siendo para para ti, para ustedes una pregunta clave en la investigación?
— Sigue siendo una pregunta clave, obvio, porque no ha habido una respuesta efectiva.
El GIEI detectó indicios del tráfico de droga de Iguala a Chicago, sobre todo de heroína, a través de autobuses que hacen esa ruta. De Iguala salen viajes directos hasta esa ciudad de Estados Unidos.
Beristain menciona en la entrevista que supieron que cada viernes salía un autobús cargado de esa sustancia ilícita. Lo que es posible sólo con esquema y relaciones estructurales que protegen el negocio.
Un dato importante es que el 26 de septiembre del 2014 fue viernes.
En la anterior investigación oficial de la PGR no aparecía el quinto autobús ni de manera física ni como modus operandi, pero los miembros del GIEI encontraron indicios de él por declaraciones de los normalistas y por video donde quedaron registrados sus movimientos. Además de que en los recovecos del expediente hallaron una declaración manuscrita del chofer de ese camión con detalles de su participación en la escena de la noche de Iguala, quien en una siguiente declaración presencial se contradijo.
Gibler descubrió por todos los testimonios que recabó para construir Una historia oral de la infamia el quinto autobús. Fue una de las aportaciones tempranas desde el periodismo.
Como parte del trabajo para el micrositio Las tortugas puede volar. el equipo de AMAPOLA contactó al chofer del quinto autobús y platicó sobre las contradicciones de sus declaraciones.
Ahora, la investigación ya cambió de narrativa y, a sugerencia de Beristain, así debe seguir, pero sobre todo basándose en pruebas objetivas y contrastadas para saber cuáles fueron las circunstancias y actuaciones que generó la desaparición de los normalistas.
Gibler le plantea que de continuar así se evidenciará el mecanismo institucional de la desaparición forzada, pero Beristain contesta que será más que eso, porque existe la posibilidad de dejar el ejemplo de un mecanismo de investigación efectivo y de buenas prácticas.
Este trabajo fue publicado originalmente en AMAPOLA, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original
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