El fortalecimiento de la agenda ultra-conservadora en América Latina está aparejada con el avivamiento de tanques de pensamiento. La derecha latinoamericana está reagrupada y los círculo concéntricos guían hacia España
Por José Ignacio De Alba / @ignaciodealba
Políticos y líderes de la ultra derecha latinoamericana viajan a España, llámese Javier Milei, Felipe Calderon o José Antonio Kast. Asisten a conferencias, se regodean con el conservadurismo español y vuelven a América Latina con el maletín llenos de ideas y contactos. No es casualidad, desde España se articula una red que busca incidir políticamente en la región.
Los tanques de pensamiento o think tanks, son centros de investigación que reúnen a personajes de la cultura, la política, los medios, la academia y la ciencia. La intención es influir sobre los procesos políticos en la región. Si bien estos centros pueden adherirse a cualquier ideología, lo cierto es que la derecha ha encontrado en estos “laboratorios de pensamiento” una plataforma eficaz.
No es una historia nueva. Desde los años ochenta Atlas Network (con sede en Estados Unidos) impulsó la creación de varios tanques de pensamiento en la región, todos estos estuvieron ligados a la derecha latinoamericana, inclusive las dictaduras del Cono Sur utilizaron estos sitios para diseñar políticas públicas.
Los think tank aparecen y desaparecen, pero desde el 2005 han resurgido con fuerza en la región. No es casualidad que haya sido después del ciclo progresista latinoamericano, digamos es su reacción. El neoliberalismo se volvió resiliente, en gran medida, gracias a los tanques de pensamiento.
Hay decenas de think thanks en la región, Cedice (Venezuela), CepChile, ANFE (Costa Rica), CIEN (Guatemala), IPEA (México), Fundación Para la Libertad (Argentina). Este último centro de pensamiento ha jugado un papel crucial en el asesoramiento y ascenso al poder de Javier Milei, como lo fue importante en el gobierno de Mauricio Macri y hasta de Sebastian Piñera.
Buena parte de estos centros están apalancados por la Fundación Internacional Para la Libertad (con sede en España), cuyo director es Mario Vargas Llosa. El dinero obtenido por esta fundación proviene de un centenar de empresas españolas, todas con grandes intereses en América Latina.
En México la incidencia de think tanks es mucho menor. Pero hay ligas interesantes y sencillas de seguir. Por ejemplo, el director del centro para América Latina de Atlas Network, Roberto Salinas León, es también asesor editorial de Televisión Azteca. Otro hilo que llega a la televisora de Ricardo Salinas Pliego es Sergio Sarmiento, quien es asesor de la Fundación Internacional Para la Libertad.
Ricardo Salinas Pliego posee su propio centro de pensamiento llamado Caminos de la Libertad. Habría que investigar de qué manera esta organización influye en los gobiernos del país. Por lo pronto, queda en relieve su poder para influir en la opinión pública.
No deja de ser interesante el caso mexicano, buena parte de la incidencia de políticas neoliberales se da a partir de organizaciones no gubernamentales. Consabido el caso de Claudio X. González y la constelación de organizaciones a su servicio.
Una característica clásica de los tanques de pensamiento es que tienen una renuncia a instituirse como partidos políticos. La deriva de las organizaciones políticas es cada vez más azarosa, en cambio un “centro de pensamiento” o hasta una Ong promete una supervivencia mayor, una incidencia de largo alcance.
María Corina Machado y Javier Milei tienen, al menos, dos cosas en común: son parte de la nueva derecha latinoamericana, pero también ambos fueron apoyados por tanques de pensamiento conservadores.
Ambos políticos se promueven como outsiders, no pertenecen a partidos políticos tradicionales. Aparentan una renovación en la política, pero en realidad son personajes con un ideario bastante convencional. Ambos, son producto del accionar de tanques de pensamiento en la región.
La Libertad Avanza de Javier Milei es un partido político aparentemente nuevo, pero la incidencia que tiene Fundación Libertad no es menor. Machado, antes de intentar participar en las elecciones venezolanas tuvo vínculos con este tanque de pensamiento argentino los últimos veinte años.
Vale la pena pensar en los think tank, no para alimentar un ánimo conspirativo. Sino para entender las características que tiene el engranaje político en la región. Incluso, para entender el papel que juegan los medios de comunicación en la difusión de ideas neoliberales.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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