Texto: Arturo Contreras Camero. Foto: Prensa AMLO. Ximena Natera.
Una hora duró la reunión entre el equipo del virtual presidente y los representantes del gobierno de Estados Unidos. . Se trata de la comitiva de más alto nivel que Donald Trump ha enviado a México, y lo hace a la casa de campaña del virtual presidente electo. Un gesto para reconocer la contundente votación que de Andrés Manuel López Obrador. El candidato ganador mandó un mensaje de vuelta a Washington: el nuevo gobierno mexicano será muy distinto al que Trump acostumbra maltratar
La reunión, que dura poco más de una hora, es el primer acercamiento que tiene el gobierno de Estados Unidos con la que será la administración de López Obrador. No es poca cosa; ésta es la comitiva de más alto nivel que ha enviado el país del norte a México: tres secretarios de Estado y el principal asesor del presidente Estadunidense, y lo hace a la casa de campaña del presidente electo, en un domicilio de todos conocido en la colonia Roma.
En la casa se reúnen: Mike Pompeo, secretario de Estado de EU; la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen; y el secretario del Tesoro Steven Mnuchin. Además, se encuentra Jared Kushner, yerno de Trump y su principal asesor. Sostienen una reunión con el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, y el equipo que ha designado para ocupar las secretarías pertinentes: Marcelo Ebrard, en Relaciones Exteriores; Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación; Alfonso Romo, de la Oficina de la Presidencia; Alfredo Durazo, que se encargará de Seguridad; Carlos Urzúa para Economía; así como Martha Bárcenas y Jesús Seade, futuros embajadores.
Unos minutos después de que termina el encuentro, Marcelo Ebrard hace un breve resumen a los reporteros. Lo hace en un salón de fiestas a unas cuantas cuadras de la casa de campaña, y que se ha vuelto la improvisada sala de conferencias de prensa del futuro equipo presidencial.
Ebrard asegura que fue un encuentro “de muy buen ambiente; con un diálogo ágil, incluso cálido”. Luego apuntala: “No abordamos a detalle los temas, que eran muchos, pero el presidente electo ha entregado una propuesta de bases de entendimiento con los Estados Unidos y en especial con la administración Trump para los próximos años”.
A pesar de que el contenido de la propuesta no se dio a conocer a cabalidad –pues están esperando que llegue a manos del presidente Donald Trump–, Ebrard adelantó que la propuesta se basa en cuatro ejes principales: La renegociación del Tratado de Libre Comercio, las políticas de desarrollo para México durante el próximo sexenio, el cuidado de la migración en el país y la incorporación de una nueva política de seguridad.
“Son los principales cuatro campos de la relación México–Estados Unidos. El primero tiene que ver con el comercio y el TLC, el segundo con la perspectiva de desarrollo en los próximos años, y cómo se busca que nadie en México tenga que emigrar por pobreza o inseguridad”, apuntó Ebrard.
“Se trata también el tema de incluir a los países de Centroamérica en un esfuerzo importante de desarrollo. También se establece que podrá haber un cambio en el futuro, muy fructífero, en materia de seguridad”.
La entrega del documento con las propuestas marca una actitud proactiva y marca el ritmo con el que abordará la relación binacional el equipo de gobierno del tabasqueño. Asimismo, de acuerdo con las palabras del exjefe de gobierno de la Ciudad de México, representa el reconocimiento del gobierno de Estados Unidos a la presidencia de Obrador.
“Esperamos que las próximas semanas tengamos una respuesta de la administración Trump”, dijo casi al final de su mensaje Marcelo Ebrard, al explicar que no se abordó ninguno de los temas de la propuesta a profundidad.
Un final abierto para un encuentro que generó gran expectativa, como lo demostró una docena de migrantes deportados que se manifestaron afuera de la casa de Chihuahua 216. El grupo, parte de la organización Otros Dreams en Acción, repartía una carta que esperaba hacer llegar al virtual presidente electo. “Nosotros tenemos una serie de propuestas para el gobierno entrante, y pues queremos denunciar las políticas racistas xenófobas de Estados Unidos”, decía una de ellas en una bocina.
En su carta, se exhorta a que el gobierno mexicano tome un papel activo en la atención de la población binacional de migrantes retornados, pues hasta el momento, pese a las acciones anunciadas por los actuales gobiernos, ellos aseguran que no reciben ninguna concesión por parte de las autoridades nacionales.
Durante el encuentro, un güero alto, corpulento, con un traje impecable y una banderita de Estados Unidos en la solapa, hace como que escucha con atención, sin dejar de fruncir el seño. Frente a él, un policía mexicano, considerablemente más bajo, habla muy seriamente. Parece un fútil ejercicio de comunicación entre el oficial y el agente del Servicio Secreto estadunidense.
Después de un rato, los dos asienten y se separan. Los güeros no dejan de ir de aquí para allá entre las decenas de policías que cercan la calle de Chihuahua, en la colonia Roma. Parece que no hay mucho entendimiento entre las dos corporaciones, pero aun así, logran establecer un perímetro infranqueable para la casa de campaña de AMLO.
A pesar de que en días anteriores, organizaciones civiles y ciudadanos comunes se han podido acercar a la puerta de la casa de transición para dejar sus peticiones al próximo gobierno, hoy esos espacios están cerrados. Hoy, solo hubo ojos para la reunión de alto nivel.
Y en esa mirada no aparece el presidente en funciones, Enrique Peña Nieto quien también se reunió con la delegación estadounidense apenas llegaron a Ciudad de México.
Pero el impacto de su encuentro en medios tradicionales y redes de internet fue menor al que Pompeo sostuvo con el ganador de las elecciones presidenciales.
Incluso el secretario de Estado pareció resaltarlo con un mensaje en Twitter apenas al aterrizar en la capital mexicana. “Me complace visitar México en mi primer viaje como Secretario de Estado”, escribió.
“Gracias al presidente Peña Nieto por dar la bienvenida a nuestra delegación. Esperamos con ansias conocer al presidente electo López Obrador”.
En la diplomacia como en la política interior de muchos países, sobre todo latinoamericanos, los gestos y actitudes son fundamentales. Y en este caso el mensaje desde Washington fue claro: el personaje que les importa no vive en Los Pinos.
Murió el Rey. Viva el Rey.
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