Un agujero de cerca de 100 metros de diámetro se abrió paso entre terrenos de cultivo y una casa en Santa María Zacatepec, Puebla, muy cerca del aeropuerto de Huejotzingo. Al día de hoy el socavón sigue creciendo y nadie sabe todavía por qué apareció
Por Aranzazú Ayala Martínez* / @aranhera
Fotos: Marlene Martínez y Emilio Ramos
JUAN C. BONILLA, PUEBLA.- Cualquier película de ciencia ficción y desastres naturales épicos no le pide nada al escenario de los campos en Santa María Zacatepec, municipio de Juan C. Bonilla, a 21 kilómetros de la ciudad de Puebla, donde un día, sin más, la tierra se abrió.
A pocos metros de llegar, sobre el camino de terracería flanqueado por policías estatales, se puede ver la escena: vallas metálicas con cinta de “peligro”, roja y amarilla, policía estatal, Protección Civil, militares y Guardia Nacional, casas de campaña, un camión con una antena y decenas de personas con cámaras, sillas, sombrillas, celular y hasta binoculares que llegan a observar el extraño agujero en la tierra, que está a punto de tragarse una casa.
Todo empezó el sábado 29 de mayo, cerca de las siete de la noche, los vecinos escucharon una explosión, cuentan, como de una bomba, un sonido muy fuerte. El señor Baltazar y la señora Maricela corrieron a la casa de sus compadres, la familia Sánchez Xalamihua, que vive en la casa junto a la que se formó el agujero desde las entrañas de la tierra.
Primero se abrió una grieta, como una línea, y después empezó a agrandarse y a tomar forma circular. Los vecinos corrieron lejos de ahí y el extraño hundimiento fue creciendo. El teléfono de la hija del señor Baltazar captó todo desde el inicio: se ve el pasto verde muy brillante desde donde sale una línea negra que empieza a extenderse, primero con lentitud y de pronto un estallido que se desgaja. La cámara tiembla, se voltea, se escuchan los gritos de sorpresa de unas niñas.
Desde el domingo la zona fue cercada y comenzaron a llegar autoridades: protección civil, seguridad pública e investigadores para vigilar la zona y tratar de descubrir qué produjo el hoyo que, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), hasta el 3 de junio medía 4 mil 862 m2, tenía un diámetro de 86 por 73 metros y una profundidad de 20m aproximadamente.
El socavón ya dejó a los seis integrantes de la familia Sánchez Xalamihua sin casa y, según su propio testimonio, sin ingresos, aunque no detallaron la razón. Además, hay al menos otras cuatro viviendas muy cerca del radio acordonado que ya empezaron a agrietarse, denunciaron sus propietarios. Y no saben si es por el agujero, pero todos los días han sentido un movimiento de la tierra, como temblores, y viven en la incertidumbre de no saber qué pasará porque el socavón crece cada día más.
Por si fuera poco, el miércoles 2 de junio la familia Sánchez Xalamihua fue víctima de extorsión. Recibieron una llamada a su celular, presuntamente del gobierno de Nuevo León. Les decían que les depositarían 35 mil pesos pero necesitaban primero enviar copia de sus documentos oficiales y hacer un pago de dos mil pesos.
La familia exige que se encuentre a los extorsionadores y se haga justicia, mientras se preguntan cómo pueden hacerles eso cuando acaban de perder todo su patrimonio.
Las autoridades de Puebla han dado informes diarios sobre el fenómeno, pero sin ofrecer una razón concreta. La titular de la Secretaría de Medio Ambiente dijo en rueda de prensa que una posible causa es el reblandecimiento de las tierras de cultivo por la existencia de un jagüey (una suerte de estanque o pozo natural) que pudo haber sido tapado.
El gobierno estatal anunció que ya había un grupo de expertos revisando la zona pero que no sería en un lapso menor a los 30 días cuando se terminaran los estudios para determinar las causas del fenómeno.
En entrevista para LADO B, Alejandra López García, del Centro Universitario Para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), dijo que es aventurado dar un motivo hasta que se hagan los estudios pertinentes.
Sin embargo, la especialista, que ha estudiado la zona desde hace años por el tema del Gasoducto Morelos, parte del Proyecto Integral Morelos (PIM) que pasa en la comunidad, dijo que desde la revisión preliminar que hicieron identificaron un par de cosas. La primera es que no vieron agua sucia dentro del socavón, por lo que se puede suponer que es agua limpia y eso descarta por ahora una posible ruptura de ductos.
Otro punto importante es que los suelos de la región, a simple vista, son producto de distintas erupciones del volcán a lo largo de la historia. Es decir, son suelos no pedregosos, arenosos y no consolidados, que tienen mucha capacidad de retener humedad.
Rogelio Hernández Vergara, doctorante en Ciencias de la tierra en el Instituto de Geología de la UNAM, especializado en tectónica, geología estructural, cuevas y karst, dijo en entrevista para LADO B que este tipo de fenómenos, conocidos como dolinas, pueden aparecer por disolución de rocas, capas de roca que colapsan. También una causa es la subsidencia (hundimiento progresivo de una superficie causado, entre otras cosas, por el movimiento de las placas tectónicas) que se da en planicies volcánicas, como en la que se encuentra Zacatepec.
Lo que pasa, explicó, es que como son suelos no cohesivos, es decir, que no están solidificados, cuando se humedece el sedimento se puede desgajar, porque es muy blando. Esto puede estar pasando en la zona por el tipo de suelo, además de que es importante tomar en cuenta la sismicidad de toda la región. El doctorante de la UNAM aclaró que el fenómeno puede ser multifactorial y otra posible teoría es la compactación del terreno.
“Cuando extraes agua de manera excesiva y estos poros que están entre los sedimentos van dejando su espacio, van compactándose; si quitas el volumen de agua, este material va asentándose y por ende va generando un socavón o un hueco”, dijo.
Desde el punto de vista geológico, otra posible explicación es que sea una cuenca sepultada, y los cambios de flujo subterráneo y velocidad del agua empiezan a erosionar internamente la roca. A este fenómeno, explicó el geólogo, se le conoce como erosión inversa y en estos casos el agua va socavando de abajo hacia arriba y genera un colapso. Como el material que está en la parte superficial no está compactado, cae en el agua y se va.
La investigadora del Cupreder mencionó que es muy importante revisar, después de tener los estudios detallados del suelo y la tierra, qué hay añadido en el territorio que pueda estar interfiriendo o modificando estos escurrimientos, como parques industriales o infraestructura de drenaje.
“El otro resultado es que podamos con este evento aprender más, a la mala, tristemente, de los delicados equilibrios hidrológicos y edafológicos [ciencia que estudia el suelo] como para que pensemos con más cuidado cómo vamos induciendo los cambios de uso de suelo que afectan, y cómo afectan en esta región”, dijo.
Algunos pobladores no descartan que obras como el Gasoducto Morelos o la presencia de empresas como Bonafont y las textileras, que extraen agua del subsuelo, tengan que ver, pero hasta ahora son meras especulaciones.
Hay que reiterar que la investigadora del Cupreder y el investigador de la UNAM insistieron en que todo lo que dijeron son posibles causas, y al momento no hay nada explicado ni ninguna conclusión; ambos coincidieron en que se debe estudiar a detalle lo que pasa y sería aventurado dar una razón definitiva de lo ocurrido.
Santa María Zacatepec es un pueblo que se ha distinguido por su organización social y resistencia para defender el territorio. La radio comunitaria Zacatepec fue saqueada en 2014 por el gobierno federal, cuando sus integrantes estuvieron cubriendo día a día la resistencia contra el Gasoducto Morelos, parte del Proyecto Integral Morelos (PIM), cuya tubería pasa a escasos 270 metros del socavón.
Después, en 2019, empezaron una lucha para defender el río Metlapanapa y evitar que las empresas textileras y armadoras del corredor industrial en los límites de Juan C. Bonilla y Huejotzingo -donde se ubica el aeropuerto- descargaran sus desechos en el cuerpo de agua. En ese momento instalaron un plantón a orillas del río, que ahora es punto de referencia para encontrar el socavón, pues está del otro lado de la carretera.
Y apenas hace unos meses clausuraron la planta de Bonafont en el municipio, señalando a la embotelladora de saquear el recurso hídrico de la comunidad. Afuera de las instalaciones tienen otro plantón permanente al cual se han sumado comunidades de municipios aledaños como Coronango, Cuautlancingo y San Pedro Cholula.
Ahora el socavón, que ha crecido en promedio 18 metros por día desde su aparición el sábado 29 de mayo, es otro punto de referencia de la comunidad, y un punto de riesgo para las familias que viven alrededor.
El mismo miércoles 2 de junio el gobierno del estado conformó una comisión intersecretarial en la que participan la Secretaría de Gobernación; Medio Ambiente; Desarrollo Rural; Infraestructura y la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento del Estado de Puebla (Ceaspue), para dar seguimiento a la familia damnificada y al fenómeno en sí.
Personal de protección civil tanto estatal como municipal ha hecho algunas inspecciones a las casas más cercanas, en cuyos patios y azoteas sus habitantes ya instalaron sillas desde donde ven todo lo que pasa en el socavón.
Baltazar y Marisela, que viven muy cerca de la carretera, frente al socavón, a un lado de su sobrino Alejandro, están constantemente en la incertidumbre. Aunque Marisela dijo el jueves que ya había podido dormir un poco mejor porque no hubo muchos ruidos ni movimientos en la noche, todo es incierto.
*Esta nota fue realizada por el equipo de LADO B, que forma parte de la Red de Periodistas de A Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.
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