El Ché y Fidel contra la derecha en la Cuauhtémoc

20 julio, 2025

La alcaldesa Rojo de la Vega ordenó la remoción de las estatuas del Che y Fidel en la Tabacalera, aún cuando documentos prueban que su instalación contaba con permisos. Activistas exigen su regreso y denuncian un mensaje anticomunista. La historia revela por qué estos revolucionarios tienen un vínculo clave con México

Texto y fotos: Camilo Ocampo

CIUDAD DE MÉXICO. – Dos manchas de óxido sobre una banca es todo lo que queda de las estatuas del Che Guevara y Fidel Castro en el Jardín Tabacalera, de la Ciudad de México. El gobierno de la Alcaldía Cuauhtémoc, encabezado por Alessandra Rojo de la Vega, ordenó su retiro por no contar con los permisos ni los trámites necesarios, argumentando que «ni el ‘Che’ ni Fidel pidieron autorización para instalarse en Cuba… y tampoco en la Tabacalera».

La decisión de la alcaldesa, más que una obra pública, refleja su agenda conservadora y simboliza una disputa ideológica enraizada en el Centro Histórico, pero que se extiende por toda la capital.

En entrevista con Pie de Página, Ángel Chávez Mancilla —doctorando en Historia por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, director del periódico El Machete del Partido Comunista de México y colaborador en la sección de opinión de La Jornada— explica:

«Alessandra Rojo de la Vega, en el caso de la Alcaldía Cuauhtémoc, representa una de las alcaldías gobernadas por lo que algunos consideran la oposición al gobierno de Morena, alineada con el PAN y el PRI en la ciudad. Su gestión tiende hacia posiciones más reaccionarias y de derecha».

La ciudad y sus historias

El monumento que retiró la Alcaldía marca un sitio cercano al lugar donde los revolucionarios se conocieron. El Che llegó a México en 1954, tras formarse como guerrillero en Guatemala y presenciar la caída de Jacobo Árbenz por la CIA.

En la capital, conoció a Fidel y Raúl Castro, quienes habían llegado un año antes tras el asalto al Cuartel Moncada. También se reencontró con la economista peruana Hilda Gadea —su futura esposa—, quien lo introdujo a los círculos izquierdistas.

Mientras esperaba una visa para Estados Unidos, el Che trabajó como fotógrafo en Chapultepec y la Agencia Latina, cubriendo eventos como los Juegos Panamericanos de 1955. Más tarde, ejerció como médico en el Hospital General.

Fue en la calle Emparán 49 —a metros de donde estaban las estatuas— donde Fidel y el Che se conocieron en julio de 1955. El edificio, hoy clausurado y en deterioro, fue hogar de la cubana María Antonia González, cuyo esposo, el luchador Dick Medrano, entrenó a los revolucionarios.

Su preparación incluyó prácticas guerrilleras en Chalco, bajo la instrucción del militar español Alberto Bayo. En 1956, la DFS detuvo a 20 miembros del Movimiento 26 de Julio, pero todos fueron liberados, excepto el Che, quien declaró abiertamente su ideología comunista.

Tras su formación en México, en 1956 partieron a Cuba en el yate Granma para iniciar la revolución.

Retirar las estatuas fue un acto autoritario

Seguimos con la conversación con Ángel Chávez Mancilla:

—¿Cuál es el mensaje político detrás de quitar las estatuas?

—El mensaje que envía Rojo de la Vega no es aislado. Recientemente, ha participado en reuniones en España con la Fundación Internacional para la Libertad, que agrupa a políticos reaccionarios de derecha. Lo que busca transmitir es un autoritarismo y una arbitrariedad en su forma de operar.

«De hecho, consideramos que su afirmación en el video —donde decía que las estatuas no tenían permiso y por eso se retiraban— esconde, tras argumentos burocráticos ya desmentidos, una acción arbitraria. El Comité de Monumentos y Obras Artísticas de la Ciudad de México sí había autorizado su instalación. Esto fue un acto de autoritarismo por parte de la alcaldesa».

—¿Qué busca al enviar este mensaje?

—Intenta posicionarse en la derecha y ganar simpatizantes entre sectores reaccionarios. Su retiro de las estatuas es un acto mediático que demuestra ignorancia: desconoce el vínculo histórico de solidaridad entre México y Cuba. En su entrevista con Ciro Gómez Leyva, quedó clara su prepotencia y falta de dimensión política. Insiste en que fue «correcto», reforzando su postura reaccionaria.

—¿Qué dice el Partido Comunista de México al respecto?

—El Partido Comunista de México exige la reinstalación de las estatuas en su lugar original y una sanción para la alcaldesa por este acto arbitrario, que además refleja anticomunismo.

«Como decía la presidenta Claudia Sheinbaum, no deben ser reubicadas, sino restituidas donde estaban, porque tenían permisos y porque ese sitio simboliza el encuentro del Che y Fidel en México. Para nosotros, representa la solidaridad de México con Cuba y su papel en la Revolución Cubana.

«Las organizaciones de izquierda deben confrontar estas expresiones de derecha. Hoy, cualquier gobierno burgués —incluido Morena— es reaccionario, pues se opone al socialismo. Debemos enfrentar al PAN, PRI, PRD y demás partidos capitalistas en todas sus formas».

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