En la última película de Claudia Sainte-Luce, un niño de siete años es secuestrado a las afueras de su unidad habitacional. El camino de Sol traza el declive psicológico de la madre y la injusticia del sistema mexicano que la abandona en su sufrimiento.
Texto: Richard Godin
Foto: Cortesía
CIUDAD DE MÉXICO.- Se llama Christian y tiene siete años. Pero para su madre, él es Toti. La complicidad entre ambos es evidente desde las primeras imágenes. Sol es secretaria en una consulta de ginecología, es madre soltera y vive en su piso. Pero al principio de la película, Sol y Toti están en un coche en medio de la noche, aparcado en el estacionamiento de una residencia. Resulta que están al pie del edificio donde vive el padre, que parece olvidar que tiene un hijo. Cuando por fin baja a reunirse con ellos, los pocos segundos (o minutos, nunca se sabe en estos momentos) que habla con Sol, aparece una furgoneta negra en el aparcamiento y secuestra a Christian. Son las 6:19 de la mañana de un domingo.
Comienza el infierno que sigue a una desaparición: la espera, los avisos de búsqueda, la culpa, la rabia, el sufrimiento y la fatiga. Pero también la total falta de apoyo de la policía que, a pesar de la matrícula dada por Sol y de la presencia de una cámara de seguridad, dice que no puede hacer nada. ¿La razón? La falta de dinero para pagar una investigación en un sistema mexicano corrupto hasta la médula.
Aunque la pareja vuelve a estar unida tras el abominable episodio que vivieron juntos, Sol sigue estando sola. Encerrada en sí misma, debe enfrentarse a la cobardía del padre, que prefiere ahogar sus remordimientos en alcohol antes que ayudarla a cobrar el rescate. Aunque pagar es la única posibilidad de volver a ver a su hijo con vida. Una abogada cliente del ginecólogo le dice.
A partir de entonces, Sol que parece tan valiente y decidida en la búsqueda de su hijo, pierde cada vez más la cabeza. Su madre no deja de llamarla y su vecina quiere enviarla al templo, donde los religiosos pueden ayudarla. Estos charlatanes le hacen perder tiempo y dinero, pero también la acompañan en su locura dándole la esperanza que busca rezando. De fracaso en fracaso, Sol resuelve cobrar el dinero, la única opción real para encontrar a su hijo.
Dirigida por la formidable Anajosé Aldrete Echevarria (Sol), la película es impresionante. La actriz da vida majestuosamente al camino de la madre hacia la locura y nos transporta en un torbellino de sentimientos que chocan : tristeza, lástima, vergüenza, compasión. Filmada con una increíble proximidad, nos convertimos en actores de la caída de esta madre en los momentos más delirantes. De principio a fin, la atmósfera es asfixiante y se sale de la proyección conmocionado. La película es brillante en su relato de una víctima de la inseguridad, de la injusticia que corrompe el sistema mexicano y de un duelo interior que lleva a lo peor.
Una noche, Sol recoge a un perro en el arcén de la carretera. Una mascota en esta profunda soledad, se piensa. Pero cuando recoge una recompensa devolviéndola a su dueño, Sol ve una forma de ganar dinero rápido. Así que roba perros para reclamar la recompensa, incluso inventando un secuestro a cambio de 20 mil pesos. Si la imagen de la mujer que no tiene nada que perder está magistralmente interpretada, Claudia Sainte-Luce también incorpora un paralelismo imparable entre la importancia que los ricos dan a sus mascotas y Sol con su hijo. Llega a su clímax cuando una mujer burguesa le explica a Sol que no ha dormido ni comido desde que su perro desapareció. Es una escena abyecta que se vuelve enfermiza cuando saca un poco de dinero extra y le dice a Sol : «Tómalo, lo necesitarás».
Catorce días desde que Christian desapareció. La única vez que Sol ha visto a la policía fue por el secuestro del perro y eso lo llevó a un hospital psiquiátrico. De vuelta a su piso, su camino parece haber tocado el fondo de la locura y el sufrimiento. Desde que su Toti desapareció, dejó sobre la mesa de la cocina el vaso de leche lleno que tanto le gustaba beber. Vacía cuando vuelve a casa, la llena de nuevo como símbolo de su presencia y de la lucha contra el olvido. Esto se llama esperanza y es seguramente el más cruel de los sentimientos.
El camino de Sol, Claudia Sainte-Luce, con Anajosé Aldrete Echevarria (Sol), Armando Hernández (Jaime), Lucía Uribe (Sofía), Gustavo Egelhaaf (Gustavo), México, 2021. Dur. : 78 mins.
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