La escasez de agua en lugares con San Quintín y Ciudad de México es por el saqueo indiscriminado para el desarrollo de la industria agrícola y hotelera, mientras que en la región Xi’iui es por cuestiones naturales. Mientras que en las montañas de Guerrero los pueblos indígenas siguen ofrendando a la lluvia para que no haya sequía, aún les queda que resistir ante los megaproyectos.
Por: Kau Sirenio
El 25 y 30 de abril los pueblos indígenas de Guerrero suben al a los cerros donde se ubica su centro ceremonial para pedir al señor de la lluvia que anegue arroyos y ríos, después van a ofrendar en el ojo de agua para que no se sequen durante la temporada de estiaje.
Estas prácticas ancestrales se conserva aún en la Costa Chica y Montaña de Guerrero, justo donde cohabitan los pueblos Nahuas, Me’phaa, Ñuu Savi y Ñomndaa y el lugar donde se encuentra la mayor reserva del agua.
No gratuito que la reserva del agua esté en esta región, sino gracias a la resistencia de los pueblos y comunidades indígenas en contra de megaproyectos.
Sin embargo, estos pueblos no tienen acceso al agua potable porque el Estado mexicano no invierte en servicios básicos para estas comunidades.
De acuerdo a la a Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). “La escasez de agua es un fenómeno natural, pero también un fenómeno inducido por los seres humanos. Aun cuando hay suficiente agua dulce en el planeta para satisfacer las necesidades de una población mundial de cerca de siete mil millones de personas, su distribución es desigual tanto en el tiempo como en el espacio, y mucha de ella es desperdiciada, contaminada y manejada de manera insostenible”.
Las fabricas, hotelerías, minería a cielo abierto, los campos agrícolas son las principales causas de la escasez de agua en México.
En Baja California es más el agua dulce que se destina a los campos campos agrícolas de San Quintín que a los habitantes de ese municipio de nueva creación.
La Ciudad de México empieza a sufrir la escasez de agua porque la industria hotelera se lleva la gran parte de recurso hídrico, mientras que las colonias de las alcaldías Iztapalapa, Xochimilco, Iztacalco, Benito Juarez, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo no tienen agua.
Hace un año visité la región Xi’iui (Pame) de San Luis Potosí, las comunidades de Santa María Acapulco, Agua Puerca y Tamasopo no cuentan con el agua.
En ese viaje platiqué con el ex alcalde de Tamasopo, Salvador Norato, sobre la sequía en comunidades Xi’iuy: “Ellos viven en la parte del municipio y no todos cuenta con un manantial, un arroyo o un río cercano, Tamasopo colinda con la Sierra Gorda de Querétaro, pero no hay agua. Para resolver este problema tendremos qué invertir en perforaciones de pozos, pero no hay dinero”.
El problema del agua aumenta en temporada de estiaje y no es que haya escasez de agua: “No existe en el mundo escasez de agua como tal, en su lugar hay un número de regiones en el mundo que sufren escasez de agua, esto debido a que el uso de este recurso ha crecido más del doble en relación con la tasa de incremento poblacional en el último siglo” explica la Unesco.
Así las cosas, la escasez de agua en lugares con San Quintín y Ciudad de México es por el saqueo indiscriminado para el desarrollo de la industria agrícola y hotelera, mientras que en la región Xi’iui es por cuestiones naturales.
Mientras que en las montañas de Guerrero los pueblos indígenas siguen ofrendando a la lluvia para que no haya sequía, aún les queda que resistir ante los megaproyectos.
La protección de los recursos de agua dulce en territorio indígena requiere el compromiso de pueblos y comunidades indígenas, no solo ofrendar al señor de la lluvia sino cuidar de la tala inmoderada, así como los arroyos y ríos para que haya agua para más años.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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