4 agosto, 2023
El nuevo juicio a Donald Trump evidencia la confrontación cruda de al menos dos partes de Estados Unidos: la construida con propaganda y la más real, de cariz violento, desinformado y racista. Donde está la base de apoyo al magnate
Tw: @anajarnajar
Donald Trump va a juicio de nuevo.
Esta vez enfrenta cuatro cargos que han sido definidos por el fiscal especial del caso, Jack Smith, como “un ataque sin precedentes” a la democracia de Estados Unidos.
El caso ha desatado una intensa controversia. El magnate acusa a Joe Biden de pretender descarrilar su carrera por la candidatura presidencial del Partido Republicano.
No es cualquier cosa. Una encuesta del diario The New York Times señala que Trump cuenta ahora con el 54 por ciento de respaldo en la base electoral republicana.
Al mismo tiempo, un sondeo de NBC indica que el 70 por ciento de los estadounidenses y el 51 por ciento de quienes votan por el Partido Demócara piensan que, por su edad, el presidente Biden no debería buscar la reelección.
Hasta ahora, el mandatario es la carta fuerte de los demócratas para conservar el gobierno, pues la vicepresidenta Khamala Harris tiene un alto índice de reprobación.
Es decir, si las elecciones estadounidenses fueran en este momento Donald Trump tendría buenas posibilidades de ganar.
Eso, claro, si los tribunales lo permiten. Así, resulta importante entender de qué se trata el proceso que enfrenta.
Desde hace meses el empresario enfrenta varias acusaciones, como la de intentar sobornar a la artista Stormy Daniels para que callara una supuesta relación personal, o los señalamientos por extraer documentos clasificados de la Casa Blanca.
En el nuevo proceso, por el que compareció ante la Fiscalía General esta semana, el expresidente enfrenta cuatro cargos.
El primero es conspiración debido al uso de “deshonestidad, fraude y engaño” para tratar de bloquear el resultado de las elecciones de 2020.
Otro cargo es conspiración para obstruir un procedimiento oficial, y se basa en los intentos del empresario de evitar que en las semanas posteriores a la elección, la victoria de Biden fuera certificada por el Congreso estadounidense.
A ello se suman las afirmaciones del magnate sobre un presunto fraude electoral, algo considerado por el Departamento de Justicia como un delito.
La tercera acusación es por obstruir procedimientos oficiales para investigar el asalto al Capitolio, ocurrido el 6 de enero de 2021.
Y el cuarto es por conspiración contra derechos de los ciudadanos ya que la Fiscalía General considera que Trump atentó contra el derecho al voto y el conteo de sufragios de los estadounidenses.
No está claro si por tales señalamientos el magnate podría ser encarcelado. Pero más allá de esa posibilidad, lo cierto es que en el proceso actual está en juego más que el destino del controvertido personaje.
Varios analistas advierten que los hechos por los que se acusa al magnate representan una amenaza a la esencia del sistema de gobierno estadounidense.
El intento de impedir el cambio de gobierno, el ataque contra el Capitolio y la multitud de mentiras sobre un presunto fraude ocurrieron cuando Trump era todavía presidente.
En la historia de Estados Unidos, escribió el columnista Peter Baker en The New York Times, nunca un presidente “ha sido acusado de conspirar para mantenerse en el poder” a partir de engaños y manipulación.
Es decir, el presidente Trump mintió a los estadounidenses, algo que para miles de millones de personas –sobre todo los mexicanos- no representa nada nuevo.
Pero en los círculos políticos de ese país lo toman muy en serio. Y es aquí donde está la clave que puede marcar la diferencia.
Las leyes de Estados Unidos permiten que una persona sujeta a juicio participe en procesos electorales, y eventualmente hasta ser elegida presidente del país.
De eso se aprovecha el magnate, quien se presenta ante sus fieles como una víctima del sistema político, el mismo que mantiene a muchos estadounidenses en el desempleo, marginación social y pobreza.
Pero tal salvedad legal puede resultarle contraproducente, porque el sistema político y judicial que lo juzga difícilmente permitiría que un mentiroso sea reelegido como jefe de la Casa Blanca.
Me refiero a un embustero que fue pillado, porque mentirosos ha habido decenas en el gobierno estadounidense.
El pecado de Trump ha sido su histrionismo y arrogancia que lo llevaron al exceso de 2021. Algo que podría salirle caro.
Es lo que dicen muchos analistas, el balance desde la élite. Quién sabe si realmente importe a los millones que respaldan a Trump, y que en sentido estricto representan una cara del verdadero cariz de Estados Unidos.
Se ve en los números de las encuestas, la fotografía de este agosto de 2023.
Que se mantenga o no la tendencia está por verse. Pero hasta ahora es evidente que la contienda electoral de 2024 será más que depositar votos.
Lo que se avecina es una confrontación de al menos dos partes de Estados Unidos: la más popular, construida desde la tele y la propaganda.
Y la más real, de cariz duro, intolerante, racista y violento. Donde chapotean Donald Trump y los suyos.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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