Este 20 de agosto hay elecciones presidenciales anticipadas en Ecuador, un país que en menos de dos años involucionó a una de las crisis más intensas de América Latina
Tw: @anajarnajar
Paramilitares, mercenarios de Estados Unidos, narcotráfico, inflación, deuda externa, desnutrición infantil, pobreza.
Elementos que explican la acelerada involución de Ecuador, que hasta hace un par de años era uno de los países más pacíficos de América Latina.
En los últimos días Ecuador acaparó la atención internacional por el asesinato de uno de los candidatos presidenciales, Fernando Villavicencio.
El crimen evidenció el asedio de bandas de delincuencia organizada vinculadas con carteles mexicanos de narcotráfico, y acentuó la percepción de que la violencia está fuera de control.
Inicialmente las autoridades atribuyeron el magnicidio a la disputa por el territorio ecuatoriano entre los carteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa.
Pero al paso de los días es claro que el fondo del problema no es sólo la creciente inseguridad.
Este 20 de agosto el país celebra elecciones presidenciales anticipadas a las que convocó el mandatario Guillermo Lasso, cuyo gobierno enfrenta una intensa crisis política.
Un sondeo publicado en julio por la consultora Perfiles de Opinión estableció que el todavía presidente enfrenta el rechazo del 81.61 por ciento de los ecuatorianos.
La cifra es demoledora para el político que apenas en 2021, en los primeros meses de su gobierno, alcanzó un alto reconocimiento popular por el manejo del covid-19
En 2020, durante los primeros meses de la pandemia, Ecuador tuvo una de las tasas de contagios y mortalidad más alta del mundo.
Por ejemplo en Guayaquil, la segunda ciudad más grande del país, la enfermedad se presentó con especial dureza.
En las calles empezaron a aparecer cadáveres de personas que colapsaban en su desesperación por respirar, o los de quienes fallecían en sus hogares pero que sus familiares dejaban en las veredas con la esperanza de recibir ayuda de las autoridades.
En unos meses se registraron (oficialmente) más de 200 mil personas contagiadas, así como la muerte de otras 14 mil. Una cifra extremadamente alta en términos porcentuales para un país con 17 millones de habitantes.
Guillermo Lasso fue elegido como presidente en ese contexto y en un lapso de cien días logró estabilizar la situación del país.
Ecuador, reconoció el Banco Mundial, superó en tiempo récord la emergencia sanitaria.
La popularidad del presidente se fue hasta las nubes. Pero en poco tiempo se vino a tierra, a tal grado que hace unos meses se vio obligado a adelantar el proceso para elegir a su sucesor.
En la caída libre influyeron las pandillas y carteles de narcotráfico, pero no es el único factor.
Al asumir el cargo, en mayo de 2021, Lasso encontró la economía del país con un déficit cercano al 8 por ciento de su Producto Interno Bruto.
El año pasado la cifra bajó a 1.8 por ciento. Para conseguirlo el gobierno siguió las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y agencias calificadoras de deuda.
Esto implicó una estricta política de austeridad, recortes presupuestales e incremento de impuestos, que profundizaron la severa crisis de empleo y alimentación en el país.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en diciembre de 2022 el 25.2 por ciento de la población es pobre, mientras que el 8.2 por ciento se considera en situación de extrema pobreza.
De acuerdo con Unicef Ecuador es el segundo país de América Latina y el Caribe con mayor incidencia de desnutrición infantil crónica, con el 27.2 por ciento de todos los niños del país.
Además, siete de cada diez personas en posibilidad de trabajar se mueve entre el desempleo y la informalidad, lejos del sistema de protección social y atención de salud.
Los más afectados son jóvenes. Miles han abandonado el país para emigrar a Estados Unidos.
La mezcla explica la casi nula popularidad del presidente Lasso, quien decidió no postularse a las elecciones del 20 de agosto, aunque la Constitución se lo permitía.
Un proceso marcado por la violencia. Además del candidato Fernando Villavicencio también fue asesinado Pedro Briones, dirigente del partido izquierdista Revolución Ciudadana.
Según algunos especialistas como el expresidente de Colombia Ernesto Samper, detrás de los crímenes podrían estar grupos de mercenarios estadounidenses que han sido contratados para cometer magnicidios y desestabilizar algunos países de América Latina.
El político colombiano advierte: uno de los detenidos por el magnicidio de Villavicencio formó parte de un grupo paramilitar de su país vinculado con Worldwide Investment Development Group.
Se trata de una supuesta empresa de seguridad privada con sede en Miami, Florida, y que habría sido contratada por grupos de ultraderecha para asesinar al presidente de Haití, Jovenel Moïse, así como a exlíderes en retiro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Una situación compleja que difícilmente se resolverá con la renovación del presidente.
Lo que allí se vive es un reflejo de otras latitudes, países latinoamericanos donde coexisten pobreza, violencia y el acecho de la ultraderecha dispuesta a todo con tal de mantener e incrementar sus privilegios.
Nadie se salva: hoy es Ecuador, antes fue Argentina, Brasil, Venezuela, Honduras, México…
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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