A 530 años de la guerra de exterminio contra los pueblos originarios del país, Tatyi Savi hizo un repaso de los fundadores del Concejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular. Es indispensable que intelectuales, académicos y comunicadores indígenas retomen la rienda del movimiento para trabajar una nueva agenda que permita la inclusión de todos los pueblos y comunidades indígenas
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Durante la conmemoración del V centenario de la invasión europea a América, en Guerrero surgieron varias organizaciones indígenas para promover la defensa de los derechos de las comunidades y pueblos nativos y con ellos surgieron liderazgos que con los años se fueron diluyendo hasta quedar en la nada. No es que se hayan esfumado de la lucha por el reconocimiento de los derechos y cultura indígenas, sino que encontraron nueva forma de vivir y hacer lo que ellos creen que es la resistencia.
Sin embargo, la lucha de las comunidades indígenas por la defensa de sus territorios y recursos naturales empezó en 1991 en una movilización que encabezó el Concejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas. En estos años el movimiento indígena enfrentó a las políticas neoliberales y el despojo. Ganaron la demanda en contra del proyecto de la Presa Hidroeléctrica San Juan Tetelcingo y años después se convirtió en referente nacional.
Se aglutinaron en distintas organizaciones indígenas para promover el debate nacional en foros nacionales e internacionales con el fin de hablar de la pobreza en las regiones inhóspitas de Guerrero. De ahí nació el Concejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular (CG500ARINP), que en años posteriores exportó a líderes a cargos de elección popular y administrativo, y lejos de transformar las precariedades en las comunidades indígenas terminaron divididos porque sus líderes “nunca más” regresaron a sus lugares de origen.
El antecedente del movimiento indígena nacional 500 años de resistencia viene desde los primeros foros internacionales sobre los derechos de los pueblos indios, el primero en Matías Romero, Oaxaca, y el segundo en Xochimilco, Ciudad de México.
En el segundo encuentro llegaron 313 delegados del país, 96 de ellos nombrados en asamblea comunitaria y organizaciones, con derecho a voz y voto, mientras que 89 acudieron como delegados fraternos, además de 130 observadores. Este foro fue iniciativa del Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI), con miras al V centenario de Resistencias Indígena, Negra y Popular en 1992.
En la reunión de 9, 10 y 11 de marzo de 1990 los líderes hablaron de asuntos muy específicos: los pueblos indígenas y la defensa de su territorio, legislación nacional y derechos indígenas, autodeterminación y organización de los pueblos indígenas, situación y derechos de la mujer indígena y campesina, y por último, educación y cultura de los pueblos indígenas.
A 530 años de la guerra de exterminio contra los pueblos originarios del país, Tatyi Savi hizo un repaso de los fundadores del CG500ARINP, y otros advenedizos de aquel movimiento de los pueblos indígenas. ¿Dónde están ahora? ¿Las movilizaciones en sus comunidades siguen vigentes? ¿En qué partidos políticos se refugiaron?
El peor descalabro del movimiento indígena vino cuando el movimiento indígena se dividió en dos frentes, por un lado surgió la Asamblea Nacional Plural por la Autonomía (ANIPA) y el Congreso Nacional Indígena: Cirino Plácido Valerio, siguió dentro del CNI con postura autonómica y acude al llamado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hasta su fallecimiento. Mientras que Marcelino Díaz de Jesús, fue diputado federal.
Marcelino Díaz de Jesús, dirigente de Altos Balsas y miembro de CG500ARINP, organización que le sirvió de trampolín para hacerse de una diputación federal plurinominal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la LVII legislatura, antes de concluir la representación popular, impulsó la creación de la ANIPA como contrapeso al CNI.
Después buscó una candidatura en el PRD, pero no logró el consenso. Al triunfo de Ángel Aguirre Rivero como gobernador, Díaz de Jesús fue nombrado procurador de la Defensa del Campesino (Prodecam) cargo que usó para “imponer a sus allegados”, dijo el fallecido líder indígena Regino Díaz López, en marzo de 2014. Un año después, al concluir la administración, Marcelino Díaz se integró al ayuntamiento de Copalillo con el alcalde Getulio Ramírez Chino..
Con la desintegración del CG500ARINP, Cirino Plácido Valerio regresó a su comunidad de origen, Buenavista, ahí fue comisario municipal, luego presidente de bienes comunales, cargo que le sirvió para ser coordinador de la Coordinadora de Autoridades Comunitarias (CRAC). Plácido Valerio falleció el 7 de diciembre de 2019.
En tanto que, a su regreso de Guatemala como observador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ya sin la fuerza que acumuló en el CG500ARINP, Gaudencio Mejía se incorporó a la Cámara de Diputados como asesor de la fracción parlamentaria del PRD en 2003.
En 2007, diputados federales y alcaldes de los municipios indígenas lo propusieron para ocupar la delegación de la Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), sin embargo, no logró la aceptación del gobierno federal. Fue asesor del alcalde morenista de Tlapa de Comonfort hasta el 18 de agosto, que falleció a causa de covid-19.
El que ha sabido cambiar de color cuando así le conviene es Marcos Matías Alonso, quien escaló en cargos administrativos y representación popular. En el gobierno de Vicente Fox pasó a la historia por ser el último director del extinto Instituto Nacional Indigenista (INI) en 2002. Cuatro años después fue diputado federal por el Partido del Trabajo (PT), gracias inercia por la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2006.
En los años recientes Matías Alonso se mueve en foros donde discuten temas indígenas y se hace pasar por experto, aunque gran parte de su acción tiene que ver con la alucinación de colocar a jóvenes indígenas en espacios políticos. Ha llegado al grado de decir que coloca a reporteros locales en medios nacionales gracias a su relación con periodistas como Carmen Aristegui o Carmen Lira, sin que lo conozcan.
A pesar de que las mujeres indígenas viven en las peores condiciones, debido a la falta de médicos en sus comunidades y acceso a educación, la revista de negocios y estilo Forbes de México incluyó en su lista anual de las 100 mujeres más poderosas de México 2017 a Martha Sánchez Néstor.
La activista llegó a CG500ARINP en los años 90 como secretaria mecanógrafa. Como en la estructura del Concejo Guerrerense no había mujeres, sus compañeros le propusieron que hablara en nombre de mujeres indígenas en Guerrero, así inició su activismo en el país, que en los años siguientes se integró a la ANIPA y de ahí catapultó a escala internacional y en 2009 buscó sin éxito ser candidata por el PRD a una diputación federal por el V distrito electoral federal.
Con la renuncia del gobernador Ángel Aguirre Rivero debido a las protestas de organizaciones sociales que demandaban la presentación vida de los 43 normalistas 2014, el gobernador interino Rogelio Ortega nombró a Sánchez Néstor como secretaria de Asuntos Indígenas. Falleció el 30 de julio de 2021.
En los últimos años, el movimiento indígena ha flaqueado. La mayoría de los nuevos profesionistas indígenas se han incrustados en el espacio de los gobiernos municipal, estatal y federal. A pesar que son la generación que logró acceder a las universidades indígenas, carecen de definición y discursos identitarios ante la política estatal.
Las instituciones que impulsaron los indígenas de la vieja guardia se tambalean ante los nuevos retos que requieren las comunidades indígenas. Por ejemplo el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) está atorado por el monopolio de un pequeño grupo de traductores e intérpretes que ofertan servicio de interpretación en las instancias de gobierno como la Secretaría de Salud, la Fiscalía General de la República y juzgados locales y federales.
Mientras que el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) no ha logrado delinear su política institucional con las comunidades indígenas. Hasta ahora solo se encarga de recopilar los trabajos que han realizados los investigadores de lenguas maternas para imprimirlo sin que esto genere un reconocimiento a los hablantes.
Ante la falta de líderes indígenas y políticas publicas dirigidos a las comunidades indígenas se hace indispensables que intelectuales, académicos y comunicadores indígenas retomen la rienda del movimiento para trabajar nueva agenda que permita la inclusión de todos los pueblos y comunidades indígenas.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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