Hugo López-Gatell, el exsubsecretario de salud que aspira a gobernar la Ciudad de México, evade los eventos masivos y ha optado por encuentros espontáneos en mercados, parques y lugares públicos. Esta es una crónica de su recorrido del fin de semana por el Centro Histórico, Santa María La Ribera y la Unidad Villa Coapa
Texto y fotos: Brenda Cedillo*
CIUDAD DE MÉXICO.- “¡Si estás con Obrador, estás con el doctor!”
Una trabajadora de una cadena de helados, ubicada en la afamada calle Madero del Centro Histórico de la Ciudad de México, sale corriendo del local con todo y su mandil para encontrarse con Hugo López-Gatell. Le pide una foto y él accede amablemente. La joven regresa a sus labores, pero antes le dice: “gracias por todo”.
Un hombre le da un apretón de manos y lo mira al los ojos: “Muchas gracias por cuidar de nuestra salud”, le dice. La escena se multiplica hasta llegar a una aseveración incisiva: “Doctor, yo sólo quiero decirle una cosa: no deje ganar al policía, a Harfuch, por favor”.
Es domingo 8 de octubre. Hugo López-Gatell, aspirante a coordinar la defensa de la Cuarta Transformación en la Ciudad de México, recorre el Centro Histórico y la Alameda de Santa María La Ribera, como parte de su estrategia para ganar la encuesta del partido Morena.
El recorrido por el andador Madero comenzó al mediodía. A las 12:45 no ha logrado avanzar una cuadra, debido a las distintas personas que lo reconocen y se acercan a él, para saludarlo, pedirle una foto o externar sus inquietudes sobre la ciudad.
El doctor, como le llaman las personas, se muestra emocionado, con una sonrisa cálida y mirada atenta, mientras se acerca a las personas para darles volantes y charlar sobre el contenido de su lema: Humanizar la Ciudad. Aprovecha para hablar sobre justicia social y desigualdades que aún permean a metrópoli.
Cuando se habla de encuentros inesperados, se pueden abrir dos vías: la del abrazo o el rechazo. Una clave para determinar un camino de respeto entre la incertidumbre de la espontaneidad, es la chispa y el conocimiento de las bases, así como lo es subirse a una improvisación: el músico requiere sensibilidad y saberes sobre el ritmo, para advertir cuál nota arrojar.
Como músico atento, el doctor escucha a las personas, dejándose llevar por su ritmo; asume los riesgos que trae consigo mostrarse de frente con los brazos extendidos, en una urbe como la que habitamos.
Aunque presentes a cuentagotas, estos riesgos se vuelven un ejemplo del impacto que las narrativas de odio pueden tener en la gente, sobre todo, cuando aquellas personas sienten que sus privilegios son cuestionados.
“Hay gente que no entiende, pero él hizo mucho por nosotros. Como dice nuestra cabecita de algodón (se refiere al presidente López Obrador): la oposición siempre va a estar ahí”, dice un señor mientras una persona insulta a lo lejos.
Algunos gritos que replican palabras sin contexto son enmudecidos por las consignas: ¡Gatell, Gatell! ¡Es un honor estar con el doctor!, Las personas lo rodeaban para agradecerle y externar su admiración.
Conforme avanza el recorrido, las escenas se vuelven más pintorescas: un hilo de gente con pañoletas azules se acerca, son providas que vienen de una marcha del Monumento a la Revolución. Observan con detenimiento, algunos incluso aceptan volantes de Gatell, sólo un par de mujeres jóvenes se detienen. El resto del bloque se divide al pasar cerca del círculo que rodea al doctor.
De pronto aparece un grupo de cinco jóvenes con parafernalia neonazi, casi como si fueran a una fiesta de disfraces. Se detienen a insultarlo. Con su bebé en brazos, Rebeca, se compañera, pone un pie al frente para detenerlos. Después de algunos minutos, ellos se retiran.
Pero son señales de alerta, signos de una ultraderecha que, sintiéndose moribunda, puede sacar su brazo más violento, de formas cada vez más sofisticadas. Ante este fragmento del ecosistema que es la urbe, humanizar la ciudad resulta indispensable.
El siguiente escenario urbano es marcado por la danza y la resistencia: La Alameda de Santa María La Ribera, un espacio de transformaciones.
Después de caminar con las personas y detenerse a charlar con ellas, López-Gatell, sorprende a todos con sus mejores pasos, integrados al ritmo, una vez más, de la comunidad.
“Creo que conoce a la ciudadanía, la gente lo sigue mucho por el tema de la salud. Es la primera vez que lo veo, pero noto que se integra bien con todos, se ve muy libre, bien a gusto. Eso es también bueno, que conviva con todos”, comenta una mujer mientras lo mira moverse al ritmo de la cumbia.
Luego, el doctor lanza una bomba discursiva con el micrófono del sonidero en resistencia de la Santa María, un espacio golpeado por el brazo despótico de Sandra Cuevas, alcaldesa con licencia de Cuauhtémoc que aspirante a la jefatura de gobierno de la Ciudad.
“Sé que están en resistencia, sé que están en un movimiento social, totalmente genuino; resistiendo ante una autoridad que debería obedecerlos a ustedes. […] En la ciudad de México no todas las autoridades han entendido que el pueblo se organiza y construye su destino”, les dice.
“Durante su trabajo en la Secretaría de Salud federal se notaron cambios muy buenos en el entorno, como el etiquetado de alimentos, impuesto en refrescos […] me gustaría que ese discurso en favor de la salud continúe si usted llega a ser jefe de Gobierno”, le dice un joven vecino de Villa Coapa.
En la unidad habitacional se congregaron un centenar de personas para caminar junto al exsubsecretario de Salud, entre edificios y canchas. La gente corea consignas con entusiasmo y se acerca a externar sus problemas. Los temas que resaltan son: acceso al agua, especulación inmobiliaria, así como condiciones de vivienda dignas para jóvenes y adultos mayores.
“¡Gracias a él pusieron el etiquetado para que no nos siguieran envenenando!” se escucha a una mujer que acompañaba en el recorrido.
Durante esta tarde, con un viento que refresca el proceso de elección interna, sin lemas vacíos, ni espectaculares o bardas con su nombre en gigante, López-Gatell llega a una población que lo recibe con brazos abiertos. Algo que de forma recíproca, el doctor reafirma a partir de la práctica genuina con el pueblo: “Aquí estoy, mirando de frente, con los brazos abiertos”.
*Brenda Cedillo es periodista e integrante del equipo de comunicación de Hugo López-Gatell
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