Teodulfo Torres es víctima de desaparición forzada. Él era testigo clave en la primera ejecución extrajudicial del gobierno de Enrique Peña Nieto. Hace diez años, Teodulfo no aparece.
Texto: Lydiette Carrión
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO.- Ya pasaron 10 años desde la última vez que alguien vio a Teodulfo Torres Soriano, amigo, tío, compañero, hermano y adherente a la Sexta. El Tío es probablemente víctima de desaparición forzada. Y probablemente porque fue testigo de la primera ejecución extrajudicial de la administración de Enrique Peña Nieto: la de su amigo Juan Francisco Kuykendall.
Ambos amigos, Teodulfo de 41 años, Juan Francisco Kuykendal, quien rebasaba ya los 60 años, asistieron a las inmediaciones de San Lázaro el 1 de diciembre de 2012. Fueron como cientos de personas, a protestar por la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como presidente. Cabe recordar que aquel día, todo San Lázaro estaba acorazado con callas y granaderos. El descontento popular era enorme. Aquel día fueron detenidas 70 personas, 56 de la cuales fueron liberadas horas después, pero las restantes pasaron tiempo en el Reclusorio. También un muchacho de unos 24 años de nombre Uriel perdió un ojo debido a una bala de goma. Aunque la policía luego “estableció” que no fue precisamente uno de estos artefactos ilegales.
Aquella tarde Teodulfo y Kuy, se dedicaron a documentar lo que pasaba. Teodulfo en particular llevaba una cámara de video y grababa la forma en la que los granaderos respondían a las protestas, la forma en la que aventaban granadas de gas lacrimógeno, balas y otros objetos. Fue la cámara de Teodulfo la que grabó el momento en el que desde las vallas de la policía disparan un proyectil que golpeó en la cabeza a Kuy, el mismo video captó el grito que el Tío emitió cuando vio a su amigo tirado en la calle, sobre un charco de sangre, con un una herida en la cabeza por la que asomaba masa encefálica.
Juan Francisco Kuykendall permaneció en coma inducido, grave en el hospital. Mientras, sus familiares lo cuidaban y ansiaban que se recuperara, y también anunciaban públicamente una denuncia penal en contra del entonces secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, y el comisionado nacional de seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, por el uso de proyectiles en la protesta social, los cuales están prohibidos en las leyes y tratados internacionales.
La prensa difundió esta denuncia el 15 de marzo de 2013. El 21 de marzo, Fernanda, hija de Juan Francisco, habló con Teodulfo y le pidió que llevara el video que grabó a la [entonces] Procuraduría General de la República y dé su testimonio. El Tío dijo que sí.
Él era testigo fundamental y debía declarar el día 27 de marzo de 2013. Entre el 23 y el 26 de marzo, desapareció.
El sábado 23 de marzo, el Tío envió un correo electrónico a cinco amigas a quienes ayudaba a cultivar un huerto urbano en Xochimilco. Les explicó que no podrá asistir al día siguiente, día 24 de marzo. Esto fue inusual, pero en aquel momento no le dieron importancia. Pero al día siguiente, 24, las cinco amigas recibieron un mensaje de celular del teléfono de El Tío. No contenía ni una sola palabra, solo unas comillas (“). Fue todo.
Y hasta ahí. En los días siguientes, un vecino dijo que lo vio el día 25; otro conocido dijo que habló con él el 26. Pero luego se retractó. Lo cierto es que su celular, según la compañía telefónica, se detuvo desde el día 23.
Llegó el día 27 de marzo. El Tío no se presentó a declarar. Y el ministerio público desechó el video tomado como prueba. Esto a pesar de que dicho video ya se encontraba en redes sociales.
Durante mucho tiempo, los ministerios públicos se negaron a clasificar el caso de El tío, como desaparición forzada o privación de la libertad. Insistían en que era ausencia voluntaria; no les importó que El Tío viviera solo, que no necesitara huir de nadie ni nada, ni que tenía muchos amigos y quería a su hermana y sobrinos.
El 25 de enero de 2014, Juan Francisco Kuykendall falleció. Apenas unos años atrás, el 1 de septiembre de 2020, las autoridades reclasificaron el caso como desaparición forzada. Pero, su familia ha denunciado que la respuesta de la administración de AMLO no ha sido diferente de la anterior.
Los familiares de Teodulfo lo describen como un hombre muy culto, quien siempre tenía conversación; buen amigo, muy querido. Sus amigos y familia lo siguen buscando.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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