Día cero, ¿para quién?

7 febrero, 2024

Pensar que las soluciones al problema del agua van a venir del ocultamiento de las relaciones de poder insertas en su gestión, es un error para los intereses de la clase trabajadora y el sector popular. Hay algo claro, que no debemos olvidar: la técnica nunca es neutral, el agua siempre es política

Por Alejandro Velázquez*

La idea del “día cero” tiene principalmente un efecto mediático. Marca el día en el que, supuestamente, todos, todas, en un cierto territorio -en este caso en Ciudad de México- nos quedaríamos sin una sola gota de agua.

Sin embargo, si revisamos a detalle, la historia de esta cuenca ha sido una sucesión de “días ceros” vividos y percibidos de forma diferenciada de acuerdo al lugar y tiempo en el que uno se ubica.

Imaginemos por ejemplo los canales y manantiales de Xochimilco a inicios del siglo XX. Un territorio de agua, como lo ha sido esta ciudad construida encima de grandes lagos. En tiempos del porfiriato se construyó un gran acueducto que serviría para transportar y surtir de agua a dos colonias en la zona centro: Roma y Condesa. No mucho tiempo después, a mediados de siglo,  llegó el “día cero” para los canales, que ahora se surten en buena parte de plantas de tratamiento. La misma escasez de agua ha ocurrido desde hace décadas en zonas de Iztapalapa, Tláhuac, Tlalpan. El “día cero”, no recibir agua por días, semanas o meses enteros no es un futuro próximo sino un presente que a diario toca la puerta.

Lo anterior muestra un hecho importante para la situación actual, pero frecuentemente olvidado. La gestión del agua no es solo un asunto de técnica, de infraestructura, sino de relaciones económicas, ideológicas y de poder.

Cuando Iván Ilich planteó que se negaba a aceptar que todas las aguas podían ser reducidas a H20, quería decir que el agua misma es algo más que solo su composición química, ya que al mismo tiempo también es una creación social.[1] En el mismo sentido, para Jason Moore[2], la naturaleza es la matriz dentro de la cual se desenvuelve la actividad humana, así como el campo sobre el que opera la agencia histórica. Entonces, el agua en tanto elemento natural, es una matriz de relaciones situadas históricamente.

Comprenderla de esa forma nos permite en consecuencia analizar las relaciones insertas en su gestión, acceso y distribución. Ese es un punto de vista bien conocido por la Ecología Política. Desde ese entendimiento, las mejoras en los entornos ambientales de ciertas personas o lugares, conducen en ocasiones a un deterioro de las condiciones sociales y físicas en otros, lo que se explica debido a esas relaciones de poder que operan sobre ellos. Por ejemplo, en septiembre del 2021 una inundación en Tula, Hidalgo, afectó a más de 31 mil viviendas, en la que 15 personas perdieron la vida. Dean Chahim afirma que que tal situación fue un “efecto predecible derivado de un manejo político del drenaje en el Valle de México…Este manejo siempre ha privilegiado las zonas céntricas y de mayor plusvalía, mientras se han sacrificado las zonas periféricas y marginadas”[3]. Lo anterior, en tanto que el desbordamiento del Río Tula fue provocado por “ el torrente adicional, de al menos 220 metros cúbicos, de aguas negras y pluviales provenientes del Valle de México que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y el Sistema de Aguas de Ciudad de México (SACMEX) mandaron al Valle de Mezquital.”[4]

Actualmente, la gestión del agua en la ciudad muestra una desigual distribución y abasto. “Mientras en los estratos medio y alto más del 80% de las personas cuentan con dotación diaria, en los de pobreza muy alta el porcentaje es de un poco más de 60%; además de que casi 30% de los que viven en pobreza muy alta y 15.5% de los de pobreza alta reciben el agua con una frecuencia de dos veces o menos por semana.”[5] Otro estudio reciente sobre las diferencias en los consumos de agua para uso doméstico en diversas zonas de la Ciudad plantea un consumo promedio por habitante de 123 litros, sin embargo, las diferencias son notorias de acuerdo al lugar en el que habitan. En el sur de la ciudad y en Iztapalapa existen consumos que van de los 6.76 litros a los 75 litros y en colonias de Miguel Hidalgo, Cuajimalpa, Álvaro Obregón y norte de Magdalena Contreras existen consumos que van de los 155.71 hasta los 670 litros al día por habitante.[6]

Por ello, en el contexto mediático del día cero, deberíamos, por una parte, poner entre paréntesis la expresión para evidenciar los diversos días ceros que ya existen y la forma en la cual, en un escenario próximo, los impactos serán diferenciados de acuerdo a la posición económica y social. Pero además deberíamos dudar de las soluciones meramente técnicas, basadas solo en cambios en infraestructura o que hacen alusiones abstractas a la sustentabilidad. Reducir las fugas de agua, sectorizar, rehabilitar nuevos pozos, ser sustentables sí, pero ¿para quién?

Pensar que las soluciones al problema del agua van a venir del ocultamiento de las relaciones de poder insertas en su gestión es un error para los intereses de la clase trabajadora y el sector popular.

La técnica nunca es neutral, el agua siempre es política.

*Investigador e integrante del Frente por la Defensa de los Pueblos y Barrios Originarios de la Cuenca del Anáhuac


[1] Ilich, Iván (2008). H20 y las aguas del olvido, en Obras Reunidas, vol II, Fondo de Cultura Económica.

[2] Moore, J. (2015). El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital. Traficantes de sueños.

[3] Chahim, D (20 de septiembre de 2021). La tragedia de la inundación en Tula fue una decisión política. Washington Post,https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/09/20/tula-inundaciones-rio-caus as-hidalgo-mexico/

[4] Chahim, D. (20 de septiembre de 2021). La tragedia de la inundación en Tula fue una decisión política. Washington Post. https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/09/20/tula-inundaciones-rio-caus as-hidalgo-mexico/ (Chahim, 2021, párr.3).

[5] Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la Ciudad de México (2020). Ciudad de México 2020. Un diagnóstico de la desigualdad socio territorial. Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la Ciudad de México, p. 184.

[6]Carolina Massiel Medina-Rivas, Lilia Rodríguez-Tapia, Jorge Armando Morales-Novelo, Daniel Alfredo Revollo-Fernández, Spatial inequality of domestic water consumption in Mexico city, Water Resources and Economics, Volume 40, 2022,https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2212428422000172.

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