4 marzo, 2022
Ahora también vemos que las personas se desplazan debido a las consecuencias del cambio climático. Huyen porque no tienen otra opción. ¿Quién podría creer que comenzar un viaje posiblemente mortal y ciertamente peligroso llevando solo a sus hijas e hijos es una elección que cualquiera podría tomar fácilmente?
Por Christine Jamet*
Hace unas semanas, cuando viajé a Reynosa, conocí a una madre de dos niños que llevaba meses viviendo en condiciones muy duras dentro de una tienda de campaña. Una vez más, me di cuenta de lo crucial que es hoy, más que nunca, tener mayor generosidad con la población refugiada, personas que cuentan con los mismos derechos a pertenecer con dignidad en este planeta. Es un deber que nos corresponde a todas. Se ha originado el riesgo de una carrera cuesta abajo, en la que los países compiten por ser los más estrictos. La creación de barreras administrativas no impide que las personas que viven en la pobreza o que están rodeadas por la guerra tengan que huir. Unas 2,700 personas llevan meses viviendo en la Plaza de La República de Reynosa bajo la lluvia y expuestas a temperaturas extremas, a la violencia y al miedo. ¿Cuánto durará todo esto? Seguimos siendo testigos de la crueldad hacia nuestras y nuestros pacientes, las personas a las que servimos. Es una crisis de derechos humanos.
Todos los días, nuestros equipos en México son testigos de las consecuencias humanas de estas inaceptables políticas de disuasión y sus consecuencias en las vidas de las personas, en su salud física y, particularmente, su salud mental. La terrible situación a la que se enfrentan las personas en la frontera norte de México no es una situación aislada. Como organización médico-humanitaria que trabaja en más de 80 países, Médicos Sin Fronteras (MSF) apoya cada día a miles de personas atrapadas por políticas migratorias en todo el mundo, ya sea en Grecia, República Democrática del Congo, Kenia o México. Nuestros equipos ven las mismas causas en otros lugares. Las políticas se disfrazan con el lenguaje de protección a la población migrante, pero no hacen más que ponerles en más peligro. Vemos que cada vez hay más personas que abandonan sus hogares por falta de medios económicos y por la violencia extrema. Y ahora también vemos que las personas se desplazan debido a las consecuencias del cambio climático. Huyen porque no tienen otra opción. ¿Quién podría creer que comenzar un viaje posiblemente mortal y ciertamente peligroso llevando solo a sus hijas e hijos es una elección que cualquiera podría tomar fácilmente?
Cada día, nuestros equipos en México ven a más personas que sufren como resultado de promesas políticas incumplidas. Somos testigo de las amenazas que enfrentan las personas migrantes y solicitantes de asilo en México, de su constante exposición a la violencia y el trauma, y su falta de acceso a refugios y servicios básicos. En varias ciudades a lo largo de la frontera norte de México, los equipos de MSF brindan atención médica, apoyo psicosocial, agua potable y servicios básicos a las personas atrapadas en condiciones miserables. En 2021, MSF realizó más de 29,000 consultas médicas, de salud mental y de trabajo social para personas en movimiento en México. En más de 6,000 consultas de salud mental, los equipos de MSF trabajaron con pacientes que sufrían ansiedad generalizada, depresión, ansiedad aguda y trastorno de estrés postraumático por la violencia sufrida en sus países de origen y a lo largo de la ruta migratoria. Las personas continúan languideciendo en campos improvisados en espera de sus audiencias de inmigración o sin un camino claro. Básicamente, todas estas personas en el limbo de la frontera norte de México se han visto directamente afectadas por las políticas restrictivas de Estados Unidos denominadas Título 42 y MPP (Protocolo de Protección a Migrantes, también conocido como Permanece en México). Con nuestro equipo médico, de promoción de la salud y trabajo social, tratamos de apoyarles con la dignidad y el cuidado que se merecen. Sin embargo, no es suficiente.
No podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento humano. Es precisamente lo que hacen los políticos cuando deciden hacer frente a los problemas migratorios y construyen muros y prisiones contra las personas que solo se atreven a soñar con una vida mejor. ¿Cuánto tiempo tendrá que esperar esa madre de dos hijos en la plaza de Reynosa para que los gobiernos la traten a ella y a todas las demás personas migrantes con el respeto que merecen? Buscar seguridad no es un crimen y devolver la humanidad a las fronteras internacionales es una emergencia.
*Directora de Operaciones para Médicos Sin Fronteras
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona