La oposición al actual gobierno de México pretende articularse desde un movimiento similar al que respaldó la candidatura presidencial de Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, “El Maquío”. Su primer batallón se llama #NoMasDerroches, que frenó hasta ahora la construcción del aeropuerto en Santa Lucía. Pero México es distinto a 1988. Y entre los opositores no hay quien se parezca al mítico empresario
Twitter: @anajarnajar
La recepción al candidato fue gélida. En un auditorio de Calvillo, Aguascalientes, cientos de personas recibieron sin aplausos, saludos, ni siquiera una palabra al sorprendido Manuel de Jesús Clouthier del Rincón.
“El Maquío” se dio cuenta luego luego de que algo andaba mal. Se suponía que los invitados a su evento eran de su gente, empresarios, agricultores a gran escala, comerciantes.
Casi con el mismo ADN de Clouthier, un próspero ranchero y exlíder de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y en ese momento postulado candidato presidencial por el Partido Acción Nacional (PAN).
Ese viernes de 1988, con una rápida mirada desde el estrado resolvió el enigma. “Ya sé qué les pasa”, dijo sin saludar. “Yo también estoy encabronado de que me vean la cara, de que se roben mi trabajo y el futuro de mis hijos”, empezó su discurso.
Cinco minutos después la multitud hostil le aplaudía de pie, gritaba, agitadas las banderas del PAN que levantó del piso.
Así era “El Maquío”, como le decían en Sinaloa, su tierra, y de la forma como le llamaron durante la contienda presidencial que oficialmente perdió contra Carlos Salinas de Gortari.
En la candidatura de “El Gordo” se resumió una larga historia de agravios de la clase media y algunos empresarios contra los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid.
Clouthier fue el ariete que ayudó a romper el modelo existente de país y despejó el camino a otro, construido desde entonces y que fue derrotado el 1 de julio de 2018.
Por eso la anécdota sobre “El Maquío”, ahora que aparece un intento de organizar alguna oposición seria al presidente Andrés Manuel López Obrador.
El colectivo #NoMasDerroches ha promovido más de 140 juicios de amparo contra decisiones y estrategias del nuevo gobierno.
Los más conocidos lograron frenar, por el momento, la construcción del aeropuerto internacional en la base aérea militar de Santa Lucía, así como suspendieron la disposición final de lo que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
En ese colectivo participan algunas de las organizaciones más críticas de López Obrador, como la Coparmex o México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).
Pero también personajes acusados de promover campañas de odio y desprestigio contra AMLO desde su primera participación en elecciones presidenciales, en 2006.
Es el caso de los Claudio X. González, padre e hijo, promotores de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Una de sus unidades, formada por periodistas profesionales, ha publicado algunos de los temas más escandalosos de corrupción de los últimos años.
Otra de sus áreas promueve los amparos para intentar frenar al presidente.
Tras la campaña contra los supuestos derroches hay dos elementos claros: nostalgia, la creencia que de alguna organización empresarial –Coparmex es la más visible hasta ahora- surgirá el personaje que articule la dispersa oposición al nuevo gobierno.
Tal vez por eso entre opinadores de medios tradicionales ya se menciona al presidente del organismo patronal, Gustavo de Hoyos, como un eventual candidato presidencial.
Olvidan que México ya no vive en 1988. Mucho ha pasado en el país desde entonces. Y por si fuera poco, en la lista de opositores visibles hasta ahora no aparece alguno que se acerque, un poco siquiera, a lo que representó y fue “El Maquío”.
El otro elemento es la creciente desesperación de los perdedores de la elección porque no se cumplen sus profecías. El gobierno de AMLO no fracasa como anhelan. El impacto por los errores cometidos no es tan grande como festinan.
Según la empresa de opinión pública Consulta Mitofsky, López Obrador es el cuarto presidente con mayor aprobación del mundo, después de Nayib Bukele de El Salvador; Marcelo Rebelo de Sousa de Portugal y Vladimir Putin de Rusia.
La encuesta se publicó el 10 de junio pasado. Destaca el origen de los datos. Desde hace algunas semanas la consultora publica sus mediciones diarias de popularidad.
Es el llamado tracking poll, un modelo que aporta información constante a los demóscopos. El resumen y análisis de los números derivan en las encuestas que todos conocemos.
La herramienta suele ser de consumo interno porque, coinciden los especialistas, su difusión puede influir en la percepción de las personas objetivo, es decir, los entrevistados para las encuestas.
Eso ocurrió en 2012. Cuando las mediciones internas de los partidos acercaban al opositor Andrés Manuel López Obrador con Enrique Peña Nieto, algunos medios empezaron a difundir a su manera los tracking poll.
Notable fue el caso de Ciro Gómez Leyva, quien dedicó un promedio de media hora al día en sus espacios informativos a difundir esos números.
Todos los días festejaba la caída, en décimas de punto, en el voto esperado hacia AMLO. Lo anunciaba como el presagio de la derrota que ocurrió.
¿Ayudaron estos números mal utilizados en el resultado final? Sí. Tras la contienda el personaje ofreció disculpas por el mal uso de la herramienta. No pareció muy convencido en su arrepentimiento.
Ahora se retoma la estrategia. A pesar de ello, el respaldo de López Obrador no cae. Y la desesperación de los opositores aumenta.
Es una de las razones de la ofensiva contra los supuestos derroches. El presidente López Obrador dice que pretenden conservar el millonario negocio por la construcción del NAIM. Es cierto.
Pero aún hay más. Los empresarios que desde 1999 financian a algunos políticos empiezan a darse cuenta que el régimen de partidos está en declive.
El PRI se encuentra en vías de extinción. El PAN no puede sacudirse a la rémora de sus expresidentes. El PRD… bueno.
No será de aquí donde se organice un contrapeso a López Obrador. Por eso la operación rastrillo en busca del nuevo Clouthier entre los suyos.
La tienen complicada. En la desesperación les puede aparecer un Vicente Fox, empresario, miembro de Coparmex, el que intentó un gobierno con ADN empresarial.
La caballada está flaca. Porque “El Maquío” tenía algo difícil de encontrar en muchos opositores: congruencia.
Y honestidad.
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Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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