29 enero, 2025
La eliminación de los incentivos fiscales para el mantenimiento de áreas verdes en la Ciudad de México provocó un despido masivo del cual, ni el gobierno ni los empresarios se hacen cargo. El saldo: miles de trabajadores sin empleo
Texto: Camilo Ocampo
Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – El frío de la mañana no fue impedimento para que Francisco Retana se sumara a la marcha del 6 de enero. Con una pancarta en mano y la mirada firme, este hombre dedicado al mantenimiento urbano de la Ciudad de México alzó la voz:
“No se trata más que de una lucha por ver quién se queda con el dinero de los impuestos, y que deja a la deriva a miles de personas, que en su mayoría son de la tercera edad, con alguna discapacidad o madres solteras”.
A su lado, Marisol Fraga, de 46 años, asentía con la cabeza. Madre soltera de dos jóvenes estudiantes, Marisol fue una de las miles de personas despedidas tras la derogación del Artículo 291 bis del código fiscal. También lo fue Francisco.
Ambos, hasta el día de hoy, permanecen en la incertidumbre desde que el programa de adopción de áreas verdes, que comenzó en 2018 como una iniciativa para enfrentar los desafíos ambientales y urbanos, llegó a su fin abruptamente el 1 de enero de 2025.
El gobierno de la Ciudad de México permanece en silencio, aunque la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, durante su informe de rendición de cuentas mantuvo la propuesta de crear los “Parques Alegría” acrónimo de “arbolar, limpiar, embellecer, gozar, reír, incluir y amar” con la finalidad de conservar las áreas verdes en la capital.
Sin embargo, aún no existe información sobre cómo será la intercomunicación de los distintos organismos dedicados a la preservación de los espacios naturales con los distintos sectores de la población que luchan por el medio ambiente y las empresas que prestaban sus servicios al gobierno.
Con la eliminación de los incentivos fiscales al predial para personas físicas y morales que realizaban tareas de mantenimiento en parques, camellones y banquetas, empresas como YAAX Paisajismo anunciaron el cese de actividades. En un comunicado publicado en sus redes sociales, la empresa declaró:
“Queremos informarles que las actividades laborales de YAAX PAISAJISMO cesaron desde este 1 de enero de 2025”. Agradecieron al personal, pero para Marisol, esas palabras resonaron huecas:
“Los agradecimientos no son suficientes”.
El despido masivo afectó a cerca de 6 mil trabajadores, según estimaciones de los manifestantes. Marisol recuerda el momento en que la llamaron a las oficinas de YAAX:
“Nos dijeron que ya no eran requeridos nuestros servicios. Nos hicieron firmar nuestros finiquitos, y todos lo hicimos”.
Ahora, espera una solución que no llega.
La indignación creció rápidamente entre los trabajadores despedidos. El 6 de enero, Francisco, Marisol y una decena de personas más marcharon hacia las oficinas del gobierno capitalino para exigir respuestas. Tres mesas de trabajo se llevaron a cabo los días 6, 9 y 16 de enero, pero las esperanzas se desvanecieron pronto.
“La respuesta sigue siendo insatisfactoria”, asegura Francisco.
Durante las reuniones, las autoridades les dijeron que no podían hacer nada más que derivarlos a las juntas de conciliación con sus respectivas empresas.
“Lo único que ofrecieron fue priorizar nuestra contratación con otra empresa, en caso de que soliciten trabajadores, pero nos dijeron que nada es seguro o que fuéramos a las ferias del empleo”.
Desde entonces, el silencio ha sido la única respuesta. No se han realizado más reuniones entre las autoridades, las empresas y los trabajadores afectados. La incertidumbre se ha apoderado de quienes, como Marisol, esperan una solución:
“Ahorita estoy en espera de que otra empresa absorba los trabajos de mi cuadrilla, es lo que me comentaban, pero no es seguro aún. Además, como ya firmé mi finiquito, estoy viendo qué nos dicen los del gobierno”.
Francisco no solo habla de despidos, sino de las condiciones laborales que enfrentaban muchos de los trabajadores.
“En muchas de las empresas existían abusos laborales, como la subcontratación, la falta de instrumentos de trabajo y la carencia de equipo de seguridad”, denuncia.
Para él, el problema va más allá de los despidos:
“El tema es la precariedad laboral de los trabajadores al servicio de la ciudad. Contratan empresas sin importar los abusos que puedan ocurrir contra los trabajadores, y al final, entre las discusiones de empresas y gobierno, somos los más afectados, como siempre, la clase trabajadora”.
Marisol, por su parte, reflexiona sobre el valor de su trabajo:
“El trabajo que realizaba lo hacía con mucho gusto, porque no solo se trata de que se vea bonito. Los árboles son pulmones para la ciudad, y mantenerlos es muy importante. Es algo que no se puede dejar de lado así nada más”.
Mientras los trabajadores esperan respuestas, las áreas verdes que alguna vez cuidaron también enfrentan un futuro incierto. El gobierno capitalino no ha anunciado cuál será el nuevo programa que se encargará del cuidado de estos espacios. Marisol lo resume con una pregunta que parece flotar en el aire:
“Ahora que el gobierno nos diga qué va a pasar con las áreas que cuidábamos. ¿Las van a dejar en abandono? ¿Van a buscar a otras empresas? Y también, ¿qué va a pasar con nosotros?”.
Por ahora, las calles que alguna vez vieron a Francisco, Marisol y miles más trabajando en el mantenimiento de la ciudad, están más vacías que nunca. Y mientras tanto, la incertidumbre sigue creciendo, como la hierba en los camellones que ya nadie poda.
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