13 noviembre, 2020
Las delaciones de los Emilios, Lozoya y Zebadúa, sacude a la clase política del país. Se viven tiempos nuevos, una especie de vendetta política como escenario. O tal vez es el primer aviso de una puesta en escena llamada “Sálvese quien pueda”
Twitter: @anajarnajar
Omertà. Es la regla máxima de las mafias italianas. La definición más conocida es silencio, la obligación de callar sobre las actividades del grupo, especialmente ante las autoridades.
Pero entre la Cosa Nostra, la organización criminal, la palabra va más allá de una ley del silencio.
Es un vínculo de confianza, un blindaje para mantener unido al grupo, la certeza de que nada va a pasarte mientras se respete la regla.
La omertà mantiene unida a la famiglia que se convierte en algo superior a los padres, hermanos, primos, la pareja. Una palabra sagrada. Un seguro de vida.
En la mafia siciliana, la más famosa por el cine de Hollywood, quien rompe el juramento se convierte en un cascittuni, un soplón, el Judas que entrega a su familia a los enemigos para crucificarlos.
Pero en esa escala hay otra categoría, el pentito o arrepentido. Es aquel que revela los secretos de la cosa nostra a la policía, con la esperanza de ser protegido.
Porque en ambos casos el castigo para la traición es la muerte. Una regla aceptada desde el primer momento que empieza la vida en la mafiosi.
Las definiciones de gangster son útiles en México. Desde su fundación una de las reglas de oro en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue la omertà.
Con este principio se moldeó el sistema político mexicano. Los que jugaban en ese terreno seguían las reglas de la complicidad como esencia del negocio, la escalera al poder y la fortuna.
Así, la omertà no fue sólo una costumbre priísta. Pronto, con la avidez y desparpajo de los nuevos ricos, la adoptaron casi todos los partidos, especialmente el conservador Acción Nacional.
Fue el partido que nació, en la década de los 30, para hacer frente a la creciente corrupción de quienes se asumieron como herederos de la Revolución Mexicana.
Tal escenario se mantuvo por décadas hasta 1988, cuando el PAN legitimó el fraude con que Carlos Salinas de Gortari se impuso como presidente de México.
Fue la iniziazione de Acción Nacional como el nuovo caro fratello de la cosa nostra. Y como en toda mafiosi la omertà se mantuvo como regla sagrada, el juramento de sangre para proteger a los fratelli.
Pero la famiglia felice desapareció este año. Emilio Lozoya Austin, exdirector de Pemex e integrante del Consiglio di Amministrazione (consejo de administración) de la cosa nostra, decidió colaborar con las autoridades.
A cambio de beneficios en su propio juicio, entregó a la Fiscalía General de la República (FGR) información sobre las operaciones para comprar votos en el Congreso y aprobar la Reforma Energética.
También presentó una denuncia donde señala a los expresidentes Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto de participar en actos de corrupción.
En los meses siguientes aparecieron documentos, videos y testimonios que involucraron a gobernadores del PAN en actos de sobornos.
Destaca el excandidato presidencial de ese partido, Ricardo Anaya Cervantes, quien fuera uno de los mayores promotores de la Reforma Energética.
Los documentos provienen, al parecer, de la información que presentó el ex director de Pemex. Lozoya se convirtió en un pentito. La cosa nostra empezó a desmoronarse.
En las últimas semanas se supo del acercamiento de Emilio Zebadúa con la FGR para ofrecer información a cambio de un “criterio de oportunidad”, la actual figura legal para definir a los testigos colaboradores.
Zebadúa es una pieza clave en la trama llamada Estafa Maestra, una investigación periodística que revela el modus operandi del gobierno de Peña Nieto para desviar miles de millones de pesos del erario.
El caso mantiene en prisión a Rosario Robles, quien fuera secretaria de Desarrollo Urbano y de Desarrollo Social en el gobierno anterior.
Zebadúa era oficial mayor en las dos dependencias, una de las personas de mayor confianza de la exsecretaria. Ahora el controvertido personaje ofrece datos sobre la Estafa Maestra y con ello puede hundir más a quien le protegió durante varios años.
No es todo. Desde la cárcel donde se encuentra otro pentito, el exgobernador de Veracruz Javier Duarte, también ofreció información a cambio de beneficios en su proceso.
Los datos que ofrece, asegura, apuntan al expresidente Peña Nieto, como es de hecho parte del contenido de los expedientes aportados por Lozoya Austin.
Ya aparecen las primeras bajas. La FGR reconoció que solicitó una orden de aprehensión contra Luis Videgaray Caso, el personaje de más confianza del expresidente Peña Nieto.
A Videgaray, considerado en su tiempo como una especie de vicepresidente, se le acusa de corrupción y traición a la patria pero no es todo:
En el expediente de su caso se menciona a su exjefe como el autor intelectual de la red de saqueo y corrupción en el gobierno pasado.
No hay duda: son tiempos inéditos. Las delaciones, la filtración de videos comprometedores, la investigación contra el consigliere del expresidente nunca habían ocurrido.
Al menos no en la pace mafiosa que por décadas mantuvieron el PRI y el PAN.
Algunos creen que se trata de una vendetta criminale, una venganza de secuaces que se sienten abandonados por il capo.
Otros ven una reacción predecible ante la batalla del actual gobierno contra la corrupción, y la certeza de que las murallas que en otros tiempos les protegieron se derrumbaron.
Hasta dónde llegará la cruzada está por verse. Lo único claro es que hay más pentitos en el horizonte.
Cuando le preguntaron al presidente López Obrador su opinión sobre la colaboración de Emilio Zebadúa, el mandatario dijo que se trata de un asunto “muy bajo”.
“Cuando se reparte mal el botín hay motín”, añadió el presidente. Tal vez. Porque en el fondo los escándalos de estos meses pueden ser el primer síntoma de una frase común entre los marinos de siglos pasados:
Cuando naufraga el barco, las ratas son las primeras en saltar por la borda.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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