Cuando la costumbre se hace justicia para las mujeres

22 enero, 2021

Tatyi savi

Desde 1995, inició el ascenso de las mujeres indígenas en el proceso reivindicativo por los derechos sociales, políticos, culturales, ambientales, económicos y sexuales. Esto, de la mano de la creación de las Policía Comunitaria.

@KauSirenio

Con la creación de la policía comunitaria el 15 de septiembre de 1995, en Cuanacaxtitlán, municipio de San Luis Acatlán, Guerrero, empezó el proceso de empoderamiento de las mujeres en esa comunidad. De hecho, fueron las mujeres que conformaron el primer comité de apoyo a los voluntarios del cuerpo de seguridad comunitaria. 

Las mujeres que estuvieron involucradas son:  María Aldama García, Elsa Aldama Garzón, Micaela Emiliano Justo y María Pioquinto Ortega, quienes formaron la primera brigada de apoyo a la comunidad, después vinieron otras más.

Desde esa fecha el ascenso de las mujeres indígenas en el proceso reivindicativo por los derechos sociales, políticos, culturales, ambientales, económicos y sexuales fueron las banderas de lucha de las ña’á savi (mujer de la lluvia), ocupando así un espacio que antes les era negado por su condición de mujer.

Ante esta crisis de violencia en Cuanacaxtitlán, se registraron en cinco años seis feminicidios. Además de las que murieron por falta de médicos que las atendieran durante el parto, llegando así a una situación más complicada para las mujeres de esta región.

Durante la construcción de la policía comunitaria las esposas de los policías, comandantes, coordinadores, consejeros y las propias mujeres fundadoras vivieron con sus esposos el costo económico y emocional que implica tener a un integrante de la familia dentro de la policía comunitaria, siempre con la certeza de que es en beneficio de la comunidad.

En 2009 se publicó un folleto titulado “Mirada desde las mujeres”, coordinado por la antropóloga Teresa Sierra, donde se relata la vivencia de las mujeres durante el proceso comunitario. El folleto contiene entrevistas con esposas de los comandantes y policías, así como mujeres fundadoras de la CRAC.

Los primeros años de lucha de las mujeres en San Luis Acatlán fueron invisibles para muchos hombres y organizaciones sociales que acompañaron este proceso comunitario. Las mujeres que lideraron sus comunidades fueron mal vistas por los hombres y varios se empeñaron a no permitir que una mujer ocupara un cargo de importancia.

Sin embargo, otras mujeres, al grito de basta, salieron de sus casas, recorrieron montañas, ríos y laderas para comunicarse con otras mujeres para impulsar una organización de mujeres indígenas en el territorio comunitario.

Elsa Aldama Garzón fue la primera mujer que fue electa en una asamblea comunitaria para comisario suplente. En 2014 ante la crisis poselectoral comunitaria, la comunidad eligió a Gloria Adama para coordinar los trabajos comunitarios, en un hecho insólito, los señores de señores principales le pidieron que fuera la autoridad, así se abrió el proceso para las mujeres. 

En 2018 Hildeberta Salinas Ricardo obtuvo la confianza de los asambleístas para convertirse comisaria suplente; este 15 de enero, Eugenia Francisco Rufino tomó protesta como comisaria suplente, así se convirtió en la cuarta mujer en ocupar con cargo que durante muchos años era solo para hombres. 

Sin embargo, Asunción Ponce Ramos fue la primera coordinadora de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias. Cuanacaxtitlán es la comunidad indígena donde la inclusión de las mujeres en el sistema de cargo es más recurrente. 

Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.