21 agosto, 2024
Hasta 600 militares llegaron a Sinaloa con la misión de contener la violencia generada tras la captura de Ismael Zambada García, “el Mayo”
Texto: Marcos Vizcarra / Revista Espejo
Foto: Marcos Vizcarra
SINALOA. – La tensión crece en Sinaloa, a donde han llegado 600 militares para contener una ola de violencia que asoma tras la detención de Ismael Zambada García, “el Mayo”, ocurrida la tarde del 25 de julio.
Después de casi un mes, la tensión ha sido visible con el asesinato de miembros de grupos criminales ligados a “el Mayo”, como Martín García Corrales, conocido también como “El Tano” o “Cachuchas” según el Departamento de Estado de Estados Unidos. Este hombre fue localizado sin vida, con huellas de tortura y semidesnudo junto con otros dos hombres en un paraje del municipio de Elota, una zona en el sur de Sinaloa.
“Los últimos días hemos tenido 10 asesinatos. Nosotros los relacionamos en la mesa (de seguridad) y lo vinculamos al entorno después de lo ocurrido los eventos del 25 de julio, cuando ocurrió la captura de dos personajes de organizaciones delincuenciales”, dijo el gobernador Rubén Rocha Moya.
En un informe publicado por el Gobierno de Estados Unidos se señala que “El Tano” es hermano de un hombre llamado Leobardo. Ambos están ligados a las operaciones de ‘El Mayo’ y con el grupo de “Los Chapitos”, como se le conoce a los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
La Fiscalía de Estados Unidos acusó ante una corte en el distrito sureste de Nueva York que los hermanos García Corrales habían traficado fentanilo a ese país. Martín, en específico, es quien hacía el trasiego del opioide.
Martín tenía, de acuerdo al documento en la corte, socios para distribución en múltiples locaciones alrededor de Los Ángeles.
La reacción estatal fue la de enviar a 600 militares que han desfilado en un largo convoy sobre las calles de Culiacán, la capital de Sinaloa, que pudo ser visto por centenas de sinaloenses que observaban desde sus vehículos y las banquetas.
Al frente encabezaron camionetas con armamentos de alto calibre, como si fuera una marcha de guerra o un desfile para demostrar fuerza y superioridad sobre de grupos criminales.
El desfile hizo recordar otros despliegues, como aquel de octubre de 2019, cuando fue el primer intento para detener a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, o los que se hicieron durante la “guerra contra las drogas” entre 2006 y 2012. En cualquiera de los casos, esos desfiles solo fungieron como demostración de poder antes, durante y después de olas de violencia exacerbada.
Los 600 militares marcharon y se integrarán a labores de contención junto con otros 400 elementos que fueron enviados a Sinaloa entre el 26 y 28 de julio, apenas sucedió la detención de Zambada García en Estados Unidos.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, antes de la llegada de estos mil militares ya se tenía a 2 mil 800 marchando sobre el territorio sinaloense, pero con labores operativas como la desmantelación de laboratorios para drogas sintéticas o de rescate de personas ante desastres naturales.
La diferencia, pues, es que estos mil militares se instalan para contener violencia.
Esta nota fue publicada originalmente en REVISTA ESPEJO, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes ver la publicación original.
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