De madrugada, Macron promulga ley de retiro

14 abril, 2023

Francia se ha visto sacudida por tres meses de manifestaciones y huelgas por la propuesta del presidente de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años, con cerca de dos de cada tres votantes en contra de los cambios, según los sondeos. Foto: de Jean-Francois Monier / AFP

El Consejo Constitucional de Francia aprobó este viernes la reforma de la jubilación del presidente Emmanuel Macron, tras conocerse la decisión, diversas localidades en toda Francia son escenario de manifestaciones espontáneas. De madrugada, este sábado el presidente promulgó la ley en el Diario Oficial.

Texto: Iván Cadin @ivankdin

Foto: Jean-Francois Monier / AFP

PARIS, FRANCIA.- A escasas horas de que el Consejo Constitucional validara en lo general la reforma de jubilaciones que el gobierno francés decidió aprobar por decreto en marzo pasado, el presidente Emmanuel Macron optó por realizar un movimiento exprés cuando disponía de quince días para hacerlo: promulgar la ley en el Diario Oficial la madrugada de este sábado, pasadas las tres de la mañana hora de Francia.

Fue con esta noticia que el país despertó por la mañana. Las reacciones y posturas se fueron sucediendo una a una:

Olivier Véran, portavoz del gobierno, dijo que el gobierno está “convencido” de que existe en el país una “voluntad de apaciguar” las cosas y que la comparte, “y es por eso que la ley ha sido promulgada tras su validación por la Corte y el presidente ha tendido su mano a los sindicatos para proponerles un encuentro, para trabajar en otros temas de interés cotidiano”. A su vez, la oficina del Palacio del Elíseo, sede presidencial, anunció que Macron dará un mensaje televisivo el próximo lunes 17 por la tarde.

Olivier Dussopt, ministro del Trabajo, consideró que no existían motivos para no promulgar la ley: «¿Qué diferencia hay en esperar tres días, cuatro días o cinco días cuando ya está validada la reforma? La ley se vota, se valida y por lo tanto hay que publicarla como está”.

Por su parte, la intersindical, la amplia asamblea de sindicatos opositores a la reforma, señaló que tras la decisión presidencial se mantiene «muy unida» y llama a hacer del primero de mayo próximo, día de los trabajadores, «un momento histórico de movilización», así como a realizar manifestaciones y huelgas de aquí a esa fecha.

«El desprecio hacia a los trabajadores ha sido una constante, pero su dignidad en la calle es más fuerte «, opinó Laurent Berger, líder de la CFDT, el sindicato más grande de Francia. “La sabiduría democrática exigía no promulgarla y renovar el diálogo”.

Sophie Binet, la nueva secretaria del sindicato de la CGT, el segundo en número de afiliados en el país, señaló que “(Macron) tenía quince días para proceder a la promulgación y por lo tanto podía utilizar ese plazo para retirar este proyecto y así respetar la voluntad popular. Al contrario, decidió continuar su paso con fuerza y ​​despreciar a los millones de trabajadores”.

“Como un ladrón”

El líder de izquierdas, Jean-Luc Mélenchon escribió en su cuenta de twitter: “Macron quiso intimidar a toda Francia de la noche a la mañana. ¡Ladrón de vida! Absurda muestra de arrogancia. La lucha por el retiro de la ley implica ahora una cuestión de dignidad.”

El mismo adjetivo, “ladrón”, se repitió en diversas expresiones de la izquierda francesa: “Para efectuar su hurto, en plena noche como un ladrón, eso dice mucho sobre el nivel de serenidad del poder”, señaló Manuel Bompard, coordinador de La Francia Insumisa (LFI); “una ley promulgada en plena noche, como los ladrones”, dijo por su parte Fabien Roussel, secretario general del Partido Comunista; “como los ladrones, Macron y su banda han promulgado su ley en plena noche, porque ellos lo saben bien: lo que vienen de hacer es un atraco democrático”, escribió en twitter François Ruffin, diputado de LFI y considerado uno de los fuertes candidatos a la presidencia en 2027.

El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, estimó que la decisión de promulgar la ley de madrugada «no ha sido un acto trivial», sino “una expresión de delirio febril», y que con ello Macron ha intentado «noquear» a la oposición, pero “conocen el proverbio mexicano: ‘nos quisieron enterrar, no sabían que éramos semillas.’ Nació algo poderoso.»

La secretaria general de EELV, el partido ecologista, fue también contundente: “Esta promulgación en la noche, ¡vaya provocación! Nueva fanfarronada de Macron, cuando el país nunca había estado tan fracturado. (…) Mientras dice que quiere apaciguar: ¿de quién se burla?”

Marine Le Pen, de Agrupación Nacional, el partido de extrema derecha, consideró que «al optar por promulgar la injusta ley de pensiones a las 3:28 a.m., Emmanuel Macron está cometiendo otra provocación contra los franceses. Un presidente de la república debe unir al pueblo francés, pero Emmanuel Macron es un pirómano que, lamentablemente, habrá dañado nuestra democracia”.

Diálogo de “concordia” y desdén presidencial

Hace apenas unos días, en la antesala de la sentencia del Consejo y recién llegado de una visita oficial a los Países Bajos (donde fue interpelado por gente que protestaba), el presidente Macron había señalado que, tras el veredicto, la semana entrante buscaría tener un intercambio, con “espíritu de concordia”, con la intersindical, pues “el país debe seguir avanzando”.

“Sé que el ambiente aún tendrá las huellas de los desencuentros del momento, pero lo haré con espíritu de concordia y voluntad de comprometerme a lo que sigue, sea cual sea la decisión de los sabios (en Francia así nombran a los miembros del Consejo, la Corte francesa)”, dijo el mandatario.

Tras saberse el veredicto de los jueces, la intersindical le pidió “solemnemente” no promulgar la ley. Sophie Binet había señalado que no promulgarla era la «única manera de calmar la ira. (…) (Macron) no puede gobernar el país hasta que retire esta reforma”. Una posición similar asumió Laurent Berger, quien también llamó al presidente a no promulgar la reforma en los próximos días.

La sentencia de la corte, decisiva

Para promulgar la ley de jubilaciones, Macron necesitaba que el Consejo Constitucional le diera luz verde, pues la reforma fue llevada a esta instancia ante la serie de impugnaciones que la oposición presentó. Pero como estaba previsto, la Corte francesa aprobó este viernes la reforma en lo esencial, rechazando algunos puntos secundarios. De esta forma, hizo válida la norma que recorre la edad de jubilación de 62 a 64 años. Macron contaba con quince días para subirla al Diario Oficial.

Dados los fuertes ánimos encendidos en todo el país y la crispación social ante una sensación de naufragio democrático por la forma de gobernar del presidente, que amplios sectores ven como autoritaria, se pensaba que los sabios validarían la ley aunque con modificaciones pero con un guiño a la oposición, aceptando también la propuesta de referéndum ciudadano que fue promovida ante dicha instancia por parlamentarios de izquierda con la idea de llevar a consulta popular la citada reforma, pero no fue así. Esta propuesta fue rechazada, aunque una eventual segunda propuesta de consulta sería valorada a inicios de mayo.

Un veredicto, dos posturas y una jurisprudencia

El gobierno previamente había presentado sus argumentos al Consejo para promover la validación de su ley, reafirmando que la reforma había sido presentada al legislativo por la vía de “proyecto de ley de financiamiento rectificativo de la seguridad social” (PLFRSS, por sus siglas en francés), una opción que, constitucionalmente, le permite al gobierno optar por el decreto y evitar sesiones y votos definitivos en la Asamblea.

Por su parte, tanto los sindicatos como las fuerzas opositoras a la reforma, como la NUPES (la coalición de diputados de izquierda) y AN presentaron sus argumentos de rechazo señalando que la reforma se presentó bajo un esquema que no le competía, esquema que acotó los tiempos de deliberación, acortó el debate, bloqueó votos y, al final, otorgó el uso legal pero no legítimo del decreto. Básicamente argumentaron la «violación de los procedimientos parlamentarios» para pasar esta ley.

De haber decidido que la reforma era contraria a la Constitución, automáticamente se habría desechado su entrada en vigor, pero los sabios la consideraron válida en lo general, sentencia que abre ahora una interrogante para ciertos constitucionalistas en Francia sobre los límites de la labor de los diputados para la presentación de próximas leyes a futuro, pues si el Consejo aceptó como constitucional, en esos términos, que la presidencia de Macron pudo utilizar el marco legislativo de la PLFRSS para aprobar leyes importantes sin usar el voto en el parlamento, crea jurisprudencia en el país.

Un consejo de sabios muy partidizado

El Consejo Constitucional en Francia es una instancia que tiene la misión de validar que las leyes surgidas del parlamento no sean contrarias a la Constitución francesa, ley fundamental que ningún texto jurídico puede contradecir. El Consejo está compuesto por nueve miembros, los sabios.

Estos sabios o jueces son personajes con pasados políticos muy cercanos. Prácticamente todos han sido o ministros de gobierno, alcaldes, diputados, dirigentes partidistas o asesores de gabinete.

La imparcialidad de sus sentencias se ha puesto en duda constantemente puesto que sus miembros son nombrados por el presidente de la República y los presidentes del Senado y la Asamblea, cada uno con derecho de elegir a tres. También por el hecho de que los ex presidentes en vida son miembros por derecho del Consejo, sin necesidad de selección previa. En la realidad, prácticamente ningún presidente ha usado esta prerrogativa tras su mandato, no obstante, la influencia presidencial permanece legalmente en el órgano.

Laurent Fabius, sabio actual presidente del Consejo, fue canciller con François Hollande (quien lo propuso para el puesto) y ministro de Economía con Jacques Chirac. Otro sabio, Alain Juppé, además de haber sido canciller con Nicolas Sarkozy, fue primer ministro de Jacques Chirac (su apellido da nombre a una ley de jubilaciones que en 1995 provocó también numerosas huelgas, el llamado “Plan Juppé”).

Sin embargo, constitucionalmente, todo veredicto que emiten los jueces es irrevocable. Los sindicatos habían dicho días antes que no cuestionarían la decisión del órgano judicial en caso de validación de la reforma, pero insistieron que el movimiento de protesta por la reforma debería continuar.

Un descontento que la promulgación enciende más

El viernes por la tarde, tras conocerse la decisión de la Corte, diversas localidades en toda Francia fueron escenario de manifestaciones espontáneas, las cuales se mantuvieron hasta bien entrada la noche. Protestas de este tipo, “salvajes”, como les llaman en Francia, brotaron también cuando se supo que el gobierno francés había decidido aprobar la reforma de retiros vía decreto, hecho que detonó, precisamente, que dicha reforma fuera impugnada ante el Consejo Constitucional.

En París, grupos de gente comenzaron a reunirse en la sede de la alcaldía capitalina para posteriormente marchar hacia diversos puntos. La zona circundante a la sede del Consejo Constitucional, no muy lejos de ahí, había sido acordonada desde un día antes con un fuerte dispositivo de seguridad tras el anuncio por parte de la policía de que ese cuadrante estaba prohibido para manifestaciones públicas.

Tras el veredicto, la primera ministra, Élisabeth Borne, señaló que no hubo «ni vencedor ni vencido», queriendo dar por terminado el asunto al decir que la propuesta de ley llegó «al final de su proceso democrático».

En un video publicado en sus redes sociales, Mélenchon consideró que la decisión del Consejo «muestra que está más atento a las necesidades de la monarquía presidencial que a las del pueblo soberano».

El jueves 13 de abril, un día antes de la sesión del Consejo, se llevó a cabo la doceava jornada de manifestación contra la reforma de pensiones. Como ya es habitual durante las manifestaciones, la policía reprimió en masa con el pretexto de encarar al bloque negro. Acciones más fuertes simbólicamente hablando también han tenido lugar, como las tomas momentáneas y pacíficas de las sedes de BlackRock, la mayor empresa de gestión de acciones millonarias en el mundo, o la de Louis Vuitton (LVMH), la casa de moda y accesorios de lujo, cuyo propietario es Bernard Arnault, quien hace unas semanas desplazó a Elon Musk como el hombre más rico del mundo, con 224 mil millones de dólares de fortuna.

Han sido tomas ruidosas pero sin violencia. En declaraciones a la TV francesa, un ferrocarrilero que participó en una de ellas habló de este tipo de acciones: «Estamos en la sede de LVMH y, por tanto, en las oficinas de Bernard Arnault, el principal multimillonario de Francia y del mundo. Venimos a decir que si hay problemas de dinero para financiar las pensiones, hay que venir aquí, en el bolsillo de los multimillonarios, de los que tienen tanto dinero que ya no saben qué hacer con él».

Francia vive desde hace tres meses y medio una serie de revueltas, huelgas y manifestaciones que han variado en su intensidad a lo largo de las semanas pero que, en los hechos, se mantienen presentes y numerosas. Por ejemplo, la asistencia a la jornada previa al anuncio del decretazo de la reforma fue baja en comparación a la que le siguió tras conocerse el uso presidencial de esta maniobra. Ahora, con la promulgación nocturna hecha por el presidente Macron de la cuestionadísima ley de jubilaciones, se abre una nueva brecha en el descontento social que vive el pueblo francés.

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