Policía de Jalisco detuvo al menos a 16 jóvenes en las calles aledañas a la sede de la Fiscalía del Estado durante la tarde del viernes; el objetivo fue disolver la protesta que exigía la liberación sin fianza de los 28 detenidos en la marcha #JusticiaParaGiovanni. Hasta la mañana del día siguiente había al menos ocho desaparecidos por las fuerzas estatales.
Texto: Jade Ramírez Cuevas/Perimetral
Fotos: Félix Márquez
Guadalajara.- Los detuvieron hombres altamente armados, con los rostros cubiertos y sin placa de policía investigadora de Guadalajara o del estado; los hombres circulaban en camionetas sin placas. Ellos impidieron que Jorge, Alberto, Noé, Luis, Eduardo, Zazil, Regina, Andoni, Jorge, Carlos, Edwing, Mariana, Camila, Eloy, Braulio y Francisco, llegaran al punto de reunión: la calle 14.
Lo que inicialmente sería una jornada de protestas para exigir la liberación inmediata y sin fianza de las 28 personas –entre quienes se encuentran seis menores y dos mujeres– detenidas el 4 de junio, se volvió la cinta de moebius: sales, te pego, sales, te detengo, gritas…te ataco.
En rueda de prensa matutina, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, se negó a hablar de los abusos policíacos de un día antes y pidió “por favor” que le preguntaran por el policía quemado de la espada al cuello por un joven que, en la revuelta del 4 de junio, no fue detenido ni estaba identificado, pese a la fuerte presencia policiaca y las cámaras.
Tanquetas, camionetas rondaban las calles de bodegones y trailers. Y también hombres tratando de escurrirse entre los pequeños grupos que intentaban llegar a la zona industrial de Guadalajara para apoyar a las familias de los detenidos en la violencia represiva del jueves.
Las oficinas de la Fiscalía del Estado quedaron cercadas desde el mediodía, con policía investigadora y docenas de mujeres vestidas de gris, cubiertas del rostro y cargando tubos, palos. El punto de reunión estaba acordonado con cinta amarilla.
Llamó la atención que había más medios que personas exigiendo la liberación y llegó el aviso: ¡Están deteniendo a los compañeros que venían caminando en plaza Las Torres sobre 8 de julio y Lázaro Cárdenas! Iba corriendo el rumor.
Para cuando se concentró el intento de mitin en un solo punto entre la calle Pinzon y la calle 14, decidieron salirse de la boca del lobo los que ya habían llegado y los pequeños contingentes que pretendían acercarse.
Llegar a la fiscalía dejó de ser el objetivo de los manifestantes, en su mayoría jóvenes, y algunos adultos que se fueron sumando poco a poco desde el centro de Guadalajara cuando la Asamblea Popular de Jalisco -entre ellos sobrevivientes a detenciones arbitrarias- se reunió en la Plaza Liberación para juntar fuerzas y moverse hasta ese punto, la calle 14, con una misión: no dejar concluir las 48 horas después de la detención de 28 personas para que un juez no formalizara delitos fabricados.
Se sumaron albañiles, gente que iba pasando por la puerta trasera de catedral quienes con cualquier chispazo se les despertó la indignación; “me sacaron de mi casa por un juicio que no llevé”, me contó con la mirada enardecida un señor de la colonia Tonalá quien presenció el trato indigno a un hombre que escapaba de dos policías de primer contacto en las calles del centro. Ese hombre, de nombre Gerardo Cabral, finalmente fue sometido; en teoría sería detenido, pero los policías lo tenían tirado en el piso.
Gerardo Cabral iba pasando como las otras seis señoras que reclamaron el trato, como docenas que comenzaron a reclamar que si había delito lo detuvieran, pero que si no, lo dejaran levantarse y le devolvieran sus tenis.
Eso pasó a las 5 de la tarde, una hora antes de la cita en la fiscalía y resultó para los policías alrededor del edificio de palacio de Gobierno un hallazgo: la gente ha perdido el miedo y, a gritos, defendía sin miramientos a alguien que recibía tratos crueles a plena luz del día.
Gerardo se sumó al contingente y llegó hasta la fiscalía. No entendía qué sucedía, pero sintonizó con los reclamos, con la rabia, con la queja al unísono: ¡Justicia!
Conforme se acumulaban los hechos presenciados por cualquier cantidad de testigos y transcurrían las llamadas, bloquearon el paso de autos en la calle Pinzón y 8 de julio.
¡Presos políticos! ¡Libertad!
¡Presos políticos! ¡Libertad!
¡Se llevaron a nuestros amigos!
Un padre tembloroso desde una esquina hablaba con su hija que recién había sido liberada: “Tranquila, tienes que calmarte, escúchame, camina”, le decía en tono firme tratando de orientarla por teléfono. El plan era que la joven llegaría al punto de reunión la tarde del 5 de junio, pero no llegó. Fue interceptada por hombres en una camioneta, la subieron y la trajeron dando vueltas. La liberaron una hora después lejos, muy lejos, de un punto que ella ni siquiera conocía.
Y eso hicieron con muchos, y con muchas jóvenes. Las subieron, les dieron vueltas. Después se sabría que tras horas de “paseo”, las soltaron sin teléfono en lugares remotos, entrada la noches, separadas entre sí y asustadas.
En la manifestación se enteraban nombre por nombre.
Se sumaban nombres y manifestantes paraban el tráfico. En las redes sociales se acumulaban los nombres de quienes no llegaron a la protesta y la gente entonces cambiaba los planes. Un solo contingente de trescientas personas pidió reserva a la prensa y nos alejó, debían tomar una decisión y tomaron la mejor: alejarse de la boca del lobo antes de que cayera la noche.
Caminaron -sin sentido por momentos- hacia la avenida Federalismo donde pasa la línea 1 del sistema de tren eléctrico urbano, el Tren Ligero. Pensamos que caminarían hasta Casa Jalisco donde había menos de 70 personas pero no, giraron al sur y pocos entendían cuál era la misión. Los vecinos de la colonia salían admirados pues por esa zona jamás ha transitado una marcha, y menos una protesta contra el fiscal de Jalisco, Gerardo Octavio Solís Gómez, el torturador de la represión a los altermundistas el 28 de mayo de 2004 cuando la cumbre iberoamericana en el Centro Cultural Hospicio Cabañas.
Al llegar a la estación Urdaneta pararon el tránsito de un vagón. Los usuarios del tren ligero comenzaron a reclamar y durante 15 minutos, estuvo a punto de estallar un enfrentamiento violento. Se lanzaron botellas de agua, un bote de basura y varios reclamos: únete pueblo, nadie pasa hasta que liberen a nuestros compañeros. Por primera vez no se escuchó un “huevones” provenir de alguien interrumpido en su paso por alguna protesta, lo que querían en su mayoría trabajadores que regresaban a sus casas, era seguir el camino.
El centenar de personas que salieron del vagón que se dirigía de norte a sur, no entendía lo que sucedía y pasados los reclamos, se les liberó el paso.
Los del contingente de la marcha echaron a un policía infiltrado a gritos y éste se fue a paso veloz perdiéndose entre las calles de la colonia El Fresno. Repensaron el momento, cambiaron de opinión: “no vamos a afectar al pueblo, a los jodidos” gritó una chava.
Liberaron el paso del tren dejando a su paso pintas. A.C.A.B. [All Cops Are Bastards], justicia, el rostro de Giovanni López, asesinos. ¡Vámonos al centro! gritaron y avanzaron a paso veloz en sentido contrario; ya debajo del puente vehicular sobre la avenida Federalismo en el cruce con Lázaro Cárdenas, volvieron a parar.
Se bloqueó el paso de automóviles de oriente a poniente, primero, y después se extendieron de poniente a oriente sobre Lázaro Cárdenas, una de las arterias que desahoga vehículos de carga pesada y es uno de los circuitos más transitados, con o sin aislamiento social por la pandemia.
Fueron bajando las consignas y las pintas. Debían decidir que hacer. Transcurrió casi una hora y ocultarse el sol comenzaron a hablar con algunas personas que pasaban por ahí, familias, que no entendían la protesta y fueron discurriéndose en grupos de cuatro, en par, no solos, por las calles de la colonia a pie. Los agentes viales los tenían cercados por todos lados. Pretender llegar a pie por la avenida Federalismo al centro, al parque Rojo, implicaba pasar por un túnel y más calles solitarias.
La marcha por la liberación de los detenidos concluyó, los periodistas nos fuimos retirando y la suma de nombres de detenidos-desaparecidos va en aumento.
El fin de semana se anuncian más acciones, una protesta en Ixtlahuacan de los Membrillos donde fue ejecutado Giovanni López, volver a tomas las calles, enfrentar de nuevo la estrategia de represión que, por lo visto, no dará pasos atrás; la interlocución de contrapeso al gobernador, no se ha hecho escuchar.
* Hasta las 11:45 de la mañana del sábado permanecían en calidad de desaparecidos varios jóvenes.
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