Padres de los normalistas de Ayotzinapa por fin fueron recibidos en la Cámara de Diputados. Fue la primera vez en cinco años que el Congreso les abrió las puertas. Pero se fueron sin un posicionamiento de los legisladores, algunos indiferentes, que los apresuraron para recibir al secretario de Hacienda y continuar con la orden del día
Texto: José Ignacio De Alba y Reyna Haydee Ramírez
Fotos: Mario Jasso y Victoria Valtierra / Cuartoscuro
El día histórico cuando los padres de los normalistas de Ayotzinapa llegaron por primera vez a la Cámara de Diputados pasó, casi, desapercibido en la orden del día. Ante 367 legisladores, la lucha de los padres mereció poco más de 30 minutos en la asamblea.
El recibimiento fue sobrio y no causó gran expectativa en la sesión del día; más bien la atención de la jornada se la llevaría la comparecencia del secretario de Hacienda.
La presencia los familiares de los estudiantes contrastó con los diputados trajeados, con corbatas y pañuelos, con cabellos engominados o de salón, con las rinoplastias o las faldas y abrigos.
Muchos de los padres y madres de los estudiantes llegaron con huaraches al alfombrado salón de sesiones, vestían con sudaderas, bordados y pañuelos o chamarras de mezclilla y sombreros de campesinos. Los “invitados de honor” llegaron de un sitio muy lejano a la asamblea.
Una parte de los diputados, principalmente de Morena, fueron los más entusiastas con las consignas, con el pase de lista, con los actos simbólicos. Otros permanecieron toda la intervención con la mirada en sus teléfonos celulares, ajenos a los llamados, a los saludos, al discurso.
En la tribuna habló Hilda Hernández Rivera, madre de César Manuel González; vestida con un reboso explicó que durante años intentaron llegar a esta Cámara pero que nunca fueron recibidos. En su discurso de 5 minutos aseguró:
“Las fuerzas del Estado desaparecieron a nuestros hijos, posteriormente se negaron a investigar, cuando lo hicieron, obstaculizaron las investigaciones y nos cerraron las puertas. El gobierno anterior nos trató como disidentes políticos, no como víctimas”.
El poder judicial, añadió, fue “despótico” con ellos. Hilda aseguró que durante “las horas críticas del 26 de septiembre las autoridades omitieron emprender acciones para prevenir la desaparición forzada de nuestros hijos”, a pesar de que desde temprano tenían información en tiempo real de lo que estaba sucediendo en las calles de Iguala, Guerrero.
Además, recordó a los asambleístas, a los que escuchaba, que la PGR empezó la investigación 8 días después del día que desaparecieron los normalistas.
“Dejó pasar horas decisivas para poder dar con el paradero de los estudiantes”, dijo la mujer.
Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio Tizapa, explicó en la tribuna que Minerva Bello, madre del normalista Everardo Rodríguez, murió hace poco sin saber nada de su hijo:
“A esta Legislatura le exigimos que vigile las investigaciones que realizan las autoridades y que exhorte a todas las instituciones para que en el mismo marco de sus competencias aporten sus esfuerzos a las investigaciones”.
Al acabar las ponencias de las madres, el diputado Mario Delgado utilizó la tribuna para hacer un pase de lista de los 43 estudiantes. Los padres salieron en fila india por uno de los pasillos.
Con los familiares afuera, una diputada morenista se disculpó desde su curul con los padres de los normalistas por apresurarlos a salir de la Cámara y no posicionarse públicamente frente a su discurso.
Minutos después y acompañado con un centenar de diputados, el secretario de Hacienda Arturo Herrera dio compareció casi siete horas, entre cuestionamientos y posicionamientos. A esta sesión acudieron 100 diputados más que con los padres de Ayotzinapa.
Un lustro después de la desaparición de los normalistas, “la única verdad es que no hay verdad” sobre qué pasó, aseguró el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas, vestido con una playera que rememoraba a los estudiantes de Ayotzinapa.
En la conferencia matutina el gobierno federal presentó el replanteamiento de la investigación y los hallazgos encontrados; entre ellos el ocultamiento de información crucial, del Cisen y de la Policía Federal.
«Se ocultó información tan importante como las bitácoras del Grupo de Coordinación Guerrero que articulaban todas las instituciones de Seguridad federal y local», añadió Encinas.
Por otro lado se aseguró que el Ejército ha cumplido con “todos los requerimientos de información” que se han pedido.
Incluso en la conferencia se mostraron fotografías de este año en la que aparecen los padres de los normalistas visitando por primera vez las instalaciones del 27 Batallón de la Sedena.
En la conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador, vistió una playera igual a la de Encinas.
Aseguro que está cumpliendo con su compromiso de campaña de reiniciar las investigaciones y de perseguir a autoridades omisas.
La actual administración ha tenido que lidiar con la liberación de más de 70 implicados en el caso Ayotzinapa por irregularidades en el debido proceso.
En las nuevas investigaciones el gobierno federal aseguró que requisó 80 millones de llamadas en Guerrero.
“Una de las primeras conclusiones es que en ningún momento hubo contacto por parte de ninguno de los estudiantes con ningún grupo delictivo o alguno de sus integrantes”, dijo Encinas.
Encinas precisó que ahora el caso de los estudiantes se lleva como “Desaparición forzada” y no como una simple desaparición.
Omar Gómez Trejo, fiscal especial del caso, aseguro que la próxima semana que diversos funcionarios de la administración pasada serán llamados a declarar o a ampliar información, entre ellos, como es el caso del exgobernador Ángel Aguirre o el exprocurador general de la república Murillo Karam.
El funcionario destacó la recompensa que ofrece el gobierno de un millón y medio de pesos a quien de información sobre los 43 normalistas.
Y de 10 millones por informar del paradero de Alejandro Tenescalco Mejia, uno de los presuntos y principales implicados en la desaparición.
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Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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