Después de casi 7 años en prisión, acusado de un homicidio que no cometió, Fidencio Aldama salió libre. Su excarcelamiento, sin embargo, tiene una trampa. En entrevista con Pie de Página, el integrante de la tribu yaqui habla de su situación legal y recuerda que sigue abierta la herida de Loma de Bacum por su oposición al gasoducto
Texto: Daliri Oropeza Alvarez
Foto: Cortesía Fidencio Aldama Pérez
CIUDAD DE MÉXICO.- Dentro de la cárcel, Fidencio Aldama Pérez tenía la certeza de no haber cometido ningún delito. El joven yaqui, habitante de Loma de Bacum, fue detenido en septiembre de 2016 por el asesinato de un hombre: Cruz Buitimea. Los yaquis reclamaron que era un preso político, porque Fidencio, como el resto de su pueblo, se opuso a la construcción de un gasoducto en su territorio. El pasado 14 de julio, después de 6 años y 10 meses de encierro, salió de prisión.
Durante ese tiempo permaneció en el Centro de Readaptación Social de Ciudad Obregón, un penal que tuvo calificación reprobatoria en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2023 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). El grupo de abogados que lleva el caso describe que hubo presiones de funcionarios federales, estatales y municipales para que firmara un documento donde acepta la culpa del homicidio. Cuentan que incluso llevaron a familiares para convencerle. Pero Fidencio se negó a firmar.
“Seguí firme con la lucha, aunque me ofrecían quitaran años”, asegura Fidencio, en una entrevista con Pie de Página.
Parte de su fortaleza la obtuvo de las costumbres del pueblo yaqui, donde ejerce el encargo de matachín y fariseo. Desde niño aprendió todas las danzas yo’emes de solo observarlas. Recordarlas le sirvió para resistir. Escribir cartas, también.
Ahora está libre, pero no por completo. A pesar de que el delegado de Gobernación en Sonora, Máximo Boscoso le aseguró que saldría con libertad plena, su libertad podría ser una trampa. En la entrevista cuenta que al salir del Cereso, el director Ramón Coronado Flores le hizo firmar otro papel supuestamente de salida, sin que lo pudiera revisar o sin que le diera copia. Seis días después, recibió una notificación de un sustitutivo de prisión que él no solicitó. La emite un juzgado de ejecución de sanciones. El documento dice que le concede el sustitutivo de prisión con tratamiento de semilibertad, que debe ponerse a disposición de la autoridad que va vigilará las condiciones que tiene que cumplir, durante el tiempo restante, la pena que le fue impuesta: 14 años.
—Lo primero que hiciste el viernes de tu liberación fue estar en el inicio de la fiesta de la Virgen del Cármen, ver a tu hijo danzar…
—Sí, él inició danzando venado y ahora danza matachín. Me siento muy orgulloso de él porque sigue las tradiciones. Pues eso es lo que es… Reviviendo la las traiciones de aquí de la nación yaqui. Estoy dejando esta esta herencia. La danza siempre es un es una práctica religiosa, que se ha llevado desde el principio y hasta el fin como Tribu Yaqui. Donde pues igual está la convivencia familiar y todo lo que hay de por medio dentro de una celebración.
—¿Por qué te encierran, Fidencio? ¿Estabas protestando contra el gasoducto?
—Soy una persona noble, trabajadora. Dentro de la autoridad y gobierno de mi pueblo, mi cargo es la vigilancia. La Guardia tradicional me asignó ese cargo para estar al tanto de la comunidad, del pueblo, de la problemática, del gasoducto o la que fuera. Porque hay personas que alteran el orden, y ya vamos por ellos, ordenado por el gobernador, para presentarlos ante la autoridad tradicional y a ver cuál es el motivo por el que están alterando el orden. Por ejemplo, así con aquellas personas que se dedican al robo de ganado. Pues vamos, damos la vuelta en las colindancias del terreno, consultamos a las partes. A mi me tocaba vigilar cuando las cosas se estaban poniendo feas con la empresa del gasoducto. Después de un diálogo que se había llevado a cabo, donde la autoridad y la empresa del gasoducto habían llegado a algunos acuerdos.
«Cuando yo pienso que con los acuerdos, bajaría el asunto, pues la empresa no los respeta. Así, comenzaron los disturbios. Querían sustituir a nuestra autoridad tradicional para hacer valer su voluntad. Es triste, yo creo que pudieron convencer a los demás pueblos para aceptar el gasoducto y para que pudieran a atacar así, al pueblo de Loma de Bácum. Primero fue un enfrentamiento en las vías del ferrocarril, un día antes de que muriera el señor Cruz Buitimea. El pueblo de Loma fue a donde estaban realizando las obras de construcción del gasoducto, que colinda con el otro pueblo. Recabábamos pruebas para el procedimiento legal que llevábamos para el amparo. Era jueves. Luego, el viernes 21, yo me encontraba en la Guardia tradicional. Todo el mundo ahí estaba, unas 50, 70 gentes estamos ahí reunidas».
«Entonces junto con la vigilancia de Loma, fue medio día cuando llegan los de los otros pueblos. Unas 600 gentes, de camionetón o troca. Pues nosotros hicimos frente a eso. Ya venían ellos con la intención de sustituir a nuestro gobernador y toda la Guardia, para así poder firmar el gasoducto. Los de la vigilancia nos pusimos a un lado. Teníamos la orden de no dispararles, aunque ellos traían armas. Nos pusimos cinco metros de separado, de cada uno de ellos. Yo estaba al frente. Estaba tranquilizando a la vigilancia, cuando se oye una detonación de parte de los pueblos que nos agredieron. Todo se altera y comienzan a disparar tanto de ambos lados. No se puede saber realmente quien inició porque hubo varios disparos. Una prueba muy grande que me debe favorecer es que Cruz murió por un calibre 22 y yo portaba un calibre 45».
«La comunidad quería el diálogo pero cuando la empresa vio que no le convenía, fue ahí donde se rechazó por completo su propuesta de megaproyecto. Era para la conveniencia de otros, no para la comunidad. Bueno, de algunos, no de toda la comunidad. Además destruye el territorio. Lo dialogamos autoridades tradicionales, iglesia y tropa, tenía más desventajas que ventajas».
—¿Cómo fue tu experiencia en el Cereso de Obregón?
—Me impactó haber llegado a ese lugar. Pero al igual también es un momento de reflexionar el por qué estás ahí. Yo seguí en firme lucha y con la certeza de que soy inocente. De que no voy a dejar que destruyan los terrenos que son nuestros. Y yo sigo esa misma lucha. Así como nuestro antepasados, que perdieron sangre, que perdieron vida para defender nuestras gentes, tradiciones, tierras y aguas, yo también llevo lo que es el juramento de la tribu yaqui.
«(La cárcel) prácticamente pues me hizo más fuerte. De seguir hacia delante, de impulsar. De decir ‘no’ a estas personas del gobierno. Que me llegaban ahí que diciendo que me culpara, que me podían rebajar tres años de sentencia. Y así sucesivamente me ponían las condiciones, según ellos, favorables. Algo acá sentí, por lo que yo no accedí. Era más mi corazón que me llamaba para la luz, para el territorio, esa herencia vamos a dejarlo a los hijos. Entonces yo creo que me fortalecí. Seguí adelante. Yo creo que muchas de las visitas del gobierno fueron para pactar el gasoducto. Seguí firme con la lucha, aunque me ofrecían quitar años.
«Yo tenía la certeza en desde el primer momento de ser inocente, pues yo no no hice nada. Entonces, por eso viví tranquilo ahí en ese lugar. Mucho a pensar, no siempre viendo el presente. No tenían pruebas contundentes de que yo fui. Seguiré diciendo que yo portaba un arma, sí, pero no era el arma que había matado al señor Buitimea. La primera falsedad de mi caso, de manera corrupta, encerrar a una persona inocente, es la experiencia más injusta que he vivido».
—¿Bajo qué términos te liberan?
—Fíjate que ahora el 11 de julio, pues miramos los términos con Máximo Boscoso, de Gobernación federal, en Sonora. Se supone que totalmente sería liberado sin cargo alguno. Pero dentro del penal, me dan un documento donde leo que sí se me da la libertad, pero ahí decía en una línea más abajo que era semilibertad. A lo que yo no tenía ni idea de lo que era. Le pregunté al licenciado en el mismo plantel. Oye, ¿qué es esto de semilibertad? No me explica. El día que salí, ya me tomaron las huellas y firmé ahí el documento y todo. Pero al momento de decir quién vendría por mí al cereso, que fue la autoridad, en la espera de que llegaran por mi, pues prácticamente me lo volvió a dar a firmar el director algo que no me devolvió. Era su estrategia».
«Me dijo que así: vas a salir así nada más, mañana quedarán los términos. Pero nunca se hablaron de los términos. El documento original que yo firmé era exigiendo mi libertad absoluta, dirigido hacia el director del penal Ramón Coronado Flores. La petición administrativa fue su intervención, pues además cumplí con los requisitos que me pedían al interior, también la reparación del daño, entonces que proponga ante el comité técnico del Cereso a su cargo y valore la posibilidad de realizar en mi nombre y representación la promoción del beneficio de sustitución de la pena por la libertad plena y llana».
—¿Y cómo te das cuenta que es semilibertad?
—Me notificaron el día el jueves pasado. Un notificador del penal. Decía que se me da tres tres días para que me presente ante la coordinación de cerezos en Hermosillo, para ver cómo era mi situación, en los términos en que iba a quedar. Si iba a estar llendo a dormir todas las noches allá o si me iba a estar quedando los fines de semana a dormir.
«Que iba a estar trabajando, de que iba a estar estudiando, y pues que también se me iba a evaluar. Pero como te digo, esos no eran los acuerdos en los que habíamos llegado. Probablemente ahí hay alguna persona que se entrometió en la relación de los acuerdos entre Máximo Boscoso y con nosotros.
«No eran los términos, yo ya no iba a tener nada que ver con el penal y ni ir a firmar, ni incondicional. Yo debería estar totalmente libre, ese era en lo que hemos quedado con el licenciado Boscoso, que incluso hasta el mismo lo dijo, que así serían las características para ser liberado totalmente. Ese es un documento que también firmaron las autoridades tradicionales de Loma de Bacum.
—¿Qué de tu espiritualidad yo’eme o yaqui te ayudó a sobrellevar el tiempo en la cárcel?
—La espiritualidad… que es uno de los más grandes valores de la Tribu Yaqui. Puede llenarte tu vida, el corazón, el amor por el territorio en donde has vivido todos los años de tu vida, donde vas dejando la descendencia, en este caso a mis hijos. La tierra y el agua, así como se me fue heredado, pues así igual yo también lo sigo heredando porque es una nación.
«Se ha luchado bastante y, hasta el momento todavía, pues sigue la lucha, empieza apenas la lucha que de por sí ya lleva tiempos. Desde la colonización y que ni los españoles pudieron convencerlos.
«Ahora la lucha es contra esos yoris (personas de fuera), amantes del dinero, o de políticos, pues están buscando el beneficio de ellos solamente. Desplazando a la tribu o dividiendo. Quienes están en el exterminio del territorio justamente.
«Lo que se me ha dicho desde antes es luchar por la tierra, es velar por Dios, por la comunidad, por cada una de las personas que viven en ella.
«Prácticamente todo lo que conlleva la danza de matachín me sirvió al estar en el penal… por esa concentración y que fue llevado a cada uno como la danza. En lo que es el tiempo de Cuaresma, que es uno de los tiempos más respetados dentro de la nación Yaqui, de los 8 pueblos, es una única penitencia que tú entregas como ser humano, como persona.
«Mantener el respeto a esta transmisión, ya que puede derivar hacia lo que pasó con Jesús. Esa es una de las cosas por las que pasó Jesús y es una fecha sagrada para nosotros. Es de entregarse totalmente de corazón y mi cuerpo y alma en esas fechas. y así fue en el penal.
Dentro también colaboraba en la Iglesia del penal. Yo estoy integrado a la iglesia yaqui y no fue difícil, tenía una guitarra y ahí sacaba la música las danzas que tengo en mi memoria.
—Sales después de 6 años y medio… ¿Qué cambios ves en la nación yaqui?
—Vi que se han hecho estructuras o construcciones, como una cancha pública o de las iglesias, los hospitales, no había visto nada de eso cuando yo fui recluido al cereso. El presidente prácticamente ha visitado varios de los pueblos, pero al pueblo de Loma de Bacum nunca lo ha incluido al plan de justicia, aunque ha llegado al pueblo. Hay personas que les desvían el camino, no se lo han hecho saber el presidente porque prácticamente aquí, hasta el momento, no ha venido a este pueblo, que es realmente donde se necesita esa justicia. Con mi caso, con reparar el daño territorial y social que causó el gasoducto.
«De los ocho pueblos, aquí es donde realmente se debe trabajar por el lado de la justicia. Ya que el ataque de octubre de 2016 fue aquí, el pueblo quedó totalmente destruido en lo moral, las personas, también en lo atemorizado. Es la injusticia que está viviendo aquí al pueblo de Loma de Bacum. Hace dos años habían desaparecido a algunos habitantes, de a poco se ha ido resolviendo. Y pues principalmente, la injusticia por la que me estoy pasando aún porque dicen que no estoy soltado totalmente, que es solo esa semiliberación. Entonces, pues yo creo que aquí es, en el pueblo de Loma, donde va a tener la que venir a practicar ese supuesto plan de Justicia».
—¿Cuál sería la exigencia para que sea justicia, Fidencio?
—Que los acuerdos con Máximo Boscoso se cumplan, que él cumpla su palabra y la haga valer. Me dijo que iba a quedar yo totalmente liberado, sin tener ningún cargo, sin nada que ir a firmar, sin estar yendo para allá o para acá, o con algún servicio por el cual no sería totalmente liberado. Yo creo que ahí está, con mi caso se sigue practicando la injusticia, la misma la corrupción con la que me encerraron. Así te dicen, que están haciendo, que están practicando la justicia. Entonces… ¿cómo es que mi liberación queda en estos términos? Es lo que exijo, que se me libere totalmente.
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