Texto: Erika Lozano. Foto: Mónica González
Este lunes 9 de abril se llevará a cabo una audiencia en la que se expondrán las conclusiones acusatorias a las que arribó la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México luego del cierre de la investigación complementaria por el feminicidio de Lesvy Berlín Rivera Osorio.
Lesvy fue asesinada el pasado 3 de mayo del 2017 en las inmediaciones de Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México.
En un inicio, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en ese entonces a cargo de Rodolfo Ríos, criminalizó y revictimizó a Lesvy mediante tweets ofensivos, haciéndola ver como culpable de su propia muerte.
En su búsqueda de justicia, la familia de Lesvy ha caminado acompañada de diversas colectivas feministas y organizaciones sociales, como la defensa por parte del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria.
Por esta lucha el caso fue reclasificado por parte de la Quinta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, quien ordenó al Agente del Ministerio Público “completar la investigación con la debida diligencia y perspectiva de género por el hecho con apariencia de delito de feminicidio agravado”.
Hoy, más de 1300 personas y 70 organizaciones sociales están al pendiente de que el caso se juzgue con apego al Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género que surge de las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la experiencia y el trabajo del Poder Judicial de la Federación y de la incorporación de los criterios del Sistema Interamericano y del Sistema Universal de los Derechos Humanos, y que las víctimas sean consideradas en sus planteamientos.
Durante la primera protesta que se realizó en CU después del feminicidio de Lesvy, escuchamos a su madre, Araceli Osorio:
“Es momento para que nos podamos conocer y seguirnos manifestando, seguir entrelazando nuestros dolores, sí, pero también nuestras esperanzas. No podemos ser un pueblo que viva del miedo, sino que tenemos que ser un pueblo con esperanza, pero una esperanza bien entendida, no un slogan. Yo les pido por favor que no cesen en las formas en que puedan manifestarse, no sólo con la cuestión de nuestra hija, si no con todas las personas que ahorita no tienen voz, y que si hay oportunidad de que se puedan crear este tipo de espacios, lo hagamos”, decía Araceli tan solo al principio de este caminar que está por cumplir un año.
A continuación reproducimos la carta entregada en días pasados al Juez Alfonso Dávila Gómez:
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