En México sólo el 3.3% de la población dedica tiempo a descansar, rezar y meditar. En medio de la emergencia sanitaria que enseñó la importancia de la salud mental, el Mindfulness se comienza a usar para atender situaciones de estrés con doctores que atienden covid-19.
Texto: Patricia González Mijares
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- Ante la emergencia sanitaria, Alberto Fonseca, instructor en mindfulness se propuso como voluntario para apoyar emocionalmente a trabajadores de la salud. Hizo una pequeña red entre colegas y amigos para dar este servicio y la voz se corrió. “Empecé en abril del año pasado en línea, platica a Pie de Página: “participaron 13 enfermeras, muchas de terapia intensiva y urgencias, y creo que pude ayudar”.
El instructor de treinta y ocho años, hizo estudios en la Universidad de Standford en mindfulness y una especialidad en compasión meditativa:
“En México estamos en pañales respecto a la implementación de estas prácticas en hospitales, es algo que a penas empieza”.
El hospital Gea González es un hospital escuela que atiende la salud física y mental de su comunidad. Invitaron a Fonseca dar un curso presencial-virtual durante los meses de septiembre a diciembre del 2020. Participaron 24 trabajadores de la salud, entre ellos: enfermeras, doctores y personal administrativo que atendía a familiares de enfermos de covid.
“Dar los cursos presenciales es mucho más efectivo, pero por la saturación de actividades de los trabajadores, que ya estaban rebasados de estrés y de trabajo, se planteó una sesión semanal de hora y media presencial y otra virtual que se impartía una vez por semana. Sé que, a veces, la atención se da de manera tardía pero darles un espacio de bienestar y relajación es un avance y si además, algunos encuentran un camino de introspección, mejor. Algunos no pudieron terminar el curso completo porque muchos doctores y enfermeras cubren un turno de día en un hospital, y otro de noche en otro hospital: están agotados. De 24 personas acabaron 14. En el curso se habló del cansancio, la frustración, el miedo al contagio, la estés y el sufrimiento que viven con de los pacientes. La verdad es que les toca más a las enfermeras esta parte, y es necesario apoyarlas”.
Las prácticas de Mindfulness van a tener continuidad en la institución porque el área de psicología de urgencias del Gea González desde hace seis años se ha interesado por atender no sólo al personal de salud, también a pacientes y familiares externos.
“La idea de esta intervención es que apliquen lo que aprendieron a su vida cotidiana. No es venir a meditar un rato y ya, el tema es vivir la práctica en la vida cotidiana. Por ejemplo entre cargas de trabajo, entre un paciente y otro, cuando lo necesiten, hacer respiraciones, darse una mínima pausa”.
Actualmente Fonseca aplica un programa de reducción de estrés a través de Mindfulness, en español: Atención Plena, en el que participan 18 doctores y enfermeras de hospitales de gobierno y privados. Hace seis años imparte un taller en la Universidad de Estudios Superiores de Acatlán donde participa personal universitario, estudiantes y personas externas a la institución, en total son 70.
Además, un proyecto de Mindfulness se aplicó en un centro penitenciario del país, tanto con internos como con empleados, con resultados de compasión.
La Asociación Americana de Investigación en Mindfulness reporta que en Estados Unidos hay 18 millones de personas que lo practican. Existen más de 4,500 investigaciones científicas que se han elaborado en este país. Mindulness también está muy activo en escuelas y hospitales en Inglaterra y España.
Sin embargo en México no tenemos todavía datos suficientes para hacer una medición. Eric López Maya, director del instituto Mindfulness México y alumno del precursor de Mindfulness, nos habla de por qué esta práctica comienza a escucharse en los medios, está en las aplicaciones, en la academia, en empresas e instituciones.
“Aunque en México y en Latinoamérica lleva a penas unos cuatro, o cinco años, en Estados Unidos y Europa es más popular la práctica, tendrá ocho años y está muy permeada en las instituciones.
Una de las razones por las que se sabe está tomando auge es porque que ha sido investigada desde la óptica de la ciencia. Otra razón es porque ofrece una respuesta al sufrimiento colectivo de la humanidad en la situación en que estamos en el planeta, en la política. Algo que tiene la práctica de Mindfulness es que ayuda a la gente a tener claridad mental, es uno de los medios que facilitan a estar en la percepción de la realidad”.
La primera investigación sobre el impacto en la salud del Mindfulness que se hizo en México estuvo a cargo de López Maya, quien aplicó un estudio comparativo entre trabajadores de la UNAM que practicaron ocho semanas del curso de Minfulness con otros trabajadores universitarios que no habían recibido el programa.
“Las personas que lo tomaron habían tenido menos pensamientos negativos relacionados a la estrés que los trabajadores que no recibieron el diplomado. La metodología que utilizamos fue extraer muestras de sangre del grupo de participantes y no participantes y localizar los marcadores biológicos de inflamación en el plasma; esto arroja información sobre el sistema inmunológico, sabemos científicamente que las prácticas de Mindfulness ayudan a disminuir la depresión y fortalecen el sistema inmune”.
En el 2020, el Instituto de Mindfulness trabajó con presos en el penal de Barrientos en el estado de México donde aplicaron un programa basado en la compasión, pero tuvieron que interrumpir la actividad por la pandemia.
En el 2019, Alberto Fonseca, el doctor que aplicó Mindfulness en el Gea González fue el responsable del curso.
“Hice una mezcla de Mindfulness y terapia contemplativa en compasión; fue un taller muy confrontador porque cuando trabajas el cultivo de la compasión, que es la resiliencia al dolor propio y ajeno no es nada fácil. Es un taller de exploración introspectiva fuerte». Y continúa:
«No es la compasión que se pudiese malinterpretar como lástima. No es sólo empatía, es tener una respuesta que te haga moverte del lugar del dolor. Este curso abarcó primero una sesión para asentar la mente y luego diversos temas y pasos para que las personas privadas de su libertad pudieran trabajar la compasión hacia sí mismos y hacia los demás. Entrar a una prisión en la que hay cerca de 4000 presos sí impone, además trabajábamos en un salón sin ventanas y tenías que cruzar patios y más patios con 100 presos y un custodio, si te sientes vulnerable”.
En este taller participaron 34 personas y al final quedaron 24. En las últimas sesiones fueron observadores de otros penales, para analizar si el taller puede replicarse. “En toda mi experiencia como académico, nunca había vivido algo tan extraordinario y enriquecedor; estos presos de alto riesgo pudieron expresar el perdón a sus víctimas, a los familiares de éstas y a sí mismos a través del taller. Fue un triunfo y la puerta del penal está abierta a nuevos cursos… Paralelamente al curso que hizo con los presos, Fonseca daba otro taller a los trabajadores del penal, lo que permite dar una sanación par la comunidad. Los datos que recabaron de estos talleres los van a estudiar en el instituto de investigación de Mindfulnees México.
Como instructor y como ser humano Fonseca acepta que la experiencia de ir más allá de lo que él ha estudiado como las patologías, la reducción del estrés, el propósito de ser feliz, en la prisión todo esto va mucho más allá.
“Viví esa vulnerabilidad absoluta con personas con delitos graves, y pude experimentar que en el plano humano no hay diferencia; se dio una apertura de corazón con estas personas que han sufrido mucho y con su propia sabiduría. Era muy esperanzador estar ahí y ver esa capacidad reflexiva que personas privadas de su libertad tienen para la bondad y la compasión”.
En junio del 2016, en el marco de un congreso de Mindfulness en la ciudad de Zargoza en España, un periodista le preguntó a Jon Kabath Zinn qué era Mindfulness. “ Mindfulness es conciencia, es relacionalidad y mi definición es la conciencia que emerge de prestar atención al momento presente, con un propósito y sin juzgar. No hay un por qué, todo esto se hace al servicio de la sabiduría y de la compasión, para vivir y llevar una vida plena de sentido. Es una técnica milenaria que está en el corazón de la meditación budista y que siempre ha existido en la capacidad de la humanidad.”
En un retiro de meditación Zen, el joven Jon Kabath Zinn que buscaba dar respuestas a su vida, vivió una experiencia de iluminación. Paralelamente a la meditación, hacía investigación en biología molecular con el Premio Nobel Juan Salvador Luria en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
En esta práctica, Kabath Zinn experimentó una revelación que lo llevó a comprender que debía llevar la meditación a la gente que no fuera budista. Pensó en llevarla a hospitales y laboratorios; a la gente que la necesitara para liberarla del sufrimiento. Hizo un proyecto que fue aceptado en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. El ávido meditador propuso a los académicos dar un curso de relajación para pacientes que no pudieron responder a los tratamientos, y que padecían niveles altos de estrés. La investigación se realizó en 1982, logrando efectos positivos en la disminución de estrés y curación de los pacientes. En 1993 fundaría la Clínica de Reducción de la Estrés. Al secularizar la práctica de la meditación, se convirtió en el precursor y fundador de Mindfulness y director del Centro de Mindfulneess en la facutad de medicina de la universidad de Massachusetts.
En un artículo publicado en Contemporary Buddihism en mayo de 2001, Kabath Zinn hace una reflección sobe sus investigaciones: “A medida que las cosas transcurrían, sentía gradualmente que hacía falta algo más para diferenciar nuestro planteamiento de muchos programas que también utilizaban los términos de reducción del estrés o de control del estrés, pero que no tenían fundamento alguno en el Dharma ( en sánscrito religión). Así que en cierto momento, a principios de 1990, parecía sensato comenzar a denominar formalmente a lo que estábamos haciendo como Reducción del Estrés Basado en la Atención Plena en (MBSR) (Mindfulness based stress reduction), aunque, en realidad, desde el principio, nos referíamos a lo que hacíamos como entrenamiento en meditación de Atención Plena´ en los trabajos científicos que ya realizabamos en la Clínica de Reducción de Estrés”.
Kabath Zinn no fue el único pionero de la meditación en el campo neurocientífico, Richard Davidson psiquiatra, psicoterapeuta hizo investigación con él. A finales de los 90 los científicos hicieron una investigación en conjunto en la que midieron la actividad eléctrica del cerebro de un grupo de personas que tenía altos niveles de angustia y estrés.
Después de cuatro meses, el grupo recibió el curso Mindfulness de Kabath Zinn y descubrieron que la corteza cerebral encargada de las emociones aumentaba su grosor y el sistema inmune se fortalecía. También aplicaron resonancias magnéticas para medir la estructura y funcionalidad en la actividad cerebral de monjes budistas que tenían 10 mil horas de práctica. Los estudios confirmaron que estas imágenes mostraban una conexión más dinámica de las neuronas y mayor irrigación sanguínea. Las reproducciones del cerebro de los monjes tenían áreas, asociadas a la atención y a la capacidad de regular emociones, mucho más desarrollada que las personas que no meditaban.
Estos primeros estudios avalaron la investigación científica de la meditación y promovieron la continuación de nuevas investigaciones en las que se comprobó que la Atención Plena estimula el desarrollo de habilidades en el aprendizaje cognitivo y la memoria, frena la respuesta automática y ayuda a tener agudeza mental. “Desde el campo de la neurociencia -afirma el doctor López Maya- hay áreas del cerebro que regulan las emociones. La práctica de la meditación ayuda a que estas partes del cerebro estén más activas. Cuando meditas te encuentras en un espacio intermedio entre expresar tus emociones o reprimirlas; son como dos extremos, Mindfulness está en medio, en una especie de punto neutral que ayuda a la gente a tener distancia con sus pensamientos y emociones”.
En 2010, Mindfulness llegó a las aplicaciones por la iniciativa de Andy Pudicombe, un monje budista que creó Head Space; una aplicación que utilizan a miles de usuarios. López Maya piensa que las apps son interesantes, él mismo ha grabado varias meditaciones, pero es escéptico al respecto de su uso porque no existe una interacción en vivo. “se ha confirmado en la investigación que las prácticas presenciales son más efectivas. Sin embargo, creo que las aplicaciones pueden ayudar a mucha gente a aterrizar en la realidad, y si ayudan” .
Para concluir, Fonseca nos dice que lo que más le gusta es ser un puente entre la psicología aplicada y la filosofía budista. Por su parte, López Maya señala que: “cuando se coloca la práctica en un contexto secular no se olvidan sus orígenes. La práctica de Mindfulness es estar en un lugar neutral, secular. No es un divorcio, es reconocer que estas prácticas con su carga religiosa, en su inicio tuvieron que ver con la ética de un servicio hacia el bien. Por lo tanto nuestra práctica tiene que ver con el servicio de la compasión, del bien común al servicio de nuestro planeta”.
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