3 agosto, 2018
Hoy se cumplen dos años de que familiares de desaparecidos encontraron la fosa de Colinas de Santa Fe, en el puerto de Veracruz. Han recuperado 295 cuerpos, pero solamente se han identificado a 16 personas y así evidenciaron que la fosa fue utilizada por criminales y policías, simultáneamente. Para las familias este lugar de dolor es también un triunfo en la búsqueda de sus desaparecidos
Texto: José Ignacio de Alba y Daniela Rea.
Foto: Archivo / Ximena Natera
VERACRUZ.- Fue el día de las madres del año 2016 cuando integrantes del colectivo Solecito Veracruz, se preparaban para manifestarse y exigir justicia por la desaparición de sus familiares en el palacio de gobierno de Veracruz. Entonces, un par de hombres les entregaron un papel que nadie revisó con atención hasta después. Ahí estaba dibujado un croquis para llegar a lo que se descubriría como el cementerio clandestino más grande que se haya localizado en el estado: Colinas de Santa Fe.
A pesar de que el croquis fue entregado en mayo, las autoridades estatales, que fueron notificadas por el colectivo, autorizaron la entrada al predio hasta el 3 de agosto. Hoy, dos años después, se han recuperado 295 cuerpos (la mayoría cuerpos completos, aunque hay algunos fragmentos), en su mayoría de jóvenes. La ropa y el calzado se sacan de la tierra por montones, la escena es la de un campo de exterminio.
Colinas de Santa Fe es, en realidad, una colonia de interés social. Localizada a 15 minutos del puerto de Veracruz siguiendo la carretera que costea el Golfo hacia el norte. Detrás de esta pequeña ciudad satélite del puerto está el conjunto de fosas bordeado por dunas. Los vecinos rehúyen a las entrevistas. Hay miedo y, por lo tanto, silencio.
Los familiares de desaparecidos se organizaron en brigadas para hacer ellos mismos la búsqueda de cuerpos. Clavaron varillas en la tierra arenosa y las sacaron para oler las puntas: si el olor era pétreo nada, si era de muertos “positivo”.
“Han sido dos años de desgaste físico y emocional”, dice Lucy Díaz, madre de Luis Guillermo Lagunes, un joven desaparecido a sus 29 años de edad y una de las integrantes de Solecito.
“Colinas de Santa Fe nos catapultó como colectivo, éramos unas madres amas de casa que nunca habían visto un hueso y ahora estamos frente a un reto forense tan grande. Y Colinas de Santa Fe, también, es un triunfo porque cierra este ciclo de incertidumbre en tantas familias, impedir que la clandestinidad se adueñe de la vida de las personas”.
Lucy explica que haber descubierto esta fosa y haber desenterrado 295 cuerpos es una victoria “sobre la perversidad de quienes hicieron el esfuerzo de ir hasta allá y borrarlos, de quienes pensaron que los podían desaparecer”.
La Policía Científica, dependiente de la Policía Federal es la encargada de hacer las tomas de ADN e identificar los cuerpos, pero su trabajo es lento: apenas 16 cuerpos identificados en 2 años.
“A lo mejor los nuestros están allí pero como todavía no les han hecho las pruebas y no los han analizado pues no sabemos”, dice Martha González, quien busca a su hijo Luis Alberto Valenzuela.
Lucy Díaz explica que la lentitud en la identificación es por la falta de tomas de ADN y de su respectivo cruce. Ella calcula que entre Solecito y PGR se han elaborado 2 mil 700 pruebas a los familiares que buscan a sus desaparecidos, más otras 200 pruebas que tomó el gobierno estatal de Veracruz, pero que nunca procesó.
Entre los 16 cuerpos que han sido identificados están los de seis jóvenes que fueron llevados por la policía en el 2012 en la colonia el Modelo; dos cuerpos más fueron de hombres secuestrados por criminales. Esto ha permitido a las familias concluir que la fosa de Colinas de Santa Fe era utilizada simultáneamente por policías y criminales para enterrar cuerpos.
Desde mayo de este año el gobierno federal dejó de resguardar el área de búsqueda, el gobierno estatal, por su parte, dejó de prestar una retroexcavadora y dejó de ayudar con alimentos a los familiares que hacen las búsquedas de los cuerpos en el predio.
Guadalupe Conteras es originario de Guerrero; su hijo Iván está desaparecido desde el 13 de octubre de 2012. Tras la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guadalupe se unió a las búsquedas del colectivo Los otros Desaparecidos, en Iguala, pero cuando las integrantes del Solecito recibieron la información de los cuerpos enterrados en Colinas de Santa Fe, se trasladó a vivir a Veracruz para ayudarlas en las búsquedas.
Guadalupe trabaja todos los días en el predio buscando cuerpos y asegura que lo más importante que les puede proporcionar el gobierno es seguridad. Hoy sólo hay dos personas resguardando el perímetro de búsqueda, pero cuando están adentro y cuando salen los buscadores de fosas están solos. El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares les ha dicho que “no hay dinero” para eso.
Lucy Díaz explica que ya están en diálogos con el gobernador electo, Cuitláhuac García, para exponerle sus demandas:
Los familiares de los desaparecidos han pedido a las autoridades que los dejen entrar a otros predios a buscar cuerpos. Cerca del puerto hay al menos dos lugares donde se pueden hacer búsquedas: el predio conocido como “Arbolillos” donde en marzo del 2017 fueron inhumados 47 cuerpos, según informó la Fiscalía del estado en un comunicado; y el “kilómetro 13 y medio” donde el gobierno federal está construyendo la ampliación de la zona portuaria de Veracruz.
Guadalupe Contreras dice en entrevista que las familias de Veracruz han solicitado a las autoridades permiso para excavar en esas fosas encontradas, pues creen que aún puede haber restos.
En el año 2017 se encontraron 343 fosas en 44 municipios del estado de Veracruz, según informó en la comparecencia ante el Congreso local el fiscal Jorge Winckler.
Algunos de los familiares han sido extorsionados a cambio de que les sean entregadas nuevas localizaciones para búsquedas. En todos los casos resultaron ser engaños.
“Nosotras seguimos en esta lucha y en este triste caminar, nosotros seguimos sufriendo el día a día de no saber de nuestro hijos. Quisiera saber dónde está y traérmelo [a la casa] y poder descansar porque llevo 5 años y medio buscándolo. Él merece ser encontrado, tiene el derecho de ser encontrado. Yo soy su voz, y tengo que dar con él” dice Martha González.
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