Desde este viernes los solicitantes de asilo que fueron obligados a esperar dos años en México, pueden volver gradualmente a Estados Unidos. Es, en términos reales, el punto final a la política antimigrante de Donald Trump
Texto: Alberto Nájar
Foto: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- El acta de defunción de la política antimigratoria del expresidente Donald Trump tiene fecha: 19 de febrero.
Este día el gobierno de Estados Unidos empieza a recibir a los solicitantes de asilo humanitario, quienes fueron obligados a permanecer en México durante más de dos años.
Son alrededor de 25 mil personas, la mayoría centroamericanas, que integran las listas del programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP en inglés), también conocido como Quédate en México.
Todos cuentan con una audiencia pendiente de desahogar en las cortes de migración estadounidenses, y que por la pandemia de covid-19 fueron suspendidas durante casi un año.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) el ingreso de estas personas a territorio estadounidense será gradual.
Este viernes, por ejemplo, ingresarán unas 25 personas por la frontera entre Tijuana y San Diego, y la próxima semana el proceso se ampliará a las garitas migratorias de Matamoros y Brownsville y después a Ciudad Juárez y El Paso.
El objetivo es atender un promedio de 300 casos al día, aunque la cantidad puede variar pues todos los solicitantes deben aplicarse una prueba de covid-19 antes de ingresar a Estados Unidos.
Además, los migrantes deben anotar sus datos en una página de registro a cargo de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR).
El organismo es el responsable de seleccionar los casos de personas con mayor vulnerabilidad, y quienes tendrán prioridad en el ingreso a suelo estadounidense.
El portal para el registro fue activado hace unos días. “Si eres una persona con un caso activo bajo MPP, ¡quédate donde estás! El registro será a través de esta página, así que no es necesario moverse por ahora”, indica el sitio del DHS.
También advierte que los migrantes que se encuentran fuera del territorio estadounidense y que no fueron enviados a México bajo el MPP “no pueden participar en este programa”.
Es el mismo caso de quienes no tienen casos activos ante las cortes de migración de Estados Unidos.
Actualmente, las peticiones de asilo bajo el programa Quédate en México son analizadas en la Oficina Ejecutiva de Revisión Migratoria del Departamento de Seguridad Nacional.
Según el gobierno estadounidense, sólo podrán acogerse a la medida quienes ya están registrados en el MPP, así como las personas que se encuentren en situaciones de “especial vulnerabilidad” y que sean identificados por organizaciones humanitarias que operan en la frontera.
No está claro el tiempo que implica atender a miles de solicitantes de asilo, aunque el gobierno de ese país quiere atender rápido el tema asegura la embajadora Roberta Jacobson.
Es la asistente especial del presidente Joe Biden y coordinadora para la frontera con México de la Casa Blanca, una posición que no existía en gobiernos anteriores.
“Vamos a procesar la gente lo más rápido posible bajo una situación de pandemia”, dijo a la BBC. “Tenemos que cuidar la salud pública”.
Las personas que reciban una cita del DHS podrán esperar en Estados Unidos el desahogo de sus juicios de asilo, algo que fue suspendido por Trump en 2019.
Es una de las claves en el derrumbe de la política de mano dura contra la migración que aplicó el magnate, y que por momentos incluyó la separación de familias
También el extravío de cientos de niños, separados de sus padres, de quienes el gobierno estadounidense perdió el rastro a pesar de que oficialmente estaban bajo su custodia.
La agonía de su estrategia empezó horas después de abandonar el cargo, cuando su sucesor firmó un decreto para eliminar el MPP.
Otro clavo en el ataúd de su política fue la orden de cancelar la ampliación del muro existente en la frontera con México, una de las promesas más repetidas de Trump y que no pudo cumplir.
Organizaciones civiles han celebrado la cancelación del programa Quédate en México, que obligó a miles de personas a vivir en condiciones precarias, inclusive en campamentos improvisados, bajo el acecho de secuestradores y sin acceso a empleo o servicios de salud.
Muchos permanecen en ciudades con problemas de violencia, como Matamoros, Tamaulipas, o Ciudad Juárez, Chihuahua.
La decisión de permitir su ingreso a Estados Unidos les permitirá librar la inseguridad que padecieron en dos años, pero eso no significa que conseguirán su objetivo.
La embajadora Jacobson advierte que la mayoría “no va a calificar para recibir asilo en Estados Unidos”, y deberán regresar a sus países de origen.
Por lo pronto la cancelación de la política migratoria de Trump empieza a causar consecuencias.
En las últimas semanas el DHS detectó el arribo de cientos de personas, quienes cruzaron la frontera de manera irregular.
La mayoría se entregaron a la Patrulla Fronteriza, con la esperanza de solicitar asilo humanitario en Estados Unidos. Es, reconoce Roberta Jacobson, “algo inesperado”.
Pocos, sin embargo, tendrán éxito, advierte la embajadora, porque si bien se cancelaron algunas medidas del anterior gobierno todavía se mantienen las restricciones para quienes ingresen sin visa a suelo estadounidense.
Los solicitantes de asilo pueden registrarse en el siguiente vículo:
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