Ciudad de México, tierra de mamuts

11 abril, 2020

El humano ha destruido el hábitat de animales durante miles de años. Aunque cada vez es más acelerado, el proceso comenzó hace mucho. Una de las muestras de la antiquísima fauna que había en nuestro país fue encontrada en la construcción del  metro de la Ciudad de México

@ignaciodealba

La Ciudad de México se construyó de a poco sobre un sistema de lagos que fueron el centro de un ecosistema diverso y complejo. A esta región del país llegaron bisontes, tigres colmillos de sable, dromedarios, perezosos, armadillos gigantes, mastodontes, caballos, camélidos, mamuts y humanos, que en su condición de cazadores recolectores llegaron para hacerse de algún almuerzo.

Los lagos que conformaban el Valle de México estuvieron habitados por poblaciones dispersas dedicadas a la pesca, cacería de insectos y animales, así como a la recolección de frutas, semillas, tubérculos y plantas para subsistir.

Estamos hablando de hace unos 15 mil años. Existen muy pocos hallazgos arqueológicos de esta etapa.

Conocemos, prácticamente nada de lo que pensaban los pobladores de estas tierras. Sólo sobrevivieron algunas flechas y utensilios hechos de huesosos y piedras. Se piensa que ya se utilizaba la piel a manera de bolso o algún tejido vegetal, de los más rudimentarios.

El conocimiento del paisaje debió ser básico para la sobrevivencia. Los nómadas tenían que programar las visitas a los lugares que en ciertos momentos daban alguna fruta, o que traía a alguna especie de animal.

Lo más probable es que los antiguos habitantes se dedicaran a cazar pajarillos y animales chicos. Aunque, con el paso del tiempo, los avances técnicos con ciertas armas les dio capacidad para realizar cacerías de animales grandes.

Y en aquel momento vaya que eran grandes. Un mamut podía medir más de 4 metros con una trompa y tremendos colmillos que podían liberar una fuerza tremenda para defenderse o atacar. Diez toneladas de furia en cada animal, convertía a cualquier tribu de hombres en un escaso enemigo.

Además, hay que tomar en cuenta que los mamuts andaban en manadas que podían tener decenas de integrantes. Así que tener acceso a un buen filete no era cosa sencilla.

Pero en el  Valle de México sucedió un fenómeno muy ventajoso para las bandas de cazadores: Los lagos y pantanos podían convertirse en una trampa natural para los pesados mamuts, que se quedaban atascados en el lodo. Ahí, los cazadores y tribus no muy grandes usaban la ventaja del fango para hacerse del animal con lanzas y flechas.

Con el tiempo las armas se perfeccionaron, y, sobre todo, la capacidadde organización de estas tribus. Eso provocó que la cacería fuera un evento mucho más frecuente, y que las poblaciones de mamuts no se pudieran recuperar. Lo mismo pasó con otras especies. 

El fin de la última glaciación, hace 10 mil años, contribuyó a la extinción de esa megafauna.

En la construcción de la línea 4 del metro, en 1978, los trabajadores de la obra encontraron ente los cruces de las avenidas Talismán y Congreso de la Unión los restos de un mamut Colombino.

Según la datación hecha por los investigadores del equipo de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología, los restos son de hace unos 10 o 12 mil años. También se determinó que el enorme animal no murió a causa de la cacería.

Desde la inauguración de la Línea 4, el 29 de agosto de 1981, la osamenta se encuentra exhibida en la la estación Talismán de la Alcaldía Gustavo A. Madero.

Una publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México resume los datos disponibles: Durante la construcción del metro, entre 1970 y 1995, se hallaron rastros de 13 mamuts,en diferentes puntos de excavación de las líneas 1, 3, 4, 5, 6, 7, 9 y A del Metro de la Ciudad de México.

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).