La relación entre educación y tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) ha revitalizado debates sobre acceso, equidad y ética en la educación. Desde la aparición de ChatGPT ha habido un auge en aplicaciones, debates y estudios, con organismos como UNESCO y OCDE liderando discusiones. Este artículo explora algunos usos de la IA, destacando su potencial como asistente para acceder, gestionar, integrar, evaluar, construir y comunicar información
Por Leslíe Serna * / MUxED
La relación entre educación y nuevas tecnologías es objeto de análisis y discusión desde hace décadas. Sin haber resuelto las antiguas complicaciones y debates sobre el aprendizaje, el acceso, la equidad y la ética, ahora además se introducen nuevos desafíos con la aparición en escena de las tecnologías emergentes, y más específicamente de la inteligencia artificial.
En menos de dos años, desde que ChatGPT se anunció públicamente, se ha disparado la creación de aplicaciones de todo tipo, se han organizado debates, se han publicado estudios, proyecciones y recomendaciones éticas. Organismos internacionales como UNESCO y la OCDE y las universidades han encabezado buena parte del debate; muchas empresas, por su lado, hacen todo lo que pueden por aprovechar los nuevos recursos.
Este breve artículo no pretende abordar la complejidad del tema en el terreno educativo. Es más una nota personal que surge de las preguntas que amigas y amigos me han hecho cuando les digo que uso la IA: ¿cómo?, ¿para qué?
En realidad, hay numerosos usos posibles para la educación. A continuación mencionaré algunos.
Seguramente quienes trabajan en departamentos de investigación de universidades o en despachos de consultoría grandes, cuentan con equipos de asistentes y consultores junior que cumplen funciones fundamentales en la producción de contenido para los diversos proyectos de esas instituciones. Se trata de actividades que son realizadas por humanos, muy posiblemente jóvenes, que tienen muchas más cualidades que una máquina y que tienen el derecho a trabajar y a seguir aprendiendo.
Algunas de las funciones que mencionan, por ejemplo, el Departamento de Economía de la Universidad de Washington, o McKinsey, son tareas que quienes trabajamos de forma independiente realizamos por nuestra cuenta, sin apoyo de otras personas. A veces incluso, debido al home office, no tenemos con quien intercambiar ideas a bote pronto. Para estos casos, me parece que ChatGPT puede ser una buena opción.
En el manejo de información, me sigue pareciendo útil la clasificación que hace años, formuló la OCDE y el consorcio ACER, que propuso seis procesos de la competencia digital:
Me parece que, con distintos tipos de limitaciones, la IA puede apoyar cada uno de estos procesos. Con ChatGPT se puede, por ejemplo:
1. Acceder
2. Gestionar
3. Integrar
4. Evaluar
5. Construir
6. Comunicar
Hace poco vi una crítica a ChatGPT diciendo que la información que provee es menos fiable que la de Wikipedia. Comparar estas herramientas refleja una incomprensión de la utilidad de cada una. Yo no confiaría en la precisión de la información en ChatGPT, su potencia no es la de una enciclopedia. Para aprovechar ChatGPT pensemos justo que es lo que una persona asistente o consultora junior podría hacer.
Por cierto, a ChatGPT se le puede anexar documentos (de office y pdf) y enlaces de la red, de los cuales pedir algún tipo de resumen, por ejemplo.
No sobra decir que, como en el caso del trabajo delegado a otra persona, es indispensable revisar, corregir y editar todas las salidas que nos proporciona ChatGPT. Dependiendo de la complejidad del producto que buscamos, a veces, puede tomar varias horas, o incluso días, tener una versión que nos satisfaga. Es importante ir ajustando las instrucciones (“prompts”) que se dan a la herramienta y hacer tantas versiones como sea necesario. Evidentemente es fundamental tener un objetivo claro de lo que se quiere lograr, así como conocer bien del tema que se está trabajando. De otro modo no se podría corregir ni editar adecuadamente el producto que se genere mediante la IA.
Además de ChatGPT existen muchas otras herramientas. Algunas muy útiles que permiten, por ejemplo, transcribir entrevistas, crear mapas conceptuales sencillos y complejos, e incluso crear infografías. Todo ello puede ser de gran ayuda en nuestro trabajo cotidiano.
En un esfuerzo por clarificar el uso pedagógico de diversas herramientas digitales previas a la IA, el diseñador instruccional Allan Carrington diseñó “La rueda de la pedagogía” (The Padagogy Wheel), que ya cuenta con varias actualizaciones. Se trata de una serie de círculos concéntricos en los que se vinculan, en el primero de ellos, los seis procesos mentales de la taxonomía de Bloom:
En un segundo círculo aparecen los tradicionales verbos que se asocian con cada uno de estos procesos cognitivos, en un tercer círculo Carrington incluye el tipo de actividades que se pueden realizar con tecnología y, en el último círculo, aparecen las aplicaciones específicas. Estas son las que, naturalmente, se han ido actualizando.
En su momento, esta rueda podrá ser actualizada con herramientas de IA. Posiblemente alguien ya está trabajando en ello.
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*Leslíe Serna es integrante de MUxED. Socióloga con doctorado en educación social, es consultora independiente, y colabora actualmente con la UNESCO en proyectos de alfabetización infantil. Sus áreas de interés y experiencia son la evaluación de intervenciones educativas, el desarrollo de habilidades digitales y la formación para el desarrollo personal. Redes sociales
LinkedIn: Leslíe Serna
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