Viridiana Moreno sumaba 48 horas desaparecida cuando el gobernador de Veracruz Cuitláhuac García dijo que estaba “resguardada». Cuatro días después la Fiscalía informó que la joven fue hallada muerta. Esas inconsistencias y las apresuradas pruebas de ADN hacen dudar a familiares de la joven
Texto: Miguel Ángel León Carmona / e-Consulta Veracruz
Fotos: Félix Márquez
XALAPA, VERACRUZ.- Viridiana Moreno cumplía 48 horas desaparecida después de que acudió a una entrevista de trabajo en la ciudad de Cardel, en Veracruz. Su familia la quería con vida; sus amigos cerraban carreteras y protestaban en las redes. El caso, de pronto, pareció estar bajo control con una declaración del gobernador Cuitláhuac García.
“Yo atendí el caso. No está desaparecida. Está resguardada”, dijo el mandatario morenista el pasado 20 de mayo.
Cuatro días después, la Fiscalía del Estado citó a la familia de Viridiana para decirles que la chica estaba muerta, partes de su cuerpo fueron encontradas en bolsas de plástico al interior de una cisterna y esparcidas en una calle de la localidad de Chachalacas.
Los padres de la mujer de 31 años, lejos de aceptar el informe de la autoridad, se negaron a recibir los restos que les mostraron en catálogos, debido a presuntas anomalías en el proceso de búsqueda y contradicciones de autoridades que narraron a E-Consulta Veracruz.
Viridiana Moreno, originaria del municipio de Tlaltetela, fue contactada el 17 de mayo por un usuario de Facebook, “Mary Madison”, que ofrecía una vacante de recepcionista en un hotel de Cardel, en el municipio de La Antigua. Al menos tres jóvenes recibieron llamadas de ese usuario en Facebook, pero solo ella acudió a la cita.
De acuerdo con sus familiares, Viridiana vivía desde hace 10 años en Cardel, la misma edad que tiene su hijo. De su domicilio se trasladó al hotel “Bienvenido” la tarde del 18 de mayo, en su motocicleta azul marca Italika. Vestía pantalón beige, zapatos de piso color azul y portaba anteojos.
El último reporte de Viridiana fue a las cuatro de la tarde, aproximadamente. Después desapareció. Su familia entonces inició una búsqueda con conocidos y amigos.
El viernes 20 de mayo, en Úrsulo Galván, el gobernador Cuitáhuac García fue cuestionado por esa desaparición. “Ya lo atendí. No está desaparecida, está resguardada. Es un asunto que no se puede decir en público”, dijo a reporteros de esa región.
Tras la declaración, los padres de Viridiana agradecieron al mandatario por mantenerla en resguardo y le pidieron que la devolviera. “Gracias por la rapidez que se le dio a la investigación y búsqueda; queremos ahora que nos la dé por favor”, dijeron en un video.
Por la noche, sin embargo, por la noche, el equipo de comunicación social del gobierno de Veracruz corrigió al gobernador y dijo que la búsqueda de Viridiana continuaba. Además, culpó a los medios de tergiversar sus declaraciones.
“Tampoco debe tergiversarse ni interpretarse en los medios para presuponer que está en resguardo de alguna dependencia gubernamental. Es por ello que este gobierno ha solicitado que los trabajos de búsqueda se intensifiquen”, señalaba el boletín.
La mañana del sábado 21 de mayo, familiares fueron convocados por personal de la Fiscalía General del Estado (FGE), de la Comisión Estatal de Búsqueda (CEB) y de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Allí las dudas se acrecentaron.
“Nos llevaron prácticamente a buscar restos. No personas con vida. Pidieron que buscáramos a personas de confianza que no grabaran ni documentaran nada. Recorrimos toda la zona y mientras estábamos sacando copias para boletinarla, gritaron que habían encontrado algo”, contaron familiares.
Las familias y voluntarios fueron divididos en grupos de cuatro para la búsqueda. Eran unas 40 personas, más policías y binomios caninos de la Fuerza Civil.
La búsqueda se centró en dos puntos. El primero, una casa abandonada en la localidad de Cardel, presuntamente ligada a un familiar de la pareja de Viridiana de nombre Javier. “Allí no encontramos nada. Luego nos llevaron a Chachalacas. Nos decían que habían intervenido teléfonos y que fuéramos allá. Ellos nos dijeron dónde buscar y nosotros comenzamos a buscar”.
Tras unos minutos, gente del pueblo encontró el cadáver de una mujer al fondo de una cisterna. La víctima no tenía brazos y estaba decapitada. Otras partes de su cuerpo fueron localizadas a lo largo de una calle cercana al cuartel de la Fuerza Civil. Cerca de ese lugar había pertenencias de Viridiana, entre ellas su credencial de elector.
Después de ese hallazgo, familiares solicitaron practicar exámenes de genética a los restos. La respuesta de peritos de fiscalía fue similar a la que reciben familiares de desaparecidos en Veracruz, que los resultados tardarían de 15 a 20 días.
Sin embargo, cuatro días después, el 24 de mayo, los padres de Viridiana, Aurora Vásquez Rosales y Enrique Moreno Marini, fueron llamados por personal de la Fiscalía del Estado. Debían presentarse a la dirección de Servicios Periciales de Xalapa porque había tres cuerpos de mujeres sin identificar y uno pertenecía a su hija.
“Nos dijeron que los resultados de las pruebas de ADN ya estaban y que eran positivos, que era Viri. ¿Cómo es posible? Si las pruebas a nuestros familiares las hicieron entre el sábado 21 y el domingo 22, ¿tan rápido pueden saber que es ella?”, se preguntaron los padres.
Los fiscales respondieron que se trataba de un caso especial y que el gobernador había pedido utilizar la tecnología necesaria para la identificación. Sin embargo, la familia decidió no reconocer el cadáver y pidió una segunda prueba hasta estar seguros.
Agregaron que los restos estaban irreconocibles y que les fueron mostrados mediante catálogos. “Solo eran pedazos de carne y faltaban piezas”, recriminaron.
No es la primera vez que familiares de víctimas solicitan segundas pruebas genéticas ante la desconfianza de las autoridades. En enero de 2016, la Fiscalía de Veracruz intentó sellar el caso de la desaparición forzada de cinco jóvenes en Tierra Blanca con la fabricación de una escena.
Peritos al mando de Luis Ángel Bravo Contreras, entonces fiscal general, presentaron a las familias afectadas restos de perro disueltos en ácido y objetos personales de las víctimas, que nunca explicaron cómo fueron obtenidos.
Las familias de los cinco jóvenes originarios de Playa Vicente pidieron que los restos fueran sometidos a exámenes clínicos y la conclusión fue reveladora. La Fiscalía reconoció en un comunicado el 18 de enero de 2016 que los restos abandonados en tambos eran de perros.
El trabajo pericial de la Fiscalía fue calificado en medios nacionales como una “pifia” y el caso siguió abierto y abordado por autoridades federales. “¿Cómo madres la Fiscalía obtuvo las prendas de mi hijo y de los otros dos muchachos? Es una pregunta que me he hecho por años y que daría lo que fuera por hacérsela a Luis Ángel Bravo”, refirió José Benítez, padre de José Benítez de la O, uno de los cinco desaparecidos.
Con antecedentes, la familia de Viridiana Moreno se encargó de publicar en redes su decisión de no aceptar la verdad oficial del gobierno de Veracruz y de no recibir los restos hasta tener entera certeza.
La Fiscalía y el gobernador cumplen más de 12 horas sin emitir una postura sobre el tema, mientras en Xalapa, mujeres organizan marchas para pedir trasparencia y justicia por este caso.
*Esta nota fue realizada por E CONSULTA VERACRUZ. Aquí puedes leer la original.
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