Aída Mulato pasó de ser la víctima, a una imputada más para la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Lleva dos años en espera de que su agresor sexual, un reconocido hematólogo, reciba castigo, sin que sus pruebas hayan sido estimadas. Ahora es acusada por violencia intrafamiliar, falsa declaración y discriminación
Texto: Vania Pigeonutt
Foto: Duilio Rodríguez
A mediados de febrero Aída contó en una conferencia de prensa la agresión que sufrió por parte de alguien en quien ella confiaba. Pero ahora él la acusa de destruir su buen nombre. Y mientras, su caso y el de otras mujeres estará estancado durante esta crisis de la pandemia del Coronavirus (COVID–19). En la fiscalía les avisaron que al menos durante dos meses no habrá investigaciones.
“Estamos en riesgo. Mientras no determinen, le den pausa por el Coronavirus o por cualquier situación que sea, las mujeres todavía seguimos en riesgo y ellos siguen en completa impunidad, con la mano en la cintura pueden volver a violentar a más mujeres, a abusar y a matar”, denuncia Aída.
En noviembre de 2017, mientras Aída dormía, fue atacada por un doctor que trabaja en el Hospital Centro Médico Siglo XXI y en el ABC Observatorio. Era una persona de su círculo de confianza, quien ayudó en un patrocinio de su iniciativa #VaPorLaRoma, tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. Éste tiene la intención de realizar 68 murales en la ciudad, comenzando por su colonia.
Aída denunció un año después. El doctor puso algún somnífero en su bebida y abusó sexualmente de ella mientras dormía, explicó. La joven se tuvo que hacer peritajes con una especialista independiente en violencia sexual. El resultado: Aída tenía estrés postraumático y depresión.
Pero en la fiscalía desestimaron la relación de esta sintomatología al hecho denunciado.
La última reunión que tuvo con la Fiscalía de Delitos sexuales fue el 5 de marzo pasado.
“De los acuerdos que se tomaron con la fiscal de delitos sexuales fue que evaluara ese peritaje que se hizo mal y se volverá a hacer. En caso de lo que arrojaran los resultados, el peritaje psicológico. La cuestión es que sigue todo muy lento”.
Además, tendrá que darle seguimiento a las acusaciones que le hizo el denunciado que sigue argumentando que eran pareja.
“No hay ningún vínculo, no tenemos ningún hijo, no vivo con él. No tendría por qué proceder. Pero es muy probable, así como ha llevado todo el proceso, con testimoniales falsas, con pruebas falsas y con con su declaración falsa. No sé cómo va a llenar esas carpetas de investigación, sí me preocupa. No sé qué va a intentar. Dice que hice una campaña de odio en su contra, que lo van a empezar a discriminar, diciendo que es un violador. Y según él, él es un hombre respetable”.
El caso de Aída forma parte de la recomendación 08/2019 emitida por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Esta recomendación incluye los casos de violencia sexual de 17 mujeres que buscan justicia para que la no repetición.
La recomendación fue aceptada desde octubre de 2019, sin que al momento el caso haya sido revisado.
En este contexto, Aída señala que si el único tema es el Covid–19 aumentará la violencia contra las mujeres, ya que está demostrado que la violencia comienza en casa. Pone el ejemplo de Abril Pérez, asesinada presuntamente por su exesposo. Así como el de Ingrid Escamilla, asesinada y desollada también por su pareja; también, el intento de feminicidio de María Elena, una mujer que fue quemada.
“Yo he dicho. Casi es la crónica de un feminicidio. Están esperando a que me maten para actuar y aún así hay un chorro de casos, donde las víctimas fueron asesinadas por sus novios, por sus esposos. Este tipo sigue argumentando que éramos pareja, como para avalar que soy de su propiedad y que podía, como normalizando la cuestión de la violencia en las relaciones de pareja”, reitera.
Lamenta que la violencia contra las mujeres nunca ha sido un tema que importe a las autoridades y en esta crisis están más desprotegidas. “No hay un plan para estas mujeres. Es preocupante. Lo que se ha visto en un número de WhatsApp y en redes, para todas estas mujeres violentadas de comunícate: hay un número por ahí, se está circulando y viene de la sociedad, por parte de las autoridades no hay nada”.
Por el COVID–19 van a dejar de trabajar ciertas áreas de la Fiscalía y son momentos clave para evitar que en su caso, su agresor “pueda violar a alguien más o a agredir a alguien más. ¿Qué va a pasar con los casos que están por judializarse o que está pendiente cumplimentar una orden de aprehensión?”.
Ella y otras mujeres que conoce, también víctimas de violencia sexual, están muy preocupadas por lo que pudiera ocurrir en los próximos días si sus casos no son atendidos. Apenas el martes 10 de marzo Aída recibió un mensaje que para ella cuenta como una amenaza.
La aterrorizó. Le echaron debajo de su puerta un trozo de grasa con un gancho que podría matar a su perra doberman, a quien tuvo que adoptar justo para que la cuidara y le diera más confianza de andar en su colonia tras la violación. Aída dice que es claro que su agresor sabe dónde vive, en las denuncias en su contra está su dirección que desconoce cómo consiguió. Las medidas de seguridad son insuficientes y más si las autoridades siguen dilatando su caso, señala.
Aún con todo seguirá adelante, anuncia, sus abogadas del Observatorio de Justicia y Derechos Humanos de Mujeres y Niñas A. C. le recuerdan que lograr una sentencia contra su agresor es sólo una meta. El objetivo es que se visibilice a través de su voz que la violación sexual es la antesala del feminicidio.
Aída confía que en un país donde 10 mujeres son asesinadas todos los días, su voz sirva para avivar este grito desesperado.
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