Aunque el INE impulsó las candidaturas para personas afromexicanas, estos candidatos a una diputación deben enfrentar la resistencia de los partidos políticos a registrarlos y después contender en una localidad con poca posibilidad de ganar. Sin embargo, «a los que discriminan son a los afromexicanos sin dinero ni padrino político», aclara el escritor Eduardo Añorve

Texto: Kau Sirenio

Foto: Eduardo Yener de los Santos

CIUDAD DE MÉXICO.- Los candidatos afromexicanos tienen pocas posibilidades de ocupar un lugar en la Cámara de Diputados. Aunque el Instituto Nacional Electoral determinó que al menos el 1 % de las candidaturas deben ser para afrodescendientes, no fijó en cuáles distritos. Entonces los partidos los colocan en localidades con pocas posibilidades de triunfo para cumplir el requisito. De inicio, los partidos políticos incumplieron la determinación del INE y luego la acataron a regañadientes, con una prórroga. 

Según una encuesta hecha por el INE, 104 aspirantes a la Cámara de Diputados se identifican como afrodescendientes de entre los casi 7 mil candidatos registrados.

Para este proceso electoral, el INE estableció que los partidos políticos están obligados a postular candidatos afrodescendientes en 3 de los 300 distritos electorales (1 por ciento), aun cuando el porcentaje poblacional de los afromexicanos en el país es del 2 por ciento.

La invisibilización histórica

Los pueblos afromexicanos llegaron a México desde hace más de cuatro siglos, pero fueron invisibilizados desde el México independiente, y hasta ahora. Muestra de ello es el censo poblacional. Fue hasta 2020, 125 años después de que se realizó el primer censo de 1895, cuando las autoridades tomaron en cuenta por primera vez a la población afromexicana en el conteo. El resultado arrojó que 2 millones 576 mil 213 personas se reconocieron como afromexicanas; es decir, dos de cada 10 habitantes. Este número es más significativo si se considera que cinco años antes, en la Encuesta Intercensal 1.38 millones de personas se asumieron como afromexicanas, es decir, 1.16% del total de la población en ese momento. La mayoría se encuentra en Guerrero, Oaxaca y Veracruz.

Los municipios que concentran mayor número de población afromexicana son: Ometepec y Cuajinicuilapa, Juchitán, Marquelia, Copala, Florencio Villareal (Cruz Grande) y San Marcos, Costa Chica de Guerrero. Y en 24 municipios en la Costa Chica de Oaxaca. En los estados de Chiapas, Coahuila, Michoacán y Veracruz, hay poblaciones importantes.

La atención a la población afromexicana en el censo coincidió con la reivindicación que el gobierno federal hizo del primer presidente mexicano, Vicente Guerrero, en el arranque de la conmemoración de la consumación independentista. El pasado 14 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo un diálogo con el pueblo afromexicano en Cuajinicuilapa, Guerrero, y se comprometió a impulsar el bienestar con el pueblo afromexicano. 

Apenas el 10 de agosto de 2019 entró en vigor la reforma del Artículo 2 de la Constitución, que reconoce a las comunidades y pueblos afromexicanos como parte de la composición pluricultural de México. 

“A los que discriminan son a los de abajo”

El escritor y periodista de Cuajinicuilapa, Eduardo Añorve Zapata, dice que no hay discriminación cuando hay poder económico, incluso si se trata de una persona afromexicana. Ejemplifica con el caso del actual coordinador de los diputados del PRI, René Juárez Cisneros.

“Hay personas morenas o negras que han ocupado un cargo en la administración pública. No veo discriminación cuando hay poder económico. Constantino Cisneros (Tino) fue presidente (municipal); René Juárez Cisneros, gobernador, diputado federal y senador. A los que sí discriminan son a los de abajo, a los de color o indígenas que no tienen dinero o padrino político”.

De hecho, René Juárez Cisneros fue alcalde de Acapulco, de ahí saltó a gobernador de Guerrero de 1999-2005, senador, diputado federal y presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque nunca se adscribió como afrodescendiente. 

En cambio, el activista Pedro Sergio Peñaloza Pérez no estuvo en la misma condición. El defensor de la población afrodescendiente en el país y fundador de México Negro, la primera organización enfocada en la defensa de los afromexicanos, buscó un cargo político sin el cobijo de un partido político.

En 2017 se inscribió como precandidato independiente a la Presidencia de México. No consiguió las firmas que le requería el Instituto Nacional Electoral (INE) para la elección  de 2018. Aquel año aún no había una medida específica para promover la participación de grupos minoritarios étnicos en los cargos públicos. 

Después, el activista –también nacido en Cuajinicuilapa, Guerrero– se dedicó de lleno a promover el respeto y conocimiento de los derechos de las personas afrodescendientes en México. Esto, a través de la organización antirracista México Negro A.C., fundada en 1997. 

María Teresa de Jesús Mojica Morga, legisladora afromexicana en 2012, ahora al frente de la Fundación Afromexicana Petra Morga, A.C., ya había advertido ante el INE que las medidas establecidas no garantizan que los afromexicanos ocupen un cargo, ya que irán a las elecciones en circunstancias desiguales: nada obliga a los partidos a que postulen a candidatos afromexicanos en distritos con oportunidad de ganar ni a ser enlistados en los primeros lugares de una lista plurinominal.

El 23 de abril pasado, en un foro organizado por el INE, la investigadora Gema Tabares Merino advirtió que, aún cuando hay avances, no existe alguien que represente “los intereses de la colectividad afromexicana”.

Sergio Peñaloza Pérez, en tanto, puntualizó que no basta que los aspirantes a una diputación sean afrodescendientes, sino que tengan una agenda específica y realicen trabajo social.