Documentos secretos desclasificados revelan que Estados Unidos y sus aliados supieron hace medio siglo la llegada del cambio climático. Pero apostaron al negocio por encima de la vida de todos
Tw: @anajarnajar
¿Cuándo inició la preocupación mundial por el cambio climático?
La creencia general es que la idea surgió al principio de los años 90, cuando el fin de la Guerra Fría retiró la atención internacional sobre los temas bélicos y empezó una preocupación mayor por el medio ambiente.
Pero la realidad es distinta. Una serie de documentos secretos del Gobierno de Estados Unidos y que fueron desclasificados recientemente revelan que, en realidad, la mayoría de los países desarrollados sabían del problema por lo menos desde 1972.
Pero decidieron engañar al planeta: por un lado, en foros internacionales se comprometieron a respaldar investigaciones científicas para mitigar el impacto de la contaminación en el medio ambiente.
Y al mismo tiempo rechazaron plazos concretos para reducir el saqueo de recursos naturales y el uso de combustibles fósiles.
La revelación es parte de un informe de la organización Archivo de Seguridad Nacional (NSA, en inglés), que desde hace 35 años impulsa la apertura de todos los informes confidenciales del gobierno estadounidense.
La historia empieza en 1972. En abril de ese año varios países de África se reunieron en Dakar, Senegal, en el Instituto Africano de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico y la Planificación.
Encabezadas por Argelia, las delegaciones que asistieron acordaron exigir a Estados Unidos y Europa “reparación y compensaciones plenas” por “el saqueo” sistemático de sus recursos naturales, y la devastación ecológica que provocaron en la región.
“Los principios mismos del derecho internacional implican, para los países que han sufrido explotación en el curso de la historia o aún la sufren, un derecho a la reparación por parte de los países que han basado su crecimiento en esta explotación”, fue la declaratoria de los países inconformes.
Los inconformes exigieron llevar el tema a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano (UNCHE, por sus siglas en inglés) programada para dos meses después, en junio de 1972.
La Conferencia sería el primer foro multinacional sobre medio ambiente, y que de hecho se convirtió en un punto de inflexión de la política ambiental internacional.
El tema alarmó al gobierno del entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
De acuerdo con los documentos desclasificados por el NSA, funcionarios estadounidenses iniciaron una ofensiva diplomática para evitar que se vinculara el comercio y extracción de naturales “con la degradación ambiental”.
La evaluación de agencias de seguridad estadounidenses y el Departamento de Estado fue que el reclamo de África era un asunto político.
En síntesis, su recomendación fue bajar el perfil del tema con “un enfoque de no intervención para apaciguar los ánimos” de los estados africanos.
La estrategia se aplicó en la UNCHE. Las delegaciones participantes acordaron la Declaración de Estocolmo y el Plan de Acción para el Medio Ambiente Humano, con 26 principios que colocaron los problemas ambientales a la cabeza de las preocupaciones internacionales.
La Declaración pretendió ser el inicio de un diálogo entre los países industrializados y en desarrollo “sobre el vínculo entre el crecimiento económico, la contaminación del aire, el agua y los océanos, y el bienestar de las personas en todo el mundo”.
Fue una farsa. En la Conferencia de Estocolmo no se establecieron compromisos concretos para reducir la emisión de contaminantes, ni mucho menos se mencionó la posibilidad de compensar a los países afectados con el saqueo de recursos naturales.
Tal simulación se adoptó a pesar de que, según los documentos desclasificados, la administración Nixon sabía del creciente impacto en el planeta por el saqueo de recursos naturales.
Ese modus operandi se mantuvo en las décadas posteriores. El NSA señala, por ejemplo, que en 1979 concluyó un análisis de datos recopilados desde 1957 y el resultado fue claro:
Los seres humanos habían alterado la atmósfera de la Tierra por la quema indiscriminada de combustibles fósiles.
Ahora el dato parece una verdad de Perogrullo. Pero en ese momento, la confirmación de una vieja tesis que empezó a crearse en los primeros años del siglo XX fue devastadora para los científicos internacionales.
No pasó nada. El Archivo de Seguridad Nacional documentó que los presidentes Jimmy Carter, Ronald Reagan y George Bush padre supieron del creciente impacto de los combustibles fósiles y la energía nuclear en el medio ambiente.
Sin embargo, decidieron mantener una política de simulación. “Estados Unidos y otros países desarrollados continuaron enfatizando la importancia de la investigación científica, los mecanismos de mercado y las regulaciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, señala el NSA.
Pero “al mismo que garantizaban los compromisos de emisiones más flexibles”. Los países desarrollados, concluye, “no reconocieron sus impactos degradantes desproporcionados en el medio ambiente”.
Ya pasaron 51 años de la primera advertencia sobre la devastación climática.
El impacto de engañar al planeta entero y privilegiar el negocio por encima de la vida de todos aparece cada día.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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