Buscar en el lugar donde la gente desaparece

21 agosto, 2017

San Fernando, Tamaulipas, se convirtió en un referente de la violencia que detonó la militarización del país. Desapariciones, una masacre de migrantes, fosas clandestinas. Y ahí, en medio del horror, las familias que vieron a su pueblo convertirse en el infierno decidieron iniciar sus propias búsquedas

Texto: Daniela Rea. 

Fotos: Pie de Página

Durante dos días un grupo de madres de San Fernando recorrió rancherías de su municipio para buscar a sus hijos que fueron desaparecidos en ese mismo punto de Tamaulipas.

El grupo que partió el 18 y 19 de julio estaba encabezado por la señora Rosa -una comerciante que busca a su hija Dulce-, otras tres madres de familia que no quieren dar a conocer su identidad, y Graciela Pérez, cuya hija Milynali Piña Pérez fue desaparecida en 2012 por las carreteras de Tamaulipas, cuando volvía de unas vacaciones en Houston.

Esta búsqueda tiene un gran significado del valor y tenacidad de las madres, quienes recorrieron las rancherías en las afueras del pueblo que se convirtió en el sinónimo del horror en el país. Ahí fueron asesinados 72 migrantes, ahí se encontraron fosas clandestinas con casi 200 cuerpos, ahí han sido secuestrados autobuses enteros de pasajeros.

La búsqueda, además, se dio dos meses después de que Miriam Rodríguez Martínez fuera asesinada en la puerta de su casa. Miriam era la cabeza más visible de las madres de San Fernando, era integrante del Colectivo de Desaparecidos de San Fernando y con su búsqueda de justicia había logrado el encarcelamiento de los secuestradores y asesinos de Karen Salinas Rodríguez.

«La búsqueda en terreno fue uno de los pendientes de Miriam. Esta búsqueda fue un homenaje a ella, fue para recordarla a ella «, dice Graciela.

“Corremos muchos riesgos en estas búsquedas porque todas somos de aquí, todos nos conocemos, a todos nos conocen. Miriam se dedicó a buscar a los malos nosotros solo queremos saber dónde están nuestros hijos, no queremos saber ni quiénes fueron, ni nada”, dice Rosa, quien antes había realizado en San Fernando búsquedas de líneas de investigación, de pistas, de puntos dónde rastrear para buscar a sus hijos.

Rosa sigue las pistas del paradero de su hija Dulce Yameli que fue desaparecida el 12 de mayo del 2012, de un local comercial en San Fernando. Los secuestradores pidieron rescate por la joven, que su familia pagó.

Todas las mujeres que buscaron son de San Fernando –aunque algunas son desplazadas-  son conocidas y los delincuentes, afirman, continúan viviendo ahí.

“Buscar es una necesidad, buscar da fuerza. Es tan cansado ir a reuniones con funcionarios donde no hay acción, sólo hablar y hablar. La importancia de ir en búsqueda te fortalece para confirmar que tienes conocimiento del terreno. Los únicos que saben dónde buscar son las familias locales, las familias que conocen la zona”, agrega Graciela.

Los hallazgos

Rosa y Graciela describen el lugar como un descampado que no tiene fin, un monte libre. De tierra dura y pedregosa que dificulta aún más la excavación. Con matorrales espinosos y crecidos que dificultan identificar alteraciones en el terreno.

“No hayamos mucho, alcanzamos a sacar muchas cosas, estuvimos en un lugar donde había muchas personas secuestradas, en el arenal, en la joya áreas que cuando las personas malas estaban se dirigían para allá. Encontramos muestras y pruebas de que había gente ahí”, dice Rosa.

Había, por ejemplo, cobijas, maletas regadas, ropa, zapatos. Había botellas de agua con fecha de 2017, una cobija casi limpia, lo que quiere decir que ese lugar seguía siendo utilizado, hasta hace poco, para tener a gente secuestrada.

De hecho, las mujeres que realizaron la búsqueda, tienen a familiares desaparecidos entre los años 2013 y 2015.

“Hubo excavación, pero no encontramos fosas ni restos humanos aún, quizá por el tiempo. Hay que buscar más abajo, no llevábamos materiales para excavar más profundo. Se ven hoyos donde entraban las camionetas, brechas, caminos… este recorrido apenas fue para llegar al punto donde buscar, debemos volver”, dice Graciela.

La búsqueda se realizó en las rancherías de La Joya y el Arenal. Hay que recordar que en abril del 2011 fue en la Brecha El Arenal donde se encontraron 8 de las fosas que en total contenían casi 200 cuerpos.

De hecho, en años siguientes siguieron los hallazgos de fosas en ese municipio, aunque fueron menos publicitadas. Por ejemplo en julio del 2015, soldados encontraron tambos de 200 litros donde se presume que se calcinaban restos de personas y camionetas desmanteladas.

En los meses próximos piensan hacer búsquedas en otras rancherías, como El Huizache, donde se encontró la bodega con los cadáveres de 72 migrantes asesinados.


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“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: https://piedepagina.mx«.

Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.

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