El triunfo de Clara Brugada “da aire” a los movimientos urbanos y territoriales, en los que se formó. Su modelo de ciudad comunitaria se impuso al de las mafias inmobiliarias
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Duilio Rodríguez y Jesus Almazán
CIUDAD DE MÉXICO.- “Hoy inicia la construcción de la ciudad de las utopías que se hacen realidad”, dijo Clara Brugada, la aún candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno a las seis de la tarde, a un minuto después del cierre de las casillas, sin más información que sus encuestas de salida.
Las Utopías, su programa estelar de desarrollo social y comunitario en Iztapalapa, solo coronan una propuesta de desarrollo de ciudad basada en el trabajo territorial y comunitario en el que se implicó desde hace 40 años, una forma de pensar la ciudad diametralmente opuesta a la de su conntrincante, Santiago Taboada.
“En esta vez, esta ocasión, no nos alcanzó” dijo horas después, pasada la medianoche, el candidato del PAN, vinculado al llamado Cártel Inmobiliario, un grupo que desarrolló un método para enriquecerse y ganar poder a través del abuso de las atribuciones del gobierno, que permitió la construcción de decenas de edificios fuera de la norma a cambio de sobornos millonarios, según dan cuenta las investigaciones en curso de la Fiscalía General de la Ciudad de México en su contra y de varios de sus colaboradores cercanos.
Los asistentes a la conferencia del panista inmediatamente reprocharon su declaración “¡Fraude! ¡Fraude!”, reclamaron. “¡Es una elección de estado!”, pero las palabras del candidato atajaron estos comentarios.
“Yo mismo me comprometí con estas reglas y sus instituciones”, continuó diciendo el candidato. “Lo dejamos todo en la cancha, no nos guardamos nada, hicimos todo”, dijo sobre su campaña, marcada por las acusaciones por demás subidas de tono en contra de Clara Brugada.
Hasta el cierre de esta edición, el conteo rápido del Instituto Electoral de la Ciudad de México, daba cuenta de una ventaja de Brugada con 51 por ciento de los votos, contra 29 de Taboada
El triunfo de Clara Brugada en la ciudad no solo representa el triunfo de una corriente política que ha dominado la Ciudad de México desde hace 30 años, también habla por los movimientos sociales y vecinales que se empezaron a gestionar desde mediados del siglo pasado.
“Este es un triunfo de todo el proceso de organización de la ciudad en contra del capital inmobiliario”, asegura Jaime Rello, el enlace con movimientos sociales de su equipo de campaña e integrante del Movimiento Urbano Popular. “Por primera vez tenemos la oportunidad de poder hacer otro tipo de gobierno, en el que se tomen en cuenta los derechos de la gente frente al dinero”.
El Movimiento Urbano Popular es una de las organizaciones en las que se formó Clara Brugada. Según cuenta ella misma en una entrevista para Capital 21, entró en contacto con la organización desde muy joven. Cuando un mensajero llegó al campus Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, donde estudió, buscando voluntarios para llevar servicios a San Miguel Teotongo.
Hoy San Miguel Teotongo, donde aún reside y vota Clara, es una de las colonias más densamente pobladas de la ciudad. En ese entonces, a inicios de los años 80, en la colonia no habían servicios básicos como agua, luz, drenaje o calles pavimentadas; menos una escuela y por descontado, maestras, rol que adoptó Clara.
La historia de San Miguel Teotongo inició con los engaños de los fraccionadores de lotes clandestinos y políticos oportunistas que medraban con la necesidad de miles de personas, mismos que no difieren mucho de algunas organizaciones actuales.
Cansados de los abusos, como que vendieran un mismo lote a dos familias o que les dieran terrenos sin salidas a la calle, los vecinos de la naciente colonia decidieron hacer una unión de colonos, misma que se encargó de llenar de servicios como pavimentación y alumbrado, todo con base en el trabajo comunitario.
La escuela donde se instaló la casilla en la que votó Clara Brugada este domingo, fue construida por esee tipo de trabajo comunitario, cuentan algunas de sus vecinas, como un grupo de mujeres que esperan a Clara después de su voto.
“Clara nos ha enseñado que primero está el pueblo, y después nosotras”, dice María Dolores Iracheta quien ha vivido en esta colonia desde hace 50 años y que conoció a Clara desde que llegó a la colonia. “Esperamos una mejoría para la ciudad, porque no es eso que dicen, que está luchando para un beneficio propio, nosotras hemos visto que lo hace por un beneficio para la comunidad”.
María Dolores y el resto de sus compañeras no solo ven a Clara Brugada como su vecina y representante, sino como una compañera de lucha por un espacio para vivir en la ciudad.
La victoria de Clara Brugada, considera Jaime Rello, le da aire a los movimientos urbanos de la ciudad:
“Estos movimientos han demostrado que pueden hacer cosas importantes. Siempre se ve como la nota lo robado, los desalojos, el desplazamiento, la gentrificación, pero el asunto es que en los movimientos se han hecho y se están haciendo luchas contra eso, se están haciendo cosas en cada comunidad, en los pueblos, en los barrios.
Una cosa que se plantea, tanto en la propuesta comunitaria de San Miguel Teotongo y del futuro gobierno de Clara, explica Jaime Rello, es el cogobierno, porque quien conoce las necesidades y las soluciones de las comunidades, es la misma gente que les da vida. El gobierno de Clara deberá demostrar, comos se hizo en Iztapalapa, que se pueden hacer este tipo de cosas
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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