Brigada de búsqueda «toma» la alcaldía de Poza Rica

10 febrero, 2020

Brigadista coloca las fotos de los desaparecidos. Foto: Andro Aguilar.

En la jornada de este lunes, una fracción de la Brigada de Búsqueda irrumpió en el municipio de Poza Rica. Ésta es una de las zonas más peligrosas de Veracruz. Después de dialogar, brigadistas y funcionarios establecieron una agenda de trabajo

Texto y fotos: Andro Aguilar

POZA RICA, VERACRUZ.- Juan Carlos Trujillo llama a las integrantes de la Brigada a un lado del Árbol de la Esperanza, donde las madres cuelgan los retratos de los desaparecidos en Poza Rica. Son más de doscientos rostros en el árbol.

Trujillo anuncia que intentarán ingresar a la alcaldía. Quiere aprovechar la coyuntura política que derivó en que este municipio, el estado y el país son gobernados por el mismo partido. Que se comprometan a garantizar el «nunca más», señala.

Entre 2009 y 2013, Poza Rica padeció el pico más alto de crímenes de desaparición en la zona norte de Veracruz. Las autoridades de este municipio permitieron las desapariciones de sus habitantes durante años.

Sólo el Colectivo María Herrera tiene un registro de 210 personas desaparecidas en la región: Poza Rica, Tihuatlán, Coatzintla, Cazones, Papantla, Gutiérrez de la Torre.

El norte veracruzano, zona negra

Los familiares de víctimas relatan los múltiples secuestros de jóvenes sobre la calle 20 de Noviembre, en el centro de la ciudad petrolera. El hijo de Rogelio López iba con dos amigos y se llevaron a los tres. El hermano de la maestra Herlinda Baltazar Santiago, que había salido por unos tacos, ya no volvió. Unos familiares sí pagaron el rescate que les pidieron los secuestradores y otros no pudieron hacerlo, pero en ningún caso han vuelto a ver a sus seres queridos. Alguno de los familiares señala que hay muchos más casos como los suyos, pero que no todos se animan a platicar.

La Brigada viene a decir a la alcaldía de Poza Rica que eso nunca más debe ocurrir. Las buscadoras entran en un grupo a las instalaciones de la alcaldía. El edificio está en contraesquina con el Árbol de la Esperanza.

«Que quede este antecedente para que ellos puedan poner todo su corazón, su humanidad para la búsqueda de desaparecidos» explica Juan Carlos, por lo que la principal finalidad es dialogar con los funcionarios. Así, advierte, tomarán cada uno de los municipios.

Trujillo quiere que los ciudadanos recuperen, más allá del simbólico, las demarcaciones más vulnerada por los grupos criminales: los ayuntamientos.

Encuentro extraordinario

El auditorio está lleno de rostros ausentes: imágenes sostenidas por sus familiares. A una treintena de funcionarios les toca escuchar a las buscadoras.

«Hay gente que es luz y la de ustedes es más que la de mediodía», dice el sacerdote Julián Verónica. El sacerdote es uno de los principales impulsores de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas desaparecidas, que este año realizan por quinta ocasión. Él recuerda el encuentro de la Primera Brigada de Búsqueda con autoridades de distintos niveles en otro municipio veracruzano, Amatlán. 

En aquella ocasión, la policía científica y la Fiscalía estatal eludieron su responsabilidad sobre los restos humanos de los que debían hacerse cargo. Es diferente lo ocurrido este martes, por eso lo destaca el sacerdote. «Lo de hoy es algo extraordinario», dice frente a los funcionarios de Poza Rica e invita al entendimiento: «Es el primer encuentro por la empatía».

Foto: Andro Aguilar.

Engaños

Al micrófono, María Herrera recuerda que los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto las engañaron. «Hasta que tomamos palas y picos. Nos organizamos».

Los funcionarios escuchan callados. La síndico dice que las víctimas cuentan con su apoyo.

«Atención no es resolución», le advierte Juan Carlos Trujillo, «vamos a seguir picando piedra».

María Herrera enfatiza: «Ustedes, como funcionarios, tienen más medios y la obligación de ayudarnos a alzar la voz». Por eso, «esta invitación se las hacemos con el corazón en la mano».

Juan Carlos Trujillo toma la palabra. Las víctimas, explica, buscan tomar los espacios públicos más allá de lo simbólico. Lo público es de todos. Y el trabajo público es para todos.

Además de buscar a los familiares, la intención de confrontar a los funcionarios es hallar a esos seres humanos perdidos dentro de las personas. Si no lo logran, jamás hallarán a los desaparecidos. 

«No soy de Poza Rica, pero me siento como de Poza Rica porque aquí se quedó gran parte de mi vida», resume Juan Carlos. En la zona, sus hermanos Gustavo y Luis Armando fueron desaparecidos tras ser detenidos en un retén militar.

Los tres frentes de la Brigada

La Brigada de Búsqueda se dividió en tres grupos este lunes.

Los colectivos buscaron a los ausentes en dos prisiones. También recorrieron una zona en campo abierto.

Hallaron restos óseos a nivel de tierra, aún no se sabe si corresponden a una persona o es un solo cuerpo enterrado. Descartaron otros puntos. 

La hora exacta

Luz Hernández toma el micrófono. Les recuerda a los funcionarios que su hijo Brayan desapareció al 20 para las seis del 28 de abril de 2016. Unos hombres se lo llevaron en el parque Benito Juárez, sólo a un cruce de calle de distancia de la presidencia municipal de Poza Rica.

Ramon López agrega que su hijo Rogelio fue secuestrado en el centro del pueblo. «Ya no tenemos miedo a nada, estamos muertos en vida».

Una buscadora de Zacatecas les relata que suma nueve años en la búsqueda de su familiar. «Nosotros no dormimos en la noche como cualquiera de ustedes».

Para este momento, algunas víctimas lloran. Y algunos funcionarios pasan saliva, pero otros no se aguantan, se limpian de forma discreta las lágrimas.

El joven sinaloense Ángel toma la palabra. Él fue testigo presencial del secuestro de su hermano en Sinaloa.

«No tienen idea,  escuchar a una madre llorar todas las noches por su hijo sin poder hacer nada».

Tita Radilla, quien busca a su padre Rosendo Radilla, desaparecido en la Guerra Sucia, recuerda que los desaparecidos son de todos.

La activista propone que el municipio coloque un buzón para denuncias anónimas que permitan obtener información sobre los desaparecidos.

«Un abrazo, una palabra, un apretón de manos ayuda».

Árbol de esperanza y recuerdo 

Durante la mañana los familiares de los desaparecidos hicieron una jornada en el parque Benito Juárez, donde se encuentra el Árbol de la Esperanza. 

Con actividades circenses y talleres para niños, buscaron sensibilizar a los paseantes. También volantearon para brindar información sobre los casos.

Desde hace unos tres años ese árbol se convirtió en un memorial donde las madres colocan las fotos de sus hijos. El Día del Niño Perdido, el Día de los Desaparecidos. Eligieron ese punto de forma natural. Esa práctica se ha reproducido en otros puntos de la región como Papantla. 

María Herrera repite varias veces: no buscamos culpables.

«Esperamos que más de una persona pueda darnos información en donde poder encontrar los restos de nuestros desaparecidos. Solos no vamos a poder, necesitamos de ustedes».

Los funcionarios del municipio hablaron uno a uno. Confesaron no conocer la magnitud del problema. Algunos se abrazaron con las víctimas. Se comprometieron a tener mesas cada tres meses. También a facilitar trámites para documentación de personas desaparecidas y para los hijos de los ausentes.

La vida sin ellos

«¿Puedes tomar una foto donde está mi tesoro? El más hermoso de todos», dice una madre sonriente.

El llanto se le viene de repente. Hace unos minutos sonreía, bromeaba.

Un transeúnte baraja como estampitas los pequeños retratos de desaparecidos que una madre sinaloense le pasó.

Ella le pide que se fije bien por si reconoce a alguno.

«Yo los veo bien a todos, ando donde quiera, pero es que aquí no se puede hablar con nadie porque se lo llevan, le pegan a uno. En la casa de la opinión. Yo por eso ando solo. Yo me he portado bien. Ando dando vueltas porque no tengo trabajo…».

-Checa si has visto a alguno de ellos, insiste ella.

-No… no… no los he visto… No, para qué voy a decir que sí…

-Usted obsérvelos…

-No los conozco… 

Luz Hernández perdió a su hijo precisamente en este parque. Dice que no quería que ese fuera el punto de reunión de la Brigada. Las otras familiares la sostienen, la abrazan, ella se va desvaneciendo. El sollozo se convierte en un llanto abierto, en gritos. Porque vivos se los llevaron. Vivos los queremos. Hasta cuándo, hasta encontrarlos. ¿Dónde está La Paz?