El ejido San Crisanto conserva desde 1995 bosques de manglar en la costa norte del suroriental de Yucatán, que alberga especies de peces, aves, mamíferos y otras. Es una historia exitosa de conservación, pues los manglares restaurados protegen la costa, sostienen la vida silvestre y apoyan los medios de vida basados en la pesca y el ecoturismo
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