Las primeras dos quiebras bancarias en una década cimbran las finanzas globales. El presidente Joe Biden dio un mensaje de emergencia y anticipó los lineamientos de un nuevo rescate bancario que recuerda el fantasma de la crisis del 2008.
Por: Gabriel Bagundo* / @Mi.MedicoFinanciero
La mañana de este lunes 13 de marzo, el presidente Joe Biden anunció una serie de medidas para enfrentar el posible contagio financiero tras la quiebra de los bancos regionales, la semana pasada, del Sillicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank (SB).
En una sesión sin preguntas de la prensa, Biden se sumó a las autoridades financieras que se pronunciaron durante el fin de semana para tratar de brindar certeza a los mercados.
En su discurso, Joe Biden afirmó que desde el fin de semana instruyó a su equipo, encabezado por la secretaria del Tesoro J. Yellen y reguladores de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) para actuar rápidamente. También adelantó cinco lineamientos bajo los cuales actuaría su gobierno en este caso.
Las directrices de acción anunciadas son:
Primero, todos los clientes de estos dos bancos en quiebra pueden tener la certeza -dijo el presidente estadounidense- que sus activos estarán protegidos y tendrán acceso al retiro de ellos desde hoy lunes 13 de marzo. Afirmó que pondrá especial atención en que los pequeños negocios puedan tener liquidez para enfrentar sus obligaciones salariales y de pagos.
El presidente afirmó que “las pérdidas no correrán a cargo de los contribuyentes”. Aseguró que los recursos vendrán de “las comisiones que los bancos pagan a los fondos de seguro de depósito”.
Esto abre un importante debate acerca de si el Estado debería de rescatar a los grandes bancos “too big to fail” (“demasiado grandes para caer”) como ocurrió durante la crisis financiera del 2008.
Mientras tanto, la Reserva Federal de EEUU implementó un paquete para dotar de liquidez a los bancos en cuestión. Joe Biden anunció que pedirá al Congreso que se revise la legislación bancaria, particularmente la reversa que se dio en el 2018 a la “Dodd-Frank Act”, la ley de regulación bancaria más importante creada para hacer frente a la crisis del 2008 y que Donald Trump recortó en un guiño post electoral a Wall Street.
La falta de regulación permitía a los bancos disponer de un menor flujo de liquidez para hacer frente a sus obligaciones con los depositantes.
En un segundo punto, Biden anticipó que los gerentes de los bancos serían despedidos si la FDIC toma el control de estos bancos. Como tercer punto, garantizó también que los inversionistas bancarios no serán protegidos: “ellos decidieron tomar el riesgo y cuando el riesgo no paga, los inversionistas pierden el dinero. Así es como el capitalismo funciona”.
Biden afirmó también que se investigarán las razones por las cuales estos bancos llegaron a la situación de quiebra, señales ignoradas por los reguladores bancarios. Añadió, en cuarto lugar, que se tomarán las medidas para reducir el riesgo financiero, incluyendo revisiones a la Ley Dodd-Frank. Y finalmente, anticipó que pedirá al Congreso y a los reguladores financieros que fortalezcan las reglas contra las grandes quiebras bancarias.
Sin duda alguna, el gobierno de Estados Unidos está contra reloj para brindar señales de certeza y estabilidad al sistema bancario y financiero norteamericano y global.
La quiebra de estos dos bancos también tendrá importantes repercusiones sobre las decisiones que tomará la Reserva Federal de Estados Unidos para reducir el “estrés financiero” de este fin de semana.
De nueva cuenta, los riesgos sistémicos globales de un sistema financiero ultra interconectado cimbran al mundo.
Para enfrentar la crisis inflacionaria global que se desató después de la pandemia, los bancos centrales habían subido las tasas de interés. En México subimos en menos de un año la tasa a niveles que no sea habían visto desde el 2001: 11 por ciento.
Esta subida del interés debería detener -en teoría- la inflación. Pero también encareció el endeudamiento de empresas y hogares. Ahora, la quiebra de estos bancos sumó preocupaciones respecto a la solvencia bancaria en un sistema financiero ultra imbricado.
Durante las próximas semana, todos los esfuerzos de política monetaria estarán centrados en restaurar la confianza y reducir el riesgo en el sistema financiero global. Posiblemente las siguientes subidas de tasa de interés en Estados Unidos y México esperen un poco o sean más suaves.
Mientras tanto, el precio las acciones en bolsa de los grandes bancos a nivel global se han desplomado entre en 5 y un 10 por ciento.
No es un buen momento para endeudarse. Si no ocurren eventos de mayor envergadura, las tasas de interés comenzarían a bajar a finales de año o después.
*Consultor Financiero, especialista en crisis financiera internacional, doctorante en Economía por la UNAM.
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