21 abril, 2019
Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador atribuyó la violencia en tierras veracruzanas a la herencia de administraciones anteriores, en Minatitlán pobladores que homenajearon a 14 víctimas del ataque del pasado viernes le cuestionaron: «¿Hasta cuándo, presidente?»
Texto: Miguel Ángel León Carmona
Fotografías: Yerania Rolón
MINATITLÁN, VERACRUZ.- En el municipio donde el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió conformar una academia de beisbol para exportar talentos a las Grandes Ligas, hoy niños y adultos despiden a tres víctimas que fueron acribillados el pasado 19 de abril al interior de un salón de fiestas.
Como pocas ocasiones en los partidos de la liga infantil de Minatitlán, el campo deportivo Cuauhtémoc se ve abarrotado con asistentes que visten camisetas blancas. Hoy el rival a vencer es la violencia, fenómeno que en minutos arrebató la vida de 13 personas, entre ellos la de un bebé de un año de edad.
En el centro del diamante dos féretros son homenajeados con aplausos que resuenan desde la tribuna. En un ataúd de cedro descansa el cuerpo de Irma Barrera, a quien la liga municipal la refiere como una promotora del Rey de los Deportes. En otro de color blanco, descansan los cuerpos de César Hernández, entrenador del equipo Marlins y el de su pequeño hijo, Santiago.
En tanto, a unos 300 kilómetros de distancia, en la Heroica Escuela Naval Militar de Antón Lizardo, el presidente de la República señala que este hecho trágico que ha marcado el gobierno del morenista Cuitláhuac García es el “fruto podrido” heredado de una política antipopular.
Pero las palabras de López Obrador no hacen eco en el estadio minatitleco, donde se propaga el luto. “No es justo que a personas inocentes les hayan arrebatado la vida de esa forma. Ellos no le hacen mal a la sociedad, menos un niño de un año. ¿Hasta cuándo, presidente?”, cuestiona José Antonio Pérez Vázquez, un pelotero y amigo del fallecido César Hernández.
¿Hasta cuándo? Preguntan al titular del Ejecutivo, quien este 22 de abril encabezará la reunión de seguridad en el puerto de Veracruz, cuando la entidad registra casi 700 denuncias por homicidio dolosos, desde que el inició la administración del nuevo gobierno a la fecha, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
El momento más estremecedor en el campo de juego se desata con la melodía “El amigo que se fue”, del grupo Intocable. En ese momento los estereotipos de beisbolistas se esfuman. Hombres fornidos y de voz gruesa lloran mientras observan a sus amigos enfilarse al camposanto en una carroza.
“No los vamos olvidar, lo que ustedes aportaron al beisbol y a Minatitlán quedará entre nosotros por mucho tiempo”, promete un dirigente de la liga infantil que pide a seis hombres que lleven en hombros el féretro desde la primera base hasta el “home”. “Ánimo, César. “¡Tú puedes, hermano! ¡Ya casi llegas!”, grita el adulto con voz ronca.
En la tercera base se forma un pasillo por ocho jugadores de entre 14 y 16 años del equipo Marlins, quienes aplauden a su entrenador entre llantos. En el home, aguarda el padre y abuelo de las víctimas. El sentimiento le impide emitir palabras. Dos hombres lo sostienen para evitar que se desplome.
El homenaje a los beisbolistas se vuelve corto como las celebraciones de Semana Santa y las fiestas privadas en Minatitlán. Alguien que coordina el evento pide a los asistentes trasladarse pronto a la parroquia Cristo Rey, para finalmente despedir a los suyos en el camposanto. “La gente está con miedo, la gente no sale. No sabemos qué hacer”, se justifica el organizador.
Al término del homenaje, un jugador de 15 años, Pedro Adrián Ortega, cosecha una de las enseñanzas que recibió de su entrenador y dice a los demás de su grupo: “La actitud siempre y con la cabeza arriba para seguir adelante como equipo”.
Consulta nuestra cobertura:
Dos implicados en masacre de Minatitlán están identificados: SSP
Masacre en Minatitlán enluta a pueblo beisbolero
Así terminó la fiesta de cumpleaños en Minatilán
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona