Se habrían llevado estudiantes a Huitzuco, balística demuestra participación de policías municipales de aquel municipio. Cada año se revela más sobre la participación de estos policías: Por qué, si hay señalamientos e indicios, ¿no se les persigue?
Lydiette Carrión
Desde hace años, en cada uno de los informes que va abonando a una mayor comprensión de la terrible noche del 26 y 27 de septiembre de 2014, hay una pregunta: ¿Por qué si hay señalamientos e indicios sobre la participación de policías y otras personas de Huitzuco, no se sabe más y tampoco hay órdenes de aprehensión?
En abril 2016, la CNDH insistió en la falta de investigación respecto a la policía de Huitzuco y los indicios de que podrían haber participado personas de allá; también de que según algunos testigos, a un grupo de muchachos se los habrían llevado a aquel municipio e incluso pudieron haber permanecido con vida algunos días. En Guerrero, defensores de derechos humanos, activistas sociales, y sobre todo profesores, se preguntan esto y encuentran el silencio en torno a Huitzuco particularmente agravioso.
Pero desde ese 2016 se señalaba a un individuo: Alejandro Palacios Benítez, El Patrón (identificado de esta manera en 2016), o El cholo (apodado así desde al menos 2021).
La historia es larga y compleja, pero para efectos del papel que tuvo Huitzuco iniciamos en la caseta de Iguala, cuando un grupo de estudiantes ha “tomado” un autobús que provenía de Acapulco. El chofer les promete llevarlos a Ayotzinapa, pero al llegar a la terminal de autobuses de Iguala, los “traiciona”: se baja y los deja encerrados en el camión. Así que los estudiantes llaman a sus compañeros (algunos se encontraban en la caseta y otros, en un lugar llamado Rancho del Cura); todos se trasladan a la terminal y liberan a sus compañeros de su encierro.
Entonces “secuestrarán” tres autobuses más: Dos Costa Line con números 2012 y 2510, y un Estrella Roja número 3278. Este último, el Estrella roja es el famoso autobús fantasma, del que no se hablaba nunca en la Verdad histórica; esto a pesar de que estudiantes sobrevivientes señalaron su existencia desde el 27 de septiembre de 2014.
Pero regresando a los hechos de aquel día, además de los 2012, 2510 y 3278, venían dos autobuses desde Ayotzinapa: el 1531 y el 1568 Estrella de Oro.
Todos salieron de la estación de Autobuses al caer la noche. El primero, el 1531 quiso agarrar carretera pronto y se adelantó. Pero dos patrullas de Iguala los persiguieron hasta obligarlos a detenerse justo frente al Palacio de Justicia a la salida de Iguala.
Los autobuses 2012, 2510 –tomados en la terminal– y el 1568 –desde Ayotzi– fueron objeto de la agresión sobre la calle Juan N. Álvarez. De aquí desaparecieron a los estudiantes que iban en el último camión, el 1568.
Pero el quinto autobús, el Estrella Roja no salió en caravana con los demás, sino que dejó la estación por otra salida y se rezagó. Este autobús alcanzó al número 1531 y se detuvo a 120 metros de donde se encontraban sus compañeros. Los pasajeros del Estrella Roja vieron a sus compañeros (en el 1531) tirados al piso, detenidos por policías municipales.
El chofer del Estrella Roja se bajó a hablar con la policía. La policía federal entonces bajó a los estudiantes, quienes se alejaron del lugar. Minutos después regresaron, pero el Estrella Roja ya no estaba. Tampoco estaban sus compañeros del camión 1531, solo el vehículo, destruido. Comenzaron a caminar, pero una patrulla que se acercaba los baleó. Los estudiantes huyeron monte arriba; algunos pasaron la noche en el patio de una casa. A pesar de todo, salvaron la vida. Sus compañeros, los que viajaban en el Estrella de Oro 1531, y a quienes vieron tirados en el piso, continúan desaparecidos.
A ese lugar, según declaraciones de testigos protegidos, llegaron policías de Huitzuco más adelante, y se llevaron a algunos estudiantes. Sería en Huitzuco donde permanecieron con vida seis estudiantes durante unos días más.
Para las 11 de la noche, el Caminante (el principal operador de esta noche) habla con muchos grupos y miembros de la policía y del crimen organizado por igual. Entre ellos con Ramiro Ocampo Pineda, alias el Chango, y quien es considerado el “jefe de los Tilos”. Hay otro Tilo, es Víctor Hugo Palacios Benítez. Este individuo habría interrogado y y después liberó al chofer del autobús 1531.
Pero además Victor Hugo es hermano de Alejandro Palacios Benítez, señalado desde 2016 como líder de plaza en Huitzuco.
Según el informe de la Covaj, se sabe que a las 22:14 horas, el Cholo se encuentra en Santa Teresa (lugar de agresión contra los avispones), y que tiene contacto con Celedonio N (prófugo), policía de Huitzuco.
Quince minutos después, a las 22:30, Celedonio «N» y un grupo de policías de Huitzuco llegan al palacio de Justicia –donde fue detenido el autobús 1531 y desaparecidos unos 15 estudiantes– y de donde se llevaron el famoso quinto autobús. Celedonio es hijo del entonces director la policía de Huitzuco Javier «N», quien durante los siguientes años dirigiría las investigaciones del caso en aquel municipio, y quien también tuvo participación en la desaparición de los jóvenes en días posteriores.
Serían estos policías, encabezados por Celedonio, quienes se llevan a un grupo pequeño de estudiantes, y que permanecieron unos días en una casa de seguridad.
Pero alrededor de las 11 de la noche es que se da la agresión contra los avispones. Según el informe de la Covaj, ahí se encontraron pruebas de balística de que participaron policías de Huitzuco.
Le dirían el Cholo o El Patrón. En las investigaciones de 2016, se refieren a él como El Patrón. Sin embargo, según el testigo protegido Damián, cuyas declaraciones son de 2020 y se encuentran en las investigaciones de la FGR, el Patrón sería Rubén Figueroa. Pero esto no ha sido corroborado por otras fuentes.
La historia del Cholo es de impunidad. Según el testigo protegido Damián, citado en las investigaciones de FGR, el cholo habría disparado alevosamente contra uno de los chicos de los avispones. Fue quien coordinó las operaciones de los policías de Huitzuco aquella noche y quien se quedó hasta el final. Un año después de la terrible noche, en octubre de 2015, el Cholo fue detenido cuando salía de un hospital en la Colonia Roma, Ciudad de México, a donde había ingresado bajo un nombre falso. En aquel entonces, la prensa lo identificó como miembro de Guerreros Unidos para Taxco, no para Huitzuco. Extrañamente, un juez lo dejó ir pocos meses después.
El jefe directo del Cholo era Alfredo Mendoza Salgado, El Billete, por quien la FGR pidió una orden de aprehensión en agosto pasado. Sin embargo, El Billete fue asesinado el 4 de octubre de 2019 en la cabecera municipal de Teloloapan. La prensa lo identificó como líder de plaza en aquel municipio. No era así: su influencia, al menos en 2014, estaba en Huitzuco.
Otro personaje vinculado a Huitzuco sería Abraham Catalán Hernández, quien fue policía municipal. Él murió en 2019, según la prensa local, en un hotel de Iguala. De acuerdo con una nota de Aristegui Noticias, hasta la fecha legalmente nadie busca a los policías de Huitzuco.
Finalmente, un dato sugerente. En las bitácoras de búsqueda de la Covaj, se señalan todos los puntos en los que se ha buscado posibles restos de los 43 estudiantes. Todos los puntos son identificados. El único punto que se encuentra testado es aquel perteneciente al municipio de Huitzuco.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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