La casa a la que llevaron detenido al chofer del camión 1531 sigue siendo un punto desconocido en la investigación sobre Ayotzinapa. Ahí el chofer fue condenado a muerte, pero al último minuto un personaje clave le «perdonó» la vida.
Lydiette Carrión
Retomo la historia de la semana pasada. Repetimos: es una historia compleja, con vericuetos. Volvemos al mismo lugar, frente al Palacio de Justicia: donde policías detuvieron el Estrella de Oro 1531, que había salido desde Ayotzinapa, y el Estrella Roja, que los estudiantes tomaron desde la Central Camionera.
Nos centraremos en los choferes: El del autobús fantasma, el que el informe de la Covaj insistió que fue un punto de interés, debido a que aquella noche, cuando toda la ciudad fue sitiada, el único autobús que salió fue este, el Estrella Roja 3278, y llegó a Jojutla, Morelos ese mismo día, sin contratiempos.
Los informes del GIEI desde 2015 advierten sobre el camión: que los jóvenes tomaron el autobús en la central; pero este se rezagó respecto a los demás autobuses. Finalmente circuló rumbo a la salida de Iguala pero patrullas estatales los detuvieron casi frente al Palacio de Justicia, donde a lo lejos vieron destruido el autobús 1531 Estrella de Oro.
Los jóvenes del Estrella Roja huyeron. Al chofer, la policía lo dejó ir. Él habló a la central y la empresa le ordenó que llevara el autobús hasta Jojutla. Él así lo hizo. Los estudiantes que iban en ese autobús salvaron la vida, aunque pasaron una noche entera a salto de mata.
Por su parte, el autobús Estrella de Oro 1531 no tuvo tanta suerte. En este caso el chofer narra que fue retenido mientras a los jóvenes los esposaban y se los llevaban. En su segunda declaración agregaría que escuchó a los policías decir que ya llegarían los de Huitzuco. Nada de esto es nuevo, pues se encuentra en el informe del GIEI desde 2016; sin embargo, bajo la luz actual, ratifica una vez más el ocultamiento constante que ha sufrido el caso.
al chofer lo llevaron en una patrulla estatal “a una casa de dos pisos de color blanco con portón negro”, la cual se encontraba a 15 minutos del Palacio de Justicia, en el centro de la ciudad. Ahí fue amenazado con sufrir la misma suerte de los normalistas. Según su testimonio, le pusieron la fotografía de Bernardo Flores El Cochiloco (estudiante de Ayotzinapa que iba en el otro Estrella de Oro, hasta la fecha desaparecido) para ver si lo identificaba, pero él no lo conocía.
Hay indicios de que al Cochiloco lo siguieron elementos de la Sedena, desde las dos de la tarde de aquel día, desde antes de acercarse a Iguala.
“Al llegar me sentaron entre dos policías encapuchados y salió un señor con camisa blanca y pantalón negro, el cual se veía con el cuerpo de una persona que hace ejercicio” (de unos 40 años), y quien dijo “quién chingados es este cabrón”. Los policías le dijeron es el chofer del autobús, y dijo el señor pues llévenselo también ya saben dónde, y se fue caminando hacia su camioneta, la cual no pude ver bien, y les gritó: ‘Déjenlo que se largue’. El chofer salió corriendo sin saber hacia dónde y caminó rumbo a la terminal, “mientras seguía lloviendo moderadamente”.
Quién sería el personaje clave que interrogó, condenó a muerte, pero al final, perdonó la vida y liberó al chofer del camión 1531, sigue siendo un misterio. Algunos medios reportan que se trataría de Víctor Hugo Palacios Benítez (El Tilo), capturado en 2016 y recapturado después. Pero la fisonomía El Tilo, no corresponde con la de un hombre “que hace ejercicio”.
Tampoco corresponde con la descripción del general brigadier en retiro, Marcos Esteban Juárez Escalera “El Caminante”, el principal operador de los hechos aquella noche según el informe de la Covaj.
Otra posibilidad sería el propio presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca. Releyendo el informe arrojo otra posibilidad: el Negro, personaje que aquella noche baja las órdenes de asesinar a todos los estudiantes; y que es mencionado una y otra y otra vez en los mensajes del informe de la Covaj.
Pero hasta ahora no hay mayor información de este personaje, quién podría ser. Sólo se sabe que es de importancia alta. Una de las líneas de investigación sobre la tortura y asesinato que sufrió Julio César Mondragón habría sido porque un criminal quería «impresionar» a su jefe el negro».
Sobre la casa del Centro, el informe del GIEI consignó que fue inspeccionada en algún momento de julio de 2015. Lo hicieron sin la presencia del testigo clave. Y no se sabe más al respecto, si en ella se encontraron indicios o a quién pertenece. Tampoco se sabe exactamente dónde se encuentra. Quizá el inmueble podría arrojar más luz.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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