8 junio, 2020
En vez de dotar a Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas del presupuesto que necesita, el gobierno de López Obrador le recortó los recursos. No es tarde para corregir. Todavía es posible que este gobierno honre el título que se dio y siga la senda cardenista
Twitter: @eugeniofv
Apenas llegar a la presidencia de la República, Lázaro Cárdenas estableció un Departamento Forestal autónomo que quedó a cargo de cuidar los parques nacionales con los que ya contaba el país, establecer nuevos parques donde fuera necesario y garantizar la conservación de los recursos naturales de México. Después de muchas evoluciones, ese Departamento Forestal se convirtió en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que hoy tiene a su cargo 182 áreas naturales en las que viven casi un millón y medio de personas y que abarcan una superficie de casi 91 millones de hectáreas –la sexta parte del territorio nacional. Ahora, ese legado fundamental para construir un futuro mejor agoniza por los constantes recortes presupuestales que ha sufrido. Irónicamente, después de que los gobiernos neoliberales la golpearan a mansalva, es el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se dice heredero el cardenismo, el que parece estar dándole la puntilla con el nuevo recorte presupuestal.
La atención que los cardenistas prestaron a la conservación de los recursos naturales no fue gratuita. Según han explicado los historiadores Emily Wakild y Chris Boyer, los cardenistas se concentraron en impulsar lo que ellos llaman un “manejo social de los paisajes”, muy similar a lo que hoy conocemos como “desarrollo rural sustentable”. En el marco de esa política, impulsaron no solamente el reparto agrario, sino también una serie de cooperativas forestales para aprovechar las riquezas de los bosques y decenas de parques nacionales que servirían como complemento a ese esfuerzo. Los cardenistas, además, buscaban fundar sobre los cimientos de los parques nacionales un patrimonio cultural común sobre la naturaleza.
Ese gran momento para la conservación mexicana se acabó con la llegada de Manuel Ávila Camacho al poder, pero sobre todo de Miguel Alemán, que, justo como está haciendo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, redujeron a la institución a cargo de esos parques (el Departamento Forestal de entonces, la Conanp de ahora) a una sombra de lo que fue, a una entidad sin los recursos ni el personal para hacer su trabajo a cabalidad.
La situación de Conanp ya era grave desde mucho antes de la llegada de la 4T a Palacio Nacional. El cinismo de la administración de Enrique Peña Nieto -tan dada al hurto y los gestos simbólicos y vacíos- la puso en una situación peor. Como explica un análisis de Fundar sobre el presupuesto de la Comisión, mientras que la superficie bajo su responsabilidad aumentó en un 71.8 por ciento en el sexenio del mexiquense, su presupuesto se redujo 18 por ciento en el mismo lapso. El gobierno de López Obrador, en lugar de corregir esa situación, la ha hecho aún peor. En vez de dotar a Conanp del presupuesto que necesita, le recortó los recursos asignados en un 28 por ciento entre 2018 y 2019 -entre 2019 y 2020, hasta antes de la pandemia, el presupuesto se mantuvo constante en términos reales, en unos 870 millones de pesos.
Para responder a esta situación tan precaria, Conanp se ha apoyado en gran medida en la ayuda de la cooperación internacional y en la filantropía de los ricos nacionales. Por eso gran parte de su personal técnico y del dinero que alimenta muchas áreas naturales protegidas viene de donativos y de proyectos en conjunto, por ejemplo, con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM, GEF por sus siglas en inglés) o la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GiZ por sus siglas germanas).
Aunque con esos fondos Conanp ha hecho maravillas, está siempre la cuestión de que la política de conservación de México se negocia con mayor atención e intensidad con las agencias internacionales que con el Congreso de la Unión o la Secretaría de Hacienda. No podrá ser de otra forma si, como hasta ahora, las entidades de ayuda desde el extranjero siguen mostrando más interés en nuestras áreas naturales que los gobiernos mexicanos o los diputados.
Como ocurre con gran parte de las políticas que ha emprendido esta administración, no es tarde para corregir. Se puede todavía dar marcha atrás al recorte presupuestal contra Conanp. Todavía es posible que el gobierno de la Cuarta Transformación honre el título que se dio y siga la senda cardenista y no la de los alemanistas.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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