10 agosto, 2024
Un grupo de periodistas argentinos logró dar a conocer al mundo las atrocidades cometidas por la dictadura. Solo cuatro personas, armados con herramientas rudimentarias y un coraje admirable articularon una red de información clandestina que hizo un contra-relato de una realidad amordazada
Por: José Ignacio De Alba / @ignaciodealba
Una célula clandestina integrada por los periodistas Rodolfo Walsh, Lila Pastoriza, Lucila Pagliali y Carlos Aznárez se dedicó a recopilar información sobre lo que sucedía en Argentina cuando la junta militar tomó el poder (1976), una de sus funciones era “derrotar el terror al acceso a la información de los que informan” y dar cuenta de los asesinatos que la prensa oficialista callaba.
La documentación de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) se hizo a través de una lectura cuidadosa de la prensa legal, de “escuchas” obtenidas mediante la interferencia de ondas de radio, entrevistas con sobrevivientes y testigos.
La agencia estaba dirigida por Walsh, quien estaba consagrado como un gran periodista después de la publicación de Operación Masacre (1957) y quien era militante Montonero. Walsh, era un investigador bien entrenado, el hombre requisaba esquelas funerarias y revistas de sociales para establecer patrones. Un día logró intervenir el circuito de radio de la policía con una simple antena de televisión.
La obsesión por los detalles de Walsh me llevan a la siguiente anécdota. Cuando el periodista trabajó en Prensa Latina, en Cuba. Logró descifrar las claves secretas de la CIA gracias a la lectura de libros técnicos de decodificación, que encontró en mesas de saldo. Walsh logró prevenir al régimen cubano de una invasión preparada por Estados Unidos desde una hacienda en Guatemala.
ANCLA trabajaba con medios sencillos pero eficaces, Walsh solía recomendar a los aprendices del oficio periodístico su receta infalible “andá al lugar del hecho, habla con los testigos y mirá bien todo el lugar”.
Aunque ANCLA era una célula dependiente de la organización guerrillera Montoneros, la agencia no se dedicó a actividades de propaganda. Incluso, se propuso objetivos más ambiciosos. Una de las ideas de Walsh era que la información emanada de su equipo creara confusión entre las instituciones que formaban las Fuerzas Armadas.
Entre algunos círculos se creyó que ANCLA era un organismo de la marina, para minar la confianza de otras corporaciones de las Fuerzas Armadas. La información de la agencia también llegó a los periódicos La Nación y Crónica, aunque la mayoría de los contenidos fueron ignorados.
La información que elaboraron de forma artesanal, apenas utilizando buzones de correo de Buenos Aires, llegó a Europa, Estados Unidos y México. Donde organismos de derechos humanos registraron lo que sucedía en Argentina.
La información de ANCLA reveló los mecanismos de torutra y desaparición de personas, incluso se publicó la ubicación de campos de exterminio. Las oficinas de la agencia utilizaron distintas casas de operación, además de que funcionó gracias a herramientas rudimentarias: un mimeógrafo, un teléfono y cuatro máquinas de escribir.
ANCLA dio cuenta desde los primeros días de la dictadura militar de la desaparición de personas y las violaciones a la libertad de prensa. Es increíble encontrar que la agencia contó, en 1976, que en la Escuela de Mecánica de la Armada era utilizada como un centro de detención y torturas.
En el cable publicado el 27 de agosto de ese año se da cuenta:
“Desde la insauración del actual régimen militar, el 24 de marzo pasado, los detenidos políticos en la Argentina están alojados en barcos, en antiguas cárceles rehabilitadas y en diversas guarniciones de las Fuerzas Armadas […] testimonios recientes liberados en la provincia de Córdoba, donde tiene su asiente el poderoso Cuerpo del Ejército III a cargo del general Luciano Benjamín Méndez, señalan como campos de concentración y tortura a los destacamentos militares conocidos como ‘La Ribera’ y ‘La Perla’”.
Pese a los detalles retratados por la agencia, fue hasta la llegada a la democracia que los lugares ubicados por ANCLA fueron investigados. Incluso, hoy siguen siendo espacios de investigaciones judiciales.
La agencia también informó sobre los vuelos de la muerte. Se sabe, gracias a la recopilación de testimonios de personas, que encontraron cuerpos en las riberas del Río de la Plata y en lagos de Córdoba.
ANCLA funcionó durante un año y cesó su operación por la persecución a sus integrantes y por la desaparición de Rodolfo Walsh, el 25 de marzo de 1977. Es estremecedor que fue la propia ANCLA quien dio cuenta de la desaparición. El nombre del cable fue: “Denuncian secuestro de renombrado escritor argentino”.
Rodolfo Walsh fue desaparecido y seguramente asesinado, se sabe que el periodista fue llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada. Los otros periodistas que integraron la agencia tuvieron que exiliarse.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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