La joven le pregunta si le parece bien el hecho de que las mujeres pobres se vean orilladas a meterse un gancho por la vagina para realizarse un aborto, dado que no cuentan ni siquiera con el apoyo de la iglesia —en esta escena el gesto del papa es temible, como si estuviera oliendo materia fétida.
Por: @EvoletAceves
Me tomó por sorpresa el documental Amén. Francisco responde, el cual se estrenó a través de la plataforma Disney+. Supuse que sería un documental simplista y mocho, pero no fue así.
Entre los temas que se abordaron están los siguientes: migración y racismo, aborto, personas trans y no binarias, feminismo, pedofilia, bulimia, pornografía.
El documental consiste en un encuentro del papa Francisco con diez jóvenes, hispanohablantes en mayor o menor medida, que rondan entre los veinte años, y quienes hacen preguntas al máximo clérigo para que sean respondidas desde su punto de vista.
Los directores del documental claramente hicieron un proceso de reclutamiento con los jóvenes que ahí aparecen, en vísperas de que el conversatorio resultara polémico para la audiencia.
Si bien, eligieron a personas con vivencias variadas y con temas que son necesarios poner sobre la mesa y sobre todo visibilizarlas, creo que hubo un sesgo importante en cuanto a la proveniencia geográfica de les participantes, dado que más de la mitad —seis— son de nacionalidad española o viven en España, lo cual marca una línea limitada en términos territoriales, y por ende vivenciales.
En el grupo también hay una peruana, una argentina, una colombiana, y una estadounidense de padres inmigrantes de la India. De Brasil y México, los países con mayor número de fieles católicos en el mundo —170 millones y 111 millones, respectivamente—, no hubo nadie. Curiosamente, y en el mismo orden, ambos son los países con mayor número de transfeminicidios a nivel global. Me hubiera gustado ver a una mujer trans entre aquellos jóvenes.
Entre les españoles había una mujer lesbiana y una persona no binaria, esta última le preguntó si él ve un espacio en la iglesia para las personas trans, no binarias y el colectivo LGBT, a lo que éste respondió: “Toda persona es hijo de Dios, Dios no rechaza a nadie, Dios es padre. Yo no tengo derecho de echar a nadie de la iglesia […] la iglesia no puede cerrarle las puertas a nadie”, le joven insistió, preguntándole qué mensaje le da a aquellas personas que promueven el odio utilizando la biblia para sustentar sus discursos de odio, a lo que el papa respondió: “aprovechan la escuela de la iglesia para sus pasiones personales, para su estrechez personal, esas ideologías cerradas, que en el fondo toda esa gente tiene un drama interno, un drama de incoherencia muy grande, viven para condenar a los demás porque no saben pedir perdón por sus propias faltas. Ese tipo de condenas son incoherentes”.
Sin duda un excelente mensaje para las personas e instituciones —incluyendo a los partidos políticos de extrema derecha y a las personas de ideologías extremistas— que sustentan sus discursos de odio desde el catolicismo.
Tal vez fue la respuesta más acertada a lo largo del documental. Sobre las respuestas que dio a los demás jóvenes, a base de eufemismos y sugerentes comentarios entrelíneas, hay bastante que cuestionar.
La joven estadounidense de padres inmigrantes de la India habló sobre el racismo del que ha sido víctima, a lo que el papa contestó: “El migrante tiene que ser recibido, acompañado, promovido e integrado”, sin embargo, finalizó su respuesta de una manera bastante conveniente para los fines morales y económicos de la iglesia a nivel internacional, al hacer referencia a ciertos países que han tenido actitudes deplorables hacia los inmigrantes: “…no los quiero mencionar para no tener problemas diplomáticos”. Pues claro, si los evidencia, hay repercusiones económicas para la iglesia. Esta última frase habla mucho sobre los intereses que a la fecha prevalecen en el catolicismo aun a costa, por encima, de los derechos vitales de las personas vulneradas.
La joven de Argentina es católica, catequista y feminista. Le entregó al papa, respetuosamente, un pañuelo verde con las palabras A B O R T O. Le externó su profunda preocupación por que la iglesia rechaza a las mujeres que abortan, no está de acuerdo con que la iglesia satanice y despoje cruelmente de su cobijo a las mujeres que abortan. La joven le pregunta si le parece bien el hecho de que las mujeres pobres se vean orilladas a prácticas inseguras como meterse un gancho por la vagina para realizarse un aborto, dado que no cuentan ni siquiera con el apoyo de la iglesia —en esta escena el gesto del papa es temible, como si estuviera oliendo materia fétida.
Entre las respuestas que el papa le dio, cito las siguientes, que me parecieron preocupantes y más que alejadas de llegar a una conciliación con el aborto: “A uno, por más pecador que sea, el señor no lo deja nunca”, “Al mes de la concepción ya está delineado el DNA, no es un montón de células, es la vida”, “¿es lícito alquilar un sicario para que elimine una vida humana para resolver un problema?”, “a una mujer que aborta no hay que mandarla al infierno de golpe”.
¿Hay que mandarla lentamente?
En otras palabras, para el papa la mujer que aborta es pecadora, la mujer que aborta es sicaria y asesina. Punto.
La misma joven también le preguntó si cree que algún día cree que una mujer llegue a ocupar el cargo papal, a lo que éste respondió que en la iglesia hay “dos principios: en el ministerio están los hombres; en la maternalidad, mucho más importante todavía, están las mujeres, la promoción de la mujer va en su propia vocación de mujer, no en un machismo ministerial, porque si no, disminuiríamos a la mujer…”, asimismo, le dijo que, en el fondo, esta situación “te acompleja”.
Sus respuestas son todas como la figura-fondo de Rubin, dice luz para no decir sombras.
¿Qué es eso de machismo ministerial? Y todavía tiene el descaro de llamarle acomplejada.
Uno de los jóvenes españoles sufrió abuso, cuando era niño, por parte de un sacerdote. En su respuesta, el máximo exponente de la iglesia no dijo nada que no se haya dicho, lo lamentó y asegura que ya se están tomando medidas para que no suceda más.
La joven colombiana es madre y creadora de contenido pornográfico que vende a sus clientes a través de internet. El papa Francisco, en su respuesta, compara la venta de contenido pornográfico con drogas: “Si vos a través del medio vendés drogas, estás intoxicando a la juventud o haciendo contactos mafiosos, estás haciendo daño…”, “la pornografía y la droga disminuyen a la persona”.
Hace ver a esta joven no sólo como incitadora del deseo —como si la libido fuera una ponzoñosa vena que corroe al ser humano—, sino que asemeja sus actos con la droga y con la mafia.
Entre la conversación con el grupo salió el tema de la masturbación, a la cual dio una respuesta semejante: «El expresarse sexualmente es una riqueza, entonces todo aquello que disminuya la real expresión sexual te disminuye a vos también, te parcializa y te empobrece esa riqueza. El sexo tiene su dinámica y su razón de ser. La expresión del amor es probablemente el punto central de la actividad sexual. Todo aquello que te lo saque de esa dirección te disminuye la actividad sexual».
Para mediar el asunto, hubo una joven española, fiel creyente del catolicismo, quien se mostró tanto o más espantada que el papa con los temas abordados por el resto del grupo.
Este papa es un estratega reconocido por su supuesto progresismo, y me parece importante que haya un diálogo con los jóvenes, aunque en su mayoría sean de España.
Me hubiera gustado ver a personas que no necesariamente hablaran español también. No obstante, la idea es buena y se abre un espacio que antes no había.
En fin, sus respuestas dejan bastante clara su postura respecto a los temas abordados durante la conversación, lamentables en su mayoría, bien intencionadas para quienes buscan el camino de la fe a través del catolicismo, mas no suficientes, como bien se puede ver. El documental, aunque limitado, sin duda fue un acierto mercadotécnico ($) para sus creadores y para Disney+.
Instagram: @evolet.aceves
Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.
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