Aguacate michoacano: el “oro verde”, manchado de rojo y de ceniza

19 abril, 2020

Los incendios en la zona aguacatera de Michoacán son recurrentes en época estío. A veces son accidentales. Muchas otras, son intencionales, y con un sólo propósito: abrir más tierras al cultivo de aguacate. Se calcula además que la mitad del territorio del monocultivo es ilegal

Texto: Rafael Malpica

Fotos: Jonatan Malpica

MORELIA, MICHOACÁN.- El incendio forestal comenzó el lunes, en las partes bajas del cerro de los Tres Picos, en Tacámbaro. En menos de cuatro días, afectó  1 mil 100 hectáreas de bosques de pino, encino, acahual y pastizal que serpenteaban sobre el Eje Neovolcánico Transversal. Se sabe que fue provocado. El incendio desplazó y mató fauna salvaje y ganado menor. No hay personas lesionadas y tampoco culpables… hasta ahora.

La historia es recurrente, cíclica. En temporada de estío, los campesinos ejidatarios, y pequeños propietarios, tumban la maleza, rozan los campos y queman desechos vegetales. Esta es una práctica ancestral para preparar la tierra. Pero con ciertas condiciones eventuales –como un cambio en la dirección del viento, o un descuido de los labradores–, un incendio puede propagarse y, de hecho, así sucede. 

Bosques en cenizas

En Tacámbaro, como en muchos municipios michoacanos que comprenden la franja de cultivo de aguacate, los incendios pueden no ser accidentales. Y es que al amparo de estas prácticas agrícolas, se provocan incendios en terrenos de vocación forestal, para obligar al cambio de uso de suelo. Así han inducido la siembra de las diferentes variedades de un frutal mexicano de alto valor en el mercado: el aguacate (Persea americana). Esta es una planta angiosperma de la familia Lauraceae, nativa de América del Norte (y específicamente de la región mesoamericana), de la que se han desarrollado múltiples variedades de alto valor comercial.

Los números alegres del monocultivo

Michoacán cerró 2018 con una producción de 1 millón 668 mil 356 toneladas de aguacate. La cifra representó el 76.3 por ciento de los 2 millones 186 mil 376 toneladas de todo el país. 

Esto, según reporte fechado en abril de 2019 del Centro de Información de Mercados Agroalimentarios (CIMA), dependiente de la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA) de México.

Y para el año siguiente, la entidad rompió su propio récord. Otro estudio, esta vez del Servicio de Información Agroalimentario y Pesquero (SIAP) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), concluyó que, en 2019, Michoacán produjo un millón 725 mil toneladas de aguacate. Es decir, un aumento de 3.4 por ciento del volumen de producción en 2018. 

De acuerdo a la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario estatal, aquí en Michoacán se cultiva casi el 80 por ciento de la producción nacional de aguacate (76 % en realidad).

Esto tiene un valor de exportación de casi 2 mil 400 millones de dólares, sin considerar el valor de la venta en el mercado nacional.

Y además implica un voluminoso mercado de trabajo

La Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario de Michoacán, confirmó el año pasado que, en la entidad, operaban 40 mil productores de aguacate. Estos generan más de 16 mil 800 empleos fijos al año, y 70 mil plazas temporales, especialmente pizcadores.

Exportación, deforestación y crimen

Como se mencionó arriba, el monoculitvo en Michoacán deja divisas por algo menos de mil 400 millones de dólares. Y embarca aguacates a Estados Unidos, Canadá, Japón, China, y diferentes países de europeos y centroamericanos.

La entidad ocupa el primer lugar mundial en la producción de aguacate y de berries. En contraparte, esta producción provoca los mayores problemas ambientales, al inducir la pérdida de cubierta vegetal y el cambio de uso de suelo. Es, además, una actividad agroindustrial en la que es más frecuente y evidente la presencia de grupos de delincuencia organizada, que ha diversificado sus “unidades de negocios”. 

Los territorios ilegales

Actualmente el SIAP estima oficialmente que la superficie legalmente sembrada de aguacate en Michoacán oscila entre 158 mil 804 y 167 mil 745 hectáreas.

Sin embargo, hace un año, el 29 de marzo de 2019, el gobernador Silvano Aureoles, admitió que la mitad de las 200 mil hectáreas de cultivo de aguacate que se encuentran en el estado, son irregulares, y prometió poner orden al tema de cultivo de aguacate y también de berries.

Dijo que “… los intereses a medio plazo han generado dificultades grandes ya que el factor económico ha predominado sobre el ambiental. Como lo es el tema del cultivo de aguacate donde son 200 mil hectáreas las que se encuentran en el estado y de éstas, 50 por ciento está en condiciones de ilegalidad e irregulares”.

Entre 60 y 100 mil hectáreas de aguacate en Michoacán son ilegales, dijo el gobernador michoacano. Y acusó que “… no tienen permisos de cambio de uso de suelo, ni de impacto ambiental. Y a la brava se derribaron los árboles y metieron aguacate, como si fuera un territorio sin ley. De ahí, que se tiene que ordenar dicho cultivo de aguacate a la par de ordenar el cultivo de berries para establecer criterios básicos, en donde no están contra de la producción sino de impacto ambiental que generan”.

En estos momentos en realidad nadie sabe cuál es la superficie total cultivada con aguacate. La superficie legal, y el territorio ilegal.

Aureoles lo dijo hace un año, el 29 de marzo de 2019 en Morelia… pero el problema persiste.

Los bosques arrasados

Un perro, varios, ladran a lo lejos. La polvareda que levantan las aspas de un helicóptero de la Guardia Nacional marca la ruta de un sobrevuelo de las autoridades del gobierno federal, y militares, para evaluar la magnitud del desastre en Tacámbaro. El cielo azul, de pronto, se corta con una densa columna de humo gris, con partículas de vegetación carbonizada. Más allá, desde el aire, el impacto visual es claro. Las llamas consumen todo a su paso, o lo harán en breve. Por eso las autoridades aceleran las tareas y el envío de efectivos. La lucha contra el fuego es contra reloj. 

Paradójicamente, este incendio podría generar beneficios. Los incendios forman parte de los ciclos naturales, porque facilitan la germinación de semillas de árboles forestales. Si se evitara la siembra de aguacate o de otros cultivos de valor alimenticio, el predio iniciaría de cero sí, pero con amplias posibilidades de asentar una colonia de vegetación secundaria –un acahual–. Con los años, se restablecería la cubierta forestal original. Pudiera no estar perdido, todo.

Si no se sembrara monocultivo.

Ante el incendio de Tacámbaro, el gobierno de México, activó el Plan DN-III-E. Este  es un Plan de Auxilio a la Población Civil en Casos de Desastre, y es operado por la Secretaría de la Defensa Nacional, que esta vez desplegó elementos para auxiliar en las labores de seguridad, y de combate al fuego.

Operaciones militares

Roberto Pantoja Arzola, delegado estatal de los Programas para el Bienestar en Michoacán, gestionó ante la Sedena el envío de dos helicópteros Mi-17. Estos son fabricados por la empresa rusa Mikhail Mil, y cuentan con equipo adecuado para el desplazamiento de 1 mil 800 litros de agua y productos químicos que inhiben el fuego. 

El Mi-17 es un helicóptero bimotor, de 18.30 m. de largo, 5.65 m. de alto, y un techo de servicio de hasta 19 mil 500 pies. Tiene un peso máximo de despegue de 14, mil kg., y en México y el mundo, se usa para misiones diversas, como transporte aéreo de personal y de carga; transporte de carga externa; aplicación del plan DN-III-E; operaciones aéreas especiales; búsqueda y rescate; evacuación aeromédica, y extinción de incendios.

Otra parte del apoyo militar a las acciones para combatir los incendios forestales, y particularmente en Tacámbaro, recae en el general brigadier DEM Fidel Mondragón Rivero. És es encargado de coordinar toda la estrategia de seguridad de la Guardia Nacional, en territorio michoacano.

De allí la necesidad de evaluar esta conflagración, para establecer la estrategia correcta de contención. Por eso hoy, 16 de abril, los representantes del gobierno mexicano sobrevolaron la zona.

Vigilancia

En esta zona existen grupos de delincuencia relacionados con la tala forestal, los enervantes y cultivo ilegal de aguacate. Y aquí, al menos 100 elementos de la Guardia Nacional acantonados en Ario de Rosales, se concentraron para sumarse a las tareas de control del fuego.

Ahora mismo, el incendio es combatido con elementos de la Sedena, brigadistas de la Comisión Nacional Forestal, de la Comisión Forestal del Estado de Michoacán, y en acciones de seguridad y vialidad, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán, de la policía municipal de Tacámbaro, y de la Coordinación de Protección Civil estatal.

El gobierno de Michoacán, anunció que la Fiscalía General del Estado realizará las investigaciones para descubrir la identidad de los responsables de este incendio, que serían puestos a disposición del ministerio público federal.

Michoacán en llamas

De acuerdo a la autoridad forestal estatal, en la presente temporada de incendios –que apenas inicia-, en la última semana, al menos 2 mil hectáreas fueron afectadas por el fuego.

En Morelia, la capital de Michoacán, se han atendido dos incendios por quema de pastizal. Y en el ejido Santiago en el municipio de Tuxpan, sigue activo desde hace 10 días un incendio forestal que ha devastado 600 hectáreas de bosque y pastizal; las labores de combate continúan.

Además de eso, en las inmediaciones de la ciudad Uruapan y Capacuaro, –una zona eminentemente aguacatera–, se incendiaron 300 hectáreas. Presumiblemente las pretenden utilizar para la siembra de aguacate.

Incendios forestales y aguacate… y berries

La temporada de incendios forestales en Michoacán, apenas comienza. De acuerdo a los pronósticos meteorológicos, los meses de abril, mayo y junio serán muy cálidos, y se le agrega la sequía temporal que se abate por buena parte de México. 

En Michoacán, un elemento de mayor peso es la necesidad de ampliar la superficie de cultivo de aguacate; y otros productos como arándano y berries (fresas y zarzamoras). También, está la necesidad de atender necesidades del desarrollo urbano habitacional.

Lo que sigue

En Michoacán, la quema de bosques, pastizales y acahual, sigue. Los incendios forestales provocados, para ampliar la superficie de cultivo, siguen. El cambio de uso de suelo, sigue. Las operaciones de siembra ilegal de aguacate, siguen. La mezcla de aguacate legal e ilegal, para comercializarse en el extranjero y en el mercado interno, sigue. La contaminación por pesticidas, fungicidas y fertilizantes químicos, sigue. Los cánceres de piel, tejido y sangre entre la población dedicada al cultivo de aguacate, siguen. Los abortos espontáneos en mujeres expuestas a esta contaminación, siguen. El flujo de dinero legítimo e ilegítimo del aguacate michoacano, sigue. El control de la actividad agroindustrial por parte de grupos delictivos, sigue. No hay detenidos; la impunidad de los culpables, sigue. La ilegalidad sigue. El “territorio sin ley”, en el ámbito del cultivo de aguacate, sigue. El discurso político sobre la ilegalidad de los cultivos de aguacate en Michoacán, ése, ese no sigue.

Y nadie habla del lado más oscuro del aguacate, de esta agroindustria llamada “oro verde”, que genera empresas, prosperidad, riqueza, empleo, estabilidad; pero al mismo tiempo, pobreza, marginación, miseria, contaminación, muerte, desertificación, escasez de agua potable, y una crisis ambiental de nivel insospechado. El aguacate michoacano, el “oro verde”, es un cultivo manchado de sangre y de muerte. En Michoacán, todo el mundo lo sabe. Y todo el mundo lo calla… también.

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