Abeja pequeña, el descubridor de Bonampak

3 junio, 2022

Estas son las pinturas mayas mejor conservadas del mundo, se le considera la Capilla Sixtina de América” (aunque la Capilla Sixtina no podría ser el Bonampak de Europa, usted sabe por qué). Pero más allá de la soflama aquí cuento la historia, poco conocida, de cómo fue descubierto este asombroso sitio.  

@ignaciodealba

Todos la llamamos Bonampak. A los extranjeros y turistas se les ofrece como una visita obligada al “mundo maya”. Pero no fueron los habitantes de la región quienes la nombraron, en realidad nadie sabe cómo llamaban los antiguos este sitio. Fue el norteamericano Sylvanus Morley quien decidió bautizar las ruinas con el nombre de Bonampak; vocablo que significa “muros teñidos”. 

Ahora hay hoteles Bonampak, restaurantes Bonampak, calles Bonampak, escuelas Bonampak, ron Bonampak, muebles, edredones y cosméticos rubor Bonampak. Un camino no muy distinto ha recorrido todo lo que llamamos maya. Los antiguos de estos lugares nunca se reconocieron con ese nombre. Fue mucho tiempo después, con la llegada de los antropólogos, que llegó el designio. Ahora hasta tren maya va a haber y va a traer “desarrollo”. 

Llego a Bonampak en coche, pero la entrada al sitio está reservada. El lugar arqueológico está en la selva Lacandona y solo a través del permiso de la comunidad se puede entrar. La autorización se reduce a un pago de 85 pesos por persona. El guía es Erik, un veinteañero delgado, de ojos rasgados. Habla entre lacandón y español. O más bien, estructura en lacandón y habla en español. Así que hay frases graciosas. Marcos, un compañero de él, explica que su papá cazaba venados. “A mí me crecieron con carne”, dice.

Le pregunto a Erik por qué a él no le pican los mosquitos (los enjambres deforman los brazos de los turistas). El chico responde: “es que a mí ya me conocen”. 

Erik dice que quiere ser doctor porque en su comunidad no hay médicos ni hospital, que todos sobreviven gracias al paso de los turistas. Incluso él se ha convertido en un experto vendedor. Ofrece tours a todos lados y acierta a vender lo que los turistas quieren: paseos por la selva, dormir con las comunidades, venta de artesanías y de comida tradicional. Todo tiene un precio, a todo le saca raja. 

Aún así la subsistencia de su familia es casi tan pobre como cuando su bisabuelo José Pepe se dedicaba a cazar y encontró uno de los sitios arqueológicos más importantes del continente.

Todos por aquí conocen la historia de José Pepe Chambor (el apellido significa abeja pequeña en lacandón). Erik relata que su bisabuelo se dedicaba a la cacería para mantener a su familia. En una ocasión avizoró un venado muy diferente a los que abundan en la región. Era blanco y José Pepe fue seducido por aquella criatura, así que la siguió. Erik cuenta que aquel animal tenía una inteligencia fuera de lo común, porque lograba burlar al hábil cazador. Finalmente, el venado guío a José Pepe hasta los muros de una ciudad perdida. 

Más de mil años después de su abandono, José Pepe Chambor y su compañero, Acasio Chan, redescubrieron el lugar. Ambos guiaron en 1946 a Carlos H. Frey, quien lo hizo público. 

Bonampak está construido sobre la ladera de una montaña. El sitio arqueológico es importante, pero no más impresionante que ciudades como Calakmul o Uxmal. Lo que lo hace particularmente interesante son las pinturas murales que forman parte de tres recámaras, únicas en toda Mesoamérica. La calidad de conservación es tan buena que las representaciones de la guerra y de momentos religiosos se distinguen a simple vista. 

Los colores y diseños cuentan la historia de la última familia reinante de Bonampak, encabezada por el rey Chan Muwan II y su esposa la Dama Conejo. Se cree que las escenas pintadas fechan acontecimientos de los años 790 y 792 d.C. Se sabe que la ciudad fue abandonada poco tiempo después. En unos meses la selva se comió la ciudad, las hierbas se enraizaron y los animales volvieron a la acrópolis. 

Antes de que Bonampak fuera descubierto se pensaba que las antiguas poblaciones de la región eran pacíficas y que eran gobernadas por sacerdotes astrónomos. Pero la temática de las tres recámaras son bélicas. En el primer cuarto aparece Chan Muwan II con un rico atavío, también están presentes los señores principales y sus corte, que lo acompañan momentos antes de bajar al inframundo para realizar una danza; en la segunda recámara se retrata una terrible batalla en la que hay cautivos; la tercera cámara muestra al gobernante y a la nobleza festejando la victoria después de la guerra.

Por la especialización utilizada en el lugar se cree que había una escuela pictórica en la región. El dominio sobre los colores y la técnica de las geometrías hacen creer que en la zona pueden existir más sitios como Bonampak. Aunque hasta el momento no se han encontrado. La selva es aún impenetrable.

Le pregunto a Erik si conoce otras zonas arqueológicas fuera de Chiapas y asegura que no. Explica que le gustaría conocerlas. Que ahora no puede, que tiene que ocuparse de traer turistas a Bonampak, que él lo que quisiera es estudiar medicina. 

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).