Los legisladores deben cambiar la Norma Oficial Mexicana 186 para que lo que se vende como chocolate efectivamente lo sea, que sea rico en cacao y, con ello, que sea saludable
Twitter: @eugeniofv
La chocolatería La Rifa y otros aliados se preparan para pasar a la ofensiva en defensa del chocolate, del cacao y de nuestra salud, como contó en Pie de Página Arturo Contreras Camero. Al hacerlo están también luchando por las selvas del sur y del sureste mexicanos, por los campesinos y por un montón de saberes ancestrales, porque si se cubren las plantaciones de cacao con la sombra de los árboles de la selva pueden convertirse en la punta de lanza de la restauración forestal.
A pesar de la importancia cultural e histórica del cacao en México, desde hace al menos cuatro décadas que el país produce bastante poco. Suele decirse que la plaga de moniliasis que redujo la producción más o menos a la mitad en torno a 2005 fue el golpe que llevó el cultivo a la crisis, pero en realidad desde al menos 1980 la superficie sembrada no superaba las 100 mil hectáreas, según información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Entre 2010 y 2019 en México apenas de produjeron unas 27 mil toneladas anuales de este cultivo, cuando Ecuador, por ejemplo, produce más de 320 mil.
Está el problema, además, de que el consumo de cacao en el país es bajísimo, y con duplicar esa producción bastaría para satisfacer la demanda nacional. Como explicaron los chicos de La Rifa a Contreras Camero, los grandes consorcios de las golosinas no usan apenas chocolate, sino más bien cocoa en polvo que importan de otros países. En ese sentido, la ley les permite a los grandes consorcios dulceros engañar a los consumidores: lo que les venden no es chocolate, sino manteca vegetal con un poquito de cocoa y un montón de aditivos.
Corregir esta pobre situación no es solamente urgente porque no podemos dejarnos ni dejar a nuestros niños en manos de una industria alimentaria que dice que vende chocolate cuando lo que vende son azúcares procesadas, sino también porque el cacao, como el café, puede ser la primera línea de ataque en la ofensiva para recuperar las selvas tropicales del país.
Ocurre que al cacao le gusta la sombra de otros árboles. Algunos estudios han mostrado que una cobertura de hasta el 60 por ciento no solo no afecta su productividad, sino que más bien ayuda a mejorarla. En México, además, el investigador Gicli Suárez Venero y sus colegas encontraron que los productores de cacao que usan sombra siembran hasta 35 especies distintas para ello, lo que contribuye a conservar la biodiversidad del país y a sacar carbono de la atmósfera. Suárez Venero y sus coautores hallaron también que los árboles de sombra ayudan a fijar nutrientes que necesitan otras plantas cercanas a ellos y pueden producir ellos mismos otros frutos que se comercializan, como es el caso del zapote, con lo que los beneficios económicos para los productores son aún mayores.
Todos estos beneficios de la sombra traen otra ventaja importantísima: requieren de menos insumos, que suelen ser caros, y permiten sustituirlos con trabajo. Esto, en zonas como las cacaoteras, en las que hay poco dinero y mucho desempleo, es crucial.
En cierta forma, el programa Sembrando Vida pretendía ayudar a impulsar la producción de cacao de sombra, entre otros cultivos, pero su ejecución ha dejado mucho que desear y el hecho de que no se ataque el lado de la demanda en la ecuación lo rinde prácticamente inútil como programa de restauración. Será más bien a través de iniciativas como la de La Rifa que se abra la puerta para lograr una verdadera transformación de la economía nacional.
El mandato de los legisladores está claro: deben cambiar la Norma Oficial Mexicana 186 para que lo que se vende como chocolate efectivamente lo sea, que sea rico en cacao y, con ello, que sea saludable. Al tiempo, a Sader, a la Secretaría de Medio Ambiente y a la Comisión Nacional Forestal les toca abonar para que la nueva demanda que surja se satisfaga con una oferta sustentable, campesina, de sombra. Pueden empezar por recuperar el programa de Pago por Servicios Ambientales del Bosque, tan maltratado por los recortes.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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